Resumen
2 personas que se odian + un bebé llorón = Un problemón muy llorón.
Esa es la situación de Sasuke y Sakura, dos jóvenes enfrentados por sus diferencias.
Sakura Haruno, una chica de 25 años que vive en la ciudad de Osaka en Japón, es transferida a la gran ciudad de Tokio para trabajar como médico profesional en el mejor hospital de la ciudad. Sólo tiene un problema: ni su familia ni ella tienen el suficiente dinero como para comprarse ni siquiera un pequeño apartamento. Por eso decide compartir piso…
Sasuke Uchiha, un chico de 26 años que vive en la ciudad de Tokio, es propietario empresario de las grandes E.M.U (Empresas Mobiliarias Uchiha) junto con su hermano mayor Itachi Uchiha quien se encarga también de la empresa desde EE.UU. Se verá obligado a compartir su tranquilo y preciado apartamento con una verdadera “molestia”, según él…
Toda esta situación se complica cuando alguien deja al pequeño Shouta de casi 2 años de edad delante de la puerta de su apartamento.
Esta historia será una comedia romántica, donde los tríos amorosos e incluso los “cuartetos amorosos” pondrán a prueba la complicada relación que hay entre estos dos personajes, acompañados por situaciones divertidas y alocadas.
Parejas que aparecerán en esta historia:
-SasuSaku (Pareja principal)
-NaruHina
-ItaKo (Itachi y Kohana “personaje inventado por mí”)
-PainKon (Pain y Konan)
-SuiKa (Suigetsu y Karin)
-SasuKa (Sasuke y Karin, lo siento T.T a mí también me ha costado admitirlo)
-SasoSaku (Sasori y Sakura)
-JuuSaku (Juugo y Sakura)
lunes, 30 de julio de 2012
¡Un problemón muy llorón! <> CAPÍTULO 8
-Mm… -murmuró Naruto mientras se llevaba la mano a la barbilla, en una pose pensativa- Mejores amigos… Que quieres que te diga, a mí me da mala espina –declaró Naruto.
-A mí también –respondió Sasuke sentado en su sillón, organizando unos papeles sin ganas.
Sasuke le había contado a su mejor amigo lo que pasó la otra noche con Sakura y la implicación de su mejor amigo, Sasori. Naruto había escuchado atentamente lo que le decía su amigo, y mucho más por la forma en que lo estaba narrando. Sasuke se veía molesto y algunas veces con gesto desolado y angustiado, a medida que le contaba sus preocupaciones sobre Sakura y aquel chico. Sasuke se pensaba que él no se daría cuenta; pensaba que para su amigo Namikaze, iba a pasar desapercibido, demostrando indiferencia. Pero sus cambiantes tonos de voz le delataban.
Naruto se encontraba de pie delante del gran escritorio de Sasuke, observando minuciosamente sus reacciones. El pelinegro suspiraba y resoplaba cada dos por tres, organizando y firmando papeleo sin parar. Naruto había ido a ver si podía ayudarle, pero se había tenido que conformar con el papel de amigo, esperando a que le diese su punto de vista sobre el tema que se le planteaba.
Aquella mañana, Sakura había recibido un mensaje de Sasori, diciéndole que la iba a recoger a la hora de su descanso para ir a almorzar juntos. Por lo tanto, Sakura le dijo a Sasuke que no la recogiera para pasar por casa de sus padres a recoger a Shouta, que fuera él, y que Sasori se encargaría de llevarla a casa.
Aquello le sentó como una patada en el estómago. Ahora que estaba tan cerca de Sakura, de su afecto y cariño, aparece su “mejor amigo” y arrasa su terreno nada más llegar. Sin conocerle, ya le estaba pareciendo que aquel pelirrojo quería ganar terreno, en el “suyo” propio.
Naruto sonrió traviesamente. Algo se le había ocurrido y lo iba a poner en marcha ahora mismo. Carraspeó la garganta, y frunciendo levemente el ceño para mostrar desinterés, dijo:
-Bueno, pero que se le va a hacer… Ella estará muy contenta de que se haya vuelto a reencontrar con su mejor amigo de la infancia, ¿no? –dijo con desdén, apoyándose en el borde de la mesa y cruzando los brazos, dándole la espalda a Sasuke.
Sasuke paró de colocar unos papeles, para levantar la mirada y mirar a su amigo con una ceja levantada. Naruto sonrió de medio lado al ver la reacción de Sasuke.
-Sí, pero… Acabas de decirme de que te da mala espina, y ahora... –balbuceaba Sasuke mirando alternativamente a Naruto y al papeleo, quedando muy confuso por lo que acababa de decir su amigo. Finalmente frunció el ceño, más confuso de lo que estaba antes. No sabía que pensar. Se levantó, y dándole la espalda al escritorio, comenzó a observar el paisaje que había detrás de la enorme cristalera- Bah… Tú mismo lo has dicho Naruto, “mejores amigos de la infancia”; lo que me preocupa es que ellos ya no son unos niños –sentenció serio, revelando la información que tanto ansiaba Naruto.
Sonrió y se volteó para acercarse un poco a Sasuke.
-Entonces, te preocupa la relación que hay entre ellos –dijo con voz insinuante.
Sasuke le miró de reojo, desconfiadamente.
-No… No es eso –dijo finalmente, dudando un poco- Es solo que no quiero que descuide a Shouta, por estar más pendiente de Sasori –dijo con tono molesto mientras se metía las manos en los bolsillos del pantalón- Además, se supone que debemos cuidarlo los dos juntos, para eso lo hemos “tenido” –susurró la última palabra, con un leve rubor llenándole las mejillas.
Se le hacía difícil hablar de Shouta como si no fuera su propio hijo, aun cuando juró y perjuró firmemente que no lo iba a hacer. A aquellas alturas, ya se había resignado a hacerlo.
-¡Ya está! ¡No me digas más, amigo! –exclamó exaltante Naruto, haciendo que Sasuke le mirara extrañado- ¡Estás celoso! –aclaró como si le estuviera diciendo algo obvio al pelinegro.
Reinó un completo silencio. La cara de expectación de Naruto y la cara de sorpresa de Sasuke, se miraron unos segundos, antes de que Sasuke profiriera un bufido y comenzara a reírse con ganas. Ahora era Naruto el sorprendido. No supo por qué su amigo reaccionó así.
-Jajaja, ¡yo! ¡Celoso! Jajaja –se encorvaba sobre sí mismo, cogiéndose de la barriga- ¡Jajajajaja! –reía sin parar Sasuke, saltándosele las lágrimas.
Sin duda, había hecho que a su amigo le entrase un grave ataque de risa. Aquella era una de las pocas veces que Sasuke reía abiertamente y siempre que ocurría, incitaba a los que le escuchaban o veían a que riesen también. Naruto no fue una excepción. Era uno de los “dones”, por así decirlo, que tenía el pelinegro.
-Ja, lo digo en serio, Sasuke, jaja, estás muy celoso, jaja –decía entre risa y risa Naruto, cuando ya llevaban unos minutos riéndose.
Ya parecía que volvían a recomponerse. Pero entonces Sasuke, volvió a escuchar lo que dijo Naruto y conteniendo al principio las ganas de reír, no pudo, y volvió a estallar.
-Crrfffjjjajaja –volvió a reír intentando controlarse- Jajaja, Naruto, por favor, ¡no me hagas reír! Jajaja, ¡celoso! ¡Jajajaja!
-Venga, Sasuke, deja de burlarte y admítelo –dijo sonriendo Naruto divertido.
Esperó a que Sasuke parara y se recompusiera. Jadeando, Sasuke encaró a Naruto con una mirada fiera, lejos de ser la mirada risueña de antes.
-No te lo crees ni tú, dobe –dijo entrecortadamente, intentando recuperar la respiración normal.
-El que no puede creerlo eres tú, teme –contestó Naruto todavía sonriendo, acercándose a él y poniendo una mano en su hombro- Eres tan orgulloso que no admites que te preocupa y enfurece que entre Sakura y Sasori haya algo más que amistad; que Sakura te deje, a ti y a Shouta; que se vaya de tu vida –dijo Naruto comprensivo, mirando fijamente a los ojos oscuros de Sasuke.
Otra vez, el silencio se hizo entre los dos amigos. Los dos se miraban, sopesando la verdad y la realidad, con las suposiciones e insinuaciones.
¿Era verdad lo que le decía Naruto? ¿Estaba celoso? ¿Preocupado? ¿Enfadado y enfurecido? Podría ser que sí, o podría ser que no. No sabía ni lo que él mismo pensaba o sentía, o las dos cosas a la vez. ¡Ah! ¡Es tan frustrante cuando no sabes algo y estas, a la vez, tan confuso!
-Yo… No sé, estoy confuso, Naruto –admitió Sasuke relajando los músculos con rendición. Naruto suavizó su semblante- Sí, me molesta que Sakura tenga a alguien más que la haga feliz, y que la conozca mejor que yo… Me incomoda toda esta situación, eso es todo –dijo con tono impotente.
-Ay, amigo, esto no te estuviera ocurriendo si te hubieras enamorado antes –dijo en suspiro Naruto, dándole unas palmaditas de ánimo en la espalda.
-¿A qué te refieres, dobe? –preguntó Sasuke entrecerrando los ojos.
-A nada –dijo sonriendo enigmáticamente. Sabía que Naruto quería decirle algo con aquella frase- Por cierto, ya que estamos hablando sobre problemas amorosos… –dijo apoyando la mano en el escritorio, e impulsándose, se encaramó encima de la mesa, cruzando las piernas. Sasuke puso los ojos en blanco, pensando que su amigo era bastante insistente con el tema- Estoy pensando en proponerle matrimonio a Hinata –dijo en un tono más serio.
A Sasuke le cogió desprevenido la noticia. Se acercó con los ojos bien abiertos a su rubio amigo.
-¿En serio? No me lo esperaba –dijo con una leve sonrisa en sus labios.
-¿Tú crees que aceptará? Aun no estoy seguro de hacerlo; no quiero incomodarla –dijo sonriente. Se rascaba la nuca, un poco abrumado por la noticia.
-¡Pues claro que aceptará! Lleváis viviendo juntos cuatro años, dobe, tiempo suficiente como para haberos podido casar ya; hazlo y punto. Hinata estará muy emocionada –dijo con voz segura, dándole ánimos. Se sentó en el sillón y miró a Naruto sonriente.
-¡Tienes razón! ¡Gracias, Sasuke! –agradeció Naruto bajándose de la mesa y guiñándole un ojo. Sasuke asintió, aceptando sus agradecimientos. Comenzó a sonar su móvil- ¡Oh! ¡Lo siento, teme! Me tengo que ir. ¡Hablamos luego! ¡Adiós! –se despidió alegremente, sin dar tiempo a que se despidieran de él, como hacía siempre.
-¡Espera, Naruto! –gritó Sasuke. Se volvió a abrir la puerta y se asomó la cara expectante y alegre de Naruto. Sasuke sonrió- Felicidades por la decisión –felicitó amistosamente.
Naruto soltó una carcajada, emocionado. Después miró a Sasuke.
-¡Espero que el próximo seas tú, teme! –exclamó sacándole la lengua y volviendo a cerrar la puerta. Otra vez, Sasuke no pudo despedirse.
Sasuke suspiró.
Confuso como no lo había estado en su vida, volvió a trabajar con el papeleo, pensando en todo lo que había pasado desde que Shouta llegó a sus vidas hasta aquel día después de la aparición del mejor amigo de Sakura, el cual había hecho que reconociera sus verdaderos sentimientos de una forma muy “molesta”.
+++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
Los días pasaban, y la cercanía de Sasori con respecto a Sakura era muy notable. Cierto pelinegro, se la pasaba mandando malas miradas y sonoros bufidos cada vez que la pelirrosa tenía algún plan con Sasori. Sakura no evadía sus responsabilidades con Shouta, para nada. Se comportaba como una verdadera madre, como siempre había hecho desde que se lo quedaron. Pero, entre los planes con Sasori y su atención absoluta hacia Shouta, su relación con Sasuke se había enfriado.
Sasuke había decidido darle una oportunidad a Sasori, dejando que Sakura quedase con él cuando quisiera, ya que pensaba que como habían pasado tiempo sin verse, ambos necesitaban pasar ratos juntos para contarse sus cosas. Pero su paciencia se echó a perder cuando el pelirrojo reclamaba a Sakura TODOS los días. Y la pelirrosa no ponía objeciones al respecto. Terminaba con Shouta, se lo endilgaba a Sasuke y se iba con Sasori, y así todos los días.
Casi ni se habían vuelto a hablar desde que ÉL había llegado a Tokio. Su conversación más larga había sido la, ahora rutinaria, charla sobre los cuidados de Shouta de los que se tenía que hacer cargo Sasuke antes de irse a cenar o comer o merendar o cualquier mierda que hicieran Sasori y ella. Y la única que hablaba era Sakura. No le daba tiempo para contestar o soltar alguna exclamación, sin que ella ya se hubiera marchado.
Aquella situación hacía que su humor se atrofiara hasta unos extremos que ya le daba igual llamar a Karin todos los días a su despacho o a su apartamento, para desahogarse y liberarse de todos esos pensamientos y sentimientos que le hacían estar confuso, pero que a la vez le daba miedo perderlos. No sabía el porqué, solo sabía que era culpa de ella: de Sakura.
Por otro lado, Sakura se sentía muy contenta y emocionada de poder volver a contar con su mejor amigo, Sasori. Se sentía entera, confiada de la suerte que le había tocado en aquella etapa de su vida; tenía a Sasori de nuevo a su lado, a todos sus compañeros y amigos, a Shouta y a… Sasuke.
Sobre este último, le preocupaba el cambio de humor tan drástico que había dado en los últimos días. Mostraba un semblante frío y serio, excepto en los ratos que pasaba con Shouta, con quien se comportaba con una amabilidad y cariño paternal. No sabía si había tenido días difíciles en el trabajo, pero estaba empezando a sospechar que lo que en realidad le disgustaba era que pasara tanto tiempo con Sasori. Cada vez que decía algo sobre él, el ambiente se volvía tenso y él hacía una mueca de molestia.
Sakura sabía que se estaba alejando poco a poco de Sasuke, y eso le hacía replantearse aquella costumbre que le había cogido a las salidas diarias con Sasori. Ella misma sentía un vacío cuando dejaba a Sasuke con Shouta, sin haber tenido tiempo de estar juntos, los tres, en “familia”. Aunque Sasuke no se lo había dicho, ella sabía que lo hacía para que aprovechara el tiempo perdido con Sasori; pero cada día que pasaba, veía a Sasuke dubitativo e indeciso, enfadándose cada dos por tres. Sabía que algún día, no podría más y le soltaría lo molesto que estaba por aquellas continuas salidas.
Pero ella no había hecho nada al respecto por un pequeño pero grave inconveniente: Karin. Parecía que el pelinegro se liberaba de toda aquella frustración con la pelirroja. Casi todos los días se la encontraba desayunando en la cocina, medio desnuda, con una camisa de Sasuke como única prenda de vestir. Verla allí todos los días le hacía sentir de un modo indescriptible: furiosa, enfadada, descontrolada… traicionada. Sí, traicionada. Sasuke no decía nada cada vez que entraba en la sala, con indiferencia, como si no le importara los sentimientos de la pelirrosa, a pesar de que él los sabía muy bien. Parecía como si cada vez que la mirara por encima del hombro, con aquel porte orgulloso, le dijera que aquella era su venganza por haberse olvidado de él. De él. ¿En serio?
++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
-¡Pero es que no entiendo por qué tiene ella que estar aquí todos los días! –reclamó exasperada Sakura.
-¡Igual que yo no entiendo por qué tienes que salir todos los días con él! –contestó del mismo modo Sasuke.
Ambos se encontraban discutiendo en el cuarto de Sasuke. No podían hacerlo en el salón porque KARIN se encontraba allí, y claramente, estaban discutiendo sobre ella. Aunque a Sakura le hubiera importado tres cominos hacerlo delante de la “zorra gafotas”.
Aquella mañana, Sakura se había levantado con el pie izquierdo y su humor no mejoró cuando vio que la pelirroja a la que, por desgracia, había estado viendo todos los días. La gota que colmó el vaso, fue Sasuke. Entró en el salón, pulcramente vestido con su traje para trabajar, y haciendo caso omiso del pésimo humor de Sakura. Saludó cordialmente a Karin, quien se le echó al cuello inmediatamente, mandándole una sonrisa triunfal a Sakura. Sasuke lo permitió, sin ninguna molestia. Sakura se aguantó un grito de rabia al ver aquella escena, y acercándose rápidamente a Sasuke, lo cogió fuertemente por el brazo y lo dirigió hacia su cuarto. Sasuke intentaba deshacerse de su agarre, pero había aprendido que era imposible. Por lo menos Sakura se lo iba a poner fácil e iban a hablar sobre el tema que tanto tiempo había tocado los cojones a Sasuke.
Ambos estaban separados por unos metros de distancia, inclinados hacia delante, mostrando su enfadado carácter. Se observaban mutuamente a sus miradas iracundas y enfurecidas.
-¡Ah! ¿Perdona? ¡Estamos hablando de ti y de tu, últimamente, “revolución hormonal”; no de mí! –chilló resignada moviendo los brazos y manos para darle más énfasis.
-¡Ja! ¡Entonces yo no tengo derecho a disfrutar, y mientras tú te pasas todos los puñeteros días con tu maldito mejor amigo! –gritó señalándola con un dedo acusador mientras se acercaba a ella.
-¡Eh! ¡Ni si quiera conoces a Sasori! ¡En cambio yo a Karin sí! ¡No me gusta verle ni que la traigas aquí y es lo único que haces! –gritó con más intensidad Sakura, acercándose a él a la misma vez.
-¡Ella no estaría aquí si tú pasaras en casa la mayoría de los días! ¡Con Shouta! ¡CONMIGO! –gritó justo en la cara de Sakura.
Ambos habían ido acercándose hasta quedar cara a cara, muy cerca. Un silencio bastante incómodo se cernió sobre ellos. Después de la intervención de Sasuke, Sakura se había quedado un poco en estado de shock. Aquella era la frase que había esperado oír a Sasuke desde el principio. Quería oír a Sasuke gritarle que no le gustaba que saliera tanto con Sasori, que se quedara en casa con Shouta, con él… que le necesitaba. Quería verle, aunque fuera sólo una vez, un poco celoso. Y ahora lo veía; lo sentía. A través de aquella mirada avergonzada, confusa y necesitada con la que Sasuke le estaba escrutando impacientemente, pudo ver las verdaderas razones por la que Sasuke había dicho algo tan difícil de decir por él.
-Baka… -murmuró Sakura con ojos brillantes y acuosos mientras abrazaba suavemente a Sasuke.
Sasuke no sabía cómo reaccionar ante aquella nueva situación. Todo había dado un drástico giro de 360º. Primero, la descontrolada furia de Sakura hizo que perdiera su paciencia, haciendo que él también se enfureciera; segundo, habían ido exponiendo sus argumentos en contra del otro, a gritos; tercero, Sasuke le grita lo que en realidad siente; cuarto, Sakura le mira de forma que, a Sasuke, le parece extrañamente feliz y aliviada; quinto, Sakura le insulta y después le abraza. ¿Había algo lógico en aquello?
-Sakura, ¿pero qué…? –comenzó a preguntar preguntándose si debía devolverle el abrazo o no.
-¿Por qué no me lo habías dicho antes, Sasuke? –susurró Sakura contra el pecho de Sasuke- ¿Por qué no me habías dicho que te molestaba que saliera tanto? –preguntó apretándole más contra ella.
Una sonrisa amarga apareció en el rostro de Sasuke. Fue rodeando lentamente a Sakura con sus brazos. Suspiró, apoyando levemente la cabeza en la de ella. Llegó el momento de sincerarse.
-Porque estabas feliz –dijo con voz grave, entrecerrando los ojos al oler aquel penetrante y fresco olor que tanto le gustaba de la pelirrosa- No quería alejarte de Sasori nada más haber llegado, porque sabía que necesitabais tiempo para hablar de vuestras cosas… -dijo haciendo el abrazo más fuerte- Pero lo que no sabía era que tu amigo tuviera tantas cosas que contarte, que tuvieras que irte todos los días con él –dijo con burla, haciendo que Sakura soltase una dulce carcajada.
Sakura separó su cabeza de su cálido pecho, y levantó la vista, mirándole cariñosamente. Sasuke aguantó la respiración ante la hermosa vista que tenía ante él.
-Creo que he sido injusta contigo, Sasuke –dijo bajando un poco la vista- Pero, para serte honesta, pretendía que pasara esto –dijo sonriéndole. Sasuke la miró confundido- Quería que me lo dijeras, que dijeras que todo esto que está pasando te molestaba, hasta el punto de tener que… compartir cama con esa cuatro ojos –dijo con un bufido de sorna, mientras rodaba los ojos. Sasuke sonrió de medio lado.
-Molesta –dijo en el oído de Sakura mientras la estrechaba aún más entre sus brazos. Sakura apoyó su cabeza en el hombro de Sasuke, con una sonrisa en sus labios rosados.
-Ahora estoy feliz, Sasuke, mucho más feliz de lo que imaginabas –susurró a media voz, con los ojos cerrados, disfrutando de aquella cercanía que compartían.
Se quedaron así, abrazados, disfrutando de su reconciliación, dejando que el tiempo pasara, porque, sinceramente, les daba igual llegar tarde al trabajo o a cualquier lugar.
Sakura suspiró, separándose lentamente de él, mientras que Sasuke abría poco a poco los ojos, como si estuviera despertando de un agradable letargo. Fueron deshaciéndose del abrazo perezosamente, queriendo alargar el momento un poco más, sino eternamente. Se miraron los dos con una sonrisa, contentos de haber solucionado aquel entresijo que los había ido separando poco a poco.
Aquel ambiente encantado y agradable se rompió por los fuertes chillidos histéricos de Karin. Estaba al otro lado de la puerta, exigiendo explicaciones de por qué estaban tardando tanto, que le abrieran la puerta.
Sasuke y Sakura se miraron y pusieron los ojos en blanco, compartiendo el mismo pensamiento hacia la pelirroja.
-“Menos mal que he echado el cerrojo” –pensó socarrona Sakura. Vio que Sasuke suspiraba cansino, mientras iba hacia la puerta- ¡Sasuke, espera! –el pelinegro se dio la vuelta expectante- ¿Podría hacer algo antes de que le abras la puerta a la energúmena de ahí fuera? –preguntó tímida volviendo a acercarse a Sasuke.
-Pues claro, ¿qué…? ¡! –fue interrumpido por los labios de Sakura.
Sasuke la miraba con los ojos abiertos de par en par, mientras ella acariciaba su cara con una mano y la otra colocada en su hombro. Toda la sangre de su cuerpo se apelmazó de repente en su cara. Seguramente estaba rojo como un tomate. Finalmente, cerró los ojos y se dejó llevar por aquellos carnosos, suaves y sabrosos labios de Sakura que, a partir de ese momento, no iba a ser capaz de detenerse para probarlos de nuevo. Puso sus manos en la cintura de ella, acercándola más a él. Sakura separó sus labios, parándolos a poca distancia de los de él. Comenzó a abrir los ojos lentamente, con miedo de que aquel momento se desvaneciera si los abría de golpe. Sasuke gruñó por lo bajo, queriendo poseer aquella boca por más tiempo; pero la voz suave de Sakura lo detuvo.
-No más salidas diarias, lo prometo –dijo con una sonrisa.
-Hmp –utilizó su famoso monosílabo como contestación, mientras que con una sonrisa ladina volvía a besarla.
Esta vez la sorprendida fue Sakura. Su sonrojo aumentó considerablemente, pero poco tardó en corresponderle. Pasó sus brazos por su cuello, intensificando el beso. Sasuke frunció el ceño. Si Sakura seguía así, no saldrían de esa habitación en todo el día. Estaba perdiendo el autocontrol por momentos. Por suerte y por desgracia, al mismo tiempo, el oxígeno se hizo vital para ellos, haciendo que se separaran, pero a escasos centímetros uno del otro. Se miraron a los ojos, deseosos.
-No más secretarías pelirrojas en casa, lo prometo –dijo con la respiración entrecortada Sasuke, sonriendo de medio lado.
Sakura le miró con una cara divertida a la vez que atrevida. Sakura se impulsó un poco para estar a la misma altura de Sasuke, haciendo que él la sostuviera rodeándola con los brazos por la cintura. Los dedos de Sakura jugueteaban con los pelos de la nuca de Sasuke, dándole pequeños escalofríos llenos de placer al pelinegro.
-Prometido –dijo con voz juguetona Sakura.
-Prometido –repitió con voz sensual Sasuke.
Y justo cuando sus labios se volvían a encontrar por tercera vez, la voz aguda y chillona de Karin los interrumpió, haciendo gruñir con enojo a Sasuke y haciendo a Sakura suspirar con desagrado.
-Sasuke-kun, pelo chicle, siento interrumpir lo que sea que estéis discutiendo –habló Karin desde fuera con una voz un poco extraña que alertó a Sasuke y a Sakura- Pero, el pequeño está llorando… Si queréis me encargo yo –terminó de decir Karin con voz un tanto preocupada.
Pero antes de que Karin terminara de decir su amable petición, Sasuke y Sakura salieron de la habitación. Sakura entró en la habitación contigua a la de Sasuke.
-No hace falta, Karin, pero gracias –dijo Sasuke a su lado.
Karin lo miró con una sonrisa agradecida. Lo veía un tanto extraño. Sabía que tenía que ver con la charla que había tenido con Sakura momentos atrás (bastante larga, por cierto).
Sasuke fue hasta la puerta de la habitación de Shouta y preguntó que qué era lo que le pasaba. Ella le respondió algo que no comprendió Karin, y Sasuke entró en la habitación. Karin observó cómo Sakura mantenía al bebé en brazos y le hacía reír haciendo sonidos raros con la boca, mientras que el bebé extendía los brazos hacia su cara. Sasuke se colocó al lado de ellos y extendiendo la mano hacia el pequeño, comenzó a hacerle cosquillitas en la barriga, mientras que la pequeñita mano intentaba coger la gran mano de su “padre” y pararla. Al final, sólo le cogió un dedo, que apretó cariñosamente en su pequeño puño.
Karin observó maravillada aquella escena. Era absolutamente hermoso como los “padres” transmitían aquellas sensaciones positivas y alegres a su bebé. Y era a la vez tan desolador saber que a Sasuke y a Sakura les unía de forma tan especial, que ni ella podría reemplazar a Sakura como madre. Ahora entendía lo que le dijo Sasuke la última vez que riñeron. Nunca había visto a Sasuke comportarse así, tan tierna, amable y cariñosamente; nunca lo había visto sonreír de aquella manera tan amplia y abierta como lo hacía con ese bebé; nunca lo había visto tan feliz…
Dándole un último vistazo a la escena, se dio la vuelta hacia la habitación de Sasuke, se vistió y, con una sonrisa triste en sus labios, dejó el apartamento sin decir nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario