Resumen

2 personas que se odian + un bebé llorón = Un problemón muy llorón.

Esa es la situación de Sasuke y Sakura, dos jóvenes enfrentados por sus diferencias.

Sakura Haruno, una chica de 25 años que vive en la ciudad de Osaka en Japón, es transferida a la gran ciudad de Tokio para trabajar como médico profesional en el mejor hospital de la ciudad. Sólo tiene un problema: ni su familia ni ella tienen el suficiente dinero como para comprarse ni siquiera un pequeño apartamento. Por eso decide compartir piso…

Sasuke Uchiha, un chico de 26 años que vive en la ciudad de Tokio, es propietario empresario de las grandes E.M.U (Empresas Mobiliarias Uchiha) junto con su hermano mayor Itachi Uchiha quien se encarga también de la empresa desde EE.UU. Se verá obligado a compartir su tranquilo y preciado apartamento con una verdadera “molestia”, según él…

Toda esta situación se complica cuando alguien deja al pequeño Shouta de casi 2 años de edad delante de la puerta de su apartamento.

Esta historia será una comedia romántica, donde los tríos amorosos e incluso los “cuartetos amorosos” pondrán a prueba la complicada relación que hay entre estos dos personajes, acompañados por situaciones divertidas y alocadas.

Parejas que aparecerán en esta historia:

-SasuSaku (Pareja principal)

-NaruHina

-ItaKo (Itachi y Kohana “personaje inventado por mí”)

-PainKon (Pain y Konan)

-SuiKa (Suigetsu y Karin)

-SasuKa (Sasuke y Karin, lo siento T.T a mí también me ha costado admitirlo)

-SasoSaku (Sasori y Sakura)

-JuuSaku (Juugo y Sakura)

viernes, 6 de julio de 2012

¡Un problemón muy llorón! <> CAPÍTULO 5

¡Hola a todos!
¡Un nuevo capítulo de vuestra historia preferida! xD
¡Gracias a todos mis lectores y a todos los que han comentado! :3
¡Qué os divirtáis! ^w^
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Los días siguientes a la decisión de Sasuke de quedarse con Shouta, fueron muy ajetreados.
El primer día, después de haberle cambiado el pañal a Shouta (¿lo recordáis xD?) y de haberle dado de comer, llegaron de visita Naruto e Hinata.
Hinata quedó encantada con Shouta, y junto con Sakura, le hacían mimitos todo el tiempo. Sasuke y Naruto les decían que le iban a convertir en un niño mimado, siendo la respuesta de las chicas un bufido molesto que quería decir: “Alguien tendrá que mimarle un poco, ¿o vais a ser vosotros a caso?”
Durante la visita, Itachi llamó preguntando por lo que había ocurrido como si no supiese nada. También se puso Kohana, aconsejándoles y dándoles instrucciones para poder cuidar al bebé lo mejor posible, ya que ella como era madre experimentada, tenía el deber de ayudar a los nuevos padres. Sakura fue apuntando diligentemente todo en un papel para después sujetarlo con imán en la nevera.
Después, llegaron más visitantes a la casa: los padres de Sasuke. Se habían enterado por Itachi y habían venido deprisa y corriendo al apartamento de su hijo menor, emocionados de tener otro nietito. Itachi se apuntó mentalmente que le explicara la verdadera razón de por qué tenían a Shouta, no vaya a ser que se ilusionaran mucho y cuando todo aquello acabase les diera un ataque.
Sakura también llamó a sus padres para contarles la noticia. Al principio estaban un poco preocupados por la decisión pero cuando escucharon tan feliz y emocionada, no dudaron en decirle que dentro de poco irían a visitarlos para ver al pequeño.
A la hora del mediodía, cuando le volvieron a dar de comer teniendo de espectadores a todos los invitados que miraban enternecidos y soltaban amables exclamaciones cuando Shouta se reía por alguna carantoña de Sasuke o de Sakura, se pusieron de acuerdo para quedar por la tarde para comprarle ropa y juguetes a Shouta y los muebles fundamentales para la habitación de un bebé. Al final, quedaron Sasuke, Sakura, Mikoto (la madre de Sasuke) e Hinata. Sasuke no quería ir, pero todas le convencieron diciendo que como él es el “padre” se tenía que involucrar más en aquellas decisiones. Además, necesitaban a alguien que les ayudara con las bolsas.
Cuando todos se estaban despidiendo, Sasuke le dijo a Naruto que se hiciera cargo de la empresa unos días, ya que iba a estar muy liado con los muebles y todas esas cosas. Naruto estuvo de acuerdo y le dijo que le llamaría por si surgía algún asunto importante. Sakura también aprovechó para decirle a Hinata lo mismo, que le dijera a Tsunade, la directiva del hospital, que necesitaba unos días libres y que si preguntaba la razón le dijera que cuando volviera que se lo contaría todo. Aunque sabiendo cómo era Tsunade sabía que la llamaría, pensando en que le hubiera pasado algo grave a su “máquina profesional rosa” como le llamaba ella, ya que después de dos años ejerciendo de médico en Tokio se había ganado el honor de ser una de los médicos de más reputación del país. La directiva le había cogido mucho cariño, ya que cuando llegó aquí le contó toda su historia y vio en ella una gran determinación y voluntad, igual que cuando comenzó ella en el mundo de la medicina. Para Sakura era como una tía a la que quería mucho, aunque tuviera un humor de perros, pero aun así era amable con todo el personal del hospital.
Cuando se fueron todos, Sakura encendió la televisión y buscó algún canal de dibujos animados para que Shouta se entretuviera, y mientras Sasuke preparaba algo de comer para Sakura y él.
Mientras que los dos comían, Shouta se fue quedando dormido en los brazos de Sakura. Cuando Sakura terminó, se lo dejó a Sasuke mientras ella lavaba los platos. Se fijaba en cómo Sasuke se estaba empleando a fondo en el papel de padre. Sonrió, mientras le veía caminar de un lado a otro del salón, meciendo entre sus brazos a Shouta para que se durmiese del todo. Sonrió de nuevo al comprobar que no habían vuelto a discutir. No dejaba de pensar en que parecían una familia de verdad.
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Sasuke, acompañado por su madre y Sakura e Hinata y claro, Shouta, fueron a una tienda para bebés de diseño, justo la misma a la que fue Mikoto cuando nacieron Itachi y Sasuke.
Las mujeres veían emocionadas todos los productos que se iban encontrando, mientras que Sasuke miraba todo con cierto fastidio.
Primero, ya que estaban en la primera planta de las cuatro que había, decidieron comprarle la ropa a Shouta. A cada prenda que cogían soltaban exclamaciones emocionadas y hablaban y hablaban sobre la “preciosa ropa de bebé”. Pero lo más molesto para Sasuke fue que le fueran enseñando todas las cosas que iban cogiendo esperando ver su reacción sobre la elección escogida. ¡A él le daba igual ocho que ochenta! ¡Lo único que quería era terminar aquellas malditas compras!
Le compraron y le probaron de todo, desde unos mini pantalones vaqueros hasta un pequeño mono azul con zapatos a juego.
Después llegó la hora de los juguetes, que se encontraban en la segunda planta. Esta sección se alargó tanto, que al final Sasuke tuvo que intervenir, eligiendo él los juguetes básicos para un bebé y alguno que otro en el cual insistían las chicas y que le tenían que comprar para lo que ellas habían dicho “una infancia feliz sin juguetes anticuados”. Clara indirecta para el gusto simplista y tradicional de Sasuke con respecto a la infancia.
Luego subieron a la tercera planta, que consistía en ropa para premamás. Aunque no hiciera falta comprar nada, las mujeres se entretuvieron, como siempre, con la ropa.
-¡Qué bonito! –exclamó Sakura cogiendo un vestido veraniego de color rojo coral que llegaba hasta las rodillas. Era de tirantas y la falda caía desde el pecho. Era un diseño verdaderamente bonito- ¿Qué te parece? –preguntó mientras se colocaba delante de un espejo. Dio una vuelta sobre sí mima.
Sasuke miró a su alrededor, preguntándose a quien se lo decía. Al ver que él era el único que se encontraba con ella, ya que Hinata se encontraba con Shouta en brazos mientras que miraba unas camisetas y su madre se encontraba hablando con una de las dependientas, supuso que se lo preguntaba a él.
Sakura le miró con mirada inquisitiva a través del espejo, sonriéndole. Sasuke entrecerró los ojos e inclinó un poco la cabeza, adoptando una pose pensativa. No iba a mentirse a sí mismo, se veía preciosa. Aquel color le favorecía. Pero decidió molestarla un poco, así que, con la misma mirada de antes contestó:
-¿Acaso estás embarazada? –preguntó burlón.
Sakura bufó y puso los ojos en blanco, haciendo que Sasuke se riera.
-No sé ni por qué pregunto… -mascullaba molesta mientras devolvía a su sitio el vestido.
Muchas otros pequeños de estos piques y discusiones se sucedieron a lo largo de la tarde.
Por último, llegaron a la última planta y todos se decidieron rápidamente por una cuna, un neceser, una bañera, una silla para comer, sábanas, jabones, esponjas, cepillos y peines, toallas, una silla para el coche, una sillita de paseo y muchas otras cosas que parecían ser del mismo juego. Los muebles eran de madera clara, combinando algunas piezas en color verde aguado.
Mientras Sasuke pagaba y pedía un servicio a domicilio para que le llevaran los muebles a casa, las chicas estaban arrullando a Shouta con más y más mimos. Sasuke puso cara de indignación al verlas.
-“Algún día Shouta se cansará de ellas” -pensaba Sasuke.
-Perdone pero, ¿el bebé es vuestro? –preguntó la dependienta curiosa y un tanto sorprendida.
Sasuke la miró con el ceño fruncido, para después suspirar molesto. Claro, ahora la gente empezará a hablar de aquel bebé que había aparecido de repente en su vida, mintiendo sobre hipótesis superficiales respaldando la posible aventura de Sasuke con alguna chica, que se hubiera quedado embarazada y le hubiera encargado el cuidado del bebé por que ella no lo quería… o algo mucho peor, como insinuar que aquel bebé lo había tenido en secreto con Sakura.
-Es algo difícil y largo de contar… pero cuento con que nadie sabrá nada de esto, ¿no? –dijo Sasuke mientras utilizaba sus encantos seductivos con la pobre dependienta, quien lo miraba como si estuviera viendo a un dios.
-No, no, para nada. No se preocupe, Sasuke-sama –dijo con voz ensoñadora.
Sasuke le sonrió y le dijo un sensual “gracias” mientras le guiñaba un ojo, dejándola medio transpuesta.
Cuando salieron del edificio, se encaminaron directamente al coche de Sasuke. Todas hablaban efusivamente de su tarde de compras. Sakura se adelantó un poco con Shouta en brazos, con gesto serio, y le dio un codazo a Sasuke en las costillas, haciendo que se girara a verla.
-¿Qué se supone que le has dicho a la pobre chica? –inquirió molesta y preocupada.
Sasuke se la quedó mirando serio. Luego sonrió tentadoramente.
-¿Te has preocupado por lo qué le he dicho? –preguntó acercándose a ella- ¿Por algún motivo te estás poniendo celosa, Haruno? –volvió a preguntar. Sakura alzó una ceja, poniendo una cara escéptica.
-¿Perdona? Yo sólo me estoy preocupando por cómo la has dejado. ¡Parece que la has trastornado! ¡Parecía que había perdido la cabeza! Además… cuando he pasado por su lado, creo que la he visto babeando… Uff -dijo recordando la escena mientras le daba un escalofrío.
-Parece mentira que después de todo este tiempo no sepas el poder que ejerzo sobre las mujeres –dijo sonriéndole otra vez tentadoramente. Luego, se puso serio- Menos en ti –dijo directamente.
-¡Ja! ¡Pues claro! ¿Esperas que me arrastre por el suelo como una perrita faldera? ¡Lo llevas claro conmigo! –espetó orgullosamente mientras comenzaba a andar- Pensará que soy como esa zorra gafotas… El muy pervertido… Éste no sabe en dónde se está metiendo… -decía para sí Sakura refunfuñando.
Unos pasos por detrás estaba Sasuke, caminando tranquilamente con las bolsas en la mano, sonriendo divertido por la actitud de la pelirrosa. Siempre llamaba Karin así y siempre la mencionaba en estas situaciones y se le hacía curioso e interesante. Siempre se estaba comparando con ella.
La primera vez que se conocieron no fue la cosa muy bien. Karin no se había tomado eso muy bien de que Sakura fuera a vivir en casa de Sasuke. Las dos chicas discutieron en su primer encuentro. Sakura le dijo que ya que no era novia de Sasuke que por qué tenía ella que tener que opinar sobre las decisiones de Sasuke, cosa en la que Sasuke estuvo de acuerdo. Él y Karin no eran nada, no sabía por qué tenía que opinar. Bueno, y Karin arremetió con eso de que Sakura era pobre y todas esas cosas, que al final pasaron a mayores… Si no hubiera estado allí Sasuke se hubieran matado entre las dos, literalmente. Al final de la trifulca, todo quedó en que el nuevo mote de Karin sería “zorra gafotas” y el de Sakura “pelo chicle”. Habían vuelto a encontrarse, sobretodo en el apartamento, porque a veces Sasuke llegaba muy tarde del trabajo y con Karin se “desahogaba”, y por la mañana Sasuke se levantaba con la alarma habitual que consistía en los gritos de amenaza de muerte hacia Karin por parte de Sakura y los chillidos agudos totalmente ensordecedores de Karin. No se soportaban. Absolutamente nada. No se podían ver ni en pintura.
-¡Sasuke! ¡Abre el coche! –dijo Sakura todavía con cara de pocos amigos.
-Ya voy, ya voy… ¿No ves que estoy inhabilitado? –decía mientras dejaba las bolsas de la mano derecha en el suelo y sacaba las llaves del pantalón.
-Puf, inhabilitado te voy a dejar yo si vuelves a insinuarme algo raro –dijo Sakura mirándole de reojo mientras entraba en el coche.
Sasuke rodó los ojos pensando en lo temperamental que era Sakura en estas cosas. Metió todas las bolsas de ropa y juguetes en el maletero y esperó a que Hinata y su madre se montaran en el coche.
Sasuke llevó a su madre y a Hinata a sus casas, y volvieron al apartamento para esperar a que trajeran el pedido y comenzar a montar los muebles.
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El pedido llegó bastante pronto, cosa que les iba a venir muy bien. Sakura ya había montado el parque en el salón y había metido todos los juguetes allí. Colocó dentro a Shouta e inmediatamente se puso a jugar muy contento con sus nuevos juguetes.
Sakura decidió echarle una mano a Sasuke con los otros muebles. La habitación de Shouta se encontraba en frente de la de Sakura y al lado de la de Sasuke. Tenía una gran ventana que daba a una de las muchas ajetreadas calles de Tokio y era de un color blanco inmaculado que hacía que le diera un aspecto limpio y puro. A Sakura le encantó.
Sasuke que encontraba cerca de la ventana montando la cuna. Parecía muy concentrado pero algo molesto, por algo que Sakura pensó que no estaba haciendo bien.
-¿Puedes dejar de mirarme y ayudarme un poco? –preguntó mirándola de reojo.
Sakura pegó un respingo de la sorpresa. No había hecho ningún ruido y aun así sabía que estaba allí. Sasuke suspiró con molestia.
-Oye… -comenzó diciendo Sakura frunciendo el ceño.
-Mira que eres molesta… Anda, dame la llave inglesa –dijo mirando la cuna o por lo menos lo que tenía montado de ella. Le señaló la caja de herramientas con un dedo.
Sakura se acercó a la caja, la cogió y se sentó a lado de Sasuke. Le tendió la llave y él la cogió sin mirarla.
-Si soy tan molesta, ¿por qué me pides ayuda, eh? –preguntó mientras Sasuke le tendía la llave y le pedía otra herramienta.
-Porque me estoy dando cuenta de que esto es más difícil que montar un mueble del IKEA, y necesito a una mente más trabajando conmigo –dijo simple y llanamente.
A Sakura le hizo gracia la comparación con los muebles del IKEA. Ella misma tuvo que montar uno una vez y le costó bastante.
-Vale, me parece bien trabajar contigo; pero ya que vamos a pasar mucho más tiempo juntos que antes, te reto a que no me vuelvas a llamar molesta mientras todo esto dure –dijo con voz retórica apartando la herramienta que tenía en la mano para que Sasuke no la pudiera coger- Es bastante “molesto” –dijo entre seria y divertida.
Sasuke se la quedó mirando, intentando saber lo que estaba pensando Sakura en aquella cabeza rosa que tenía. No podía decirle que no a un reto, pero “molesta” había llegado a ser una palabra fundamental en su propio vocabulario de palabras insultantes hacia Sakura. Vio que Sakura le hacía un gesto impaciente con la herramienta que tenía en la mano. Sasuke gruñó de desesperación y dijo mientras le cogía la herramienta:
-Está bien, acepto el reto –murmuró molesto mientras seguía trabajando.
Sakura sonrió, dejó la caja de herramientas en el suelo y se colocó al otro lado de Sasuke, donde se encontraban las instrucciones y los planos. Éste la miró un momento para después seguir a lo suyo.
-Sasuke creo que esa pieza no es ahí. Debería ir otra primero, por eso no encaja –dijo Sakura sin despegar la vista de los papeles.
Sasuke paró un momento y se fijó en la pieza a la que se refería la chica. Se dio cuenta de que era verdad lo que le decía. Soltó malhumorado la herramienta y se dispuso a sacar la pieza errónea.
-¡Mierda! –masculló entre dientes.
-Pues va a ser eso verdad de que vas a necesitar ayuda –dijo burlona Sakura mientras se le escapaba una risilla divertida.
-Cállate, mo… -Sakura le miró fijamente a lo que le iba a decir. Como terminara de decir aquella palabra iba a perder el reto. Sasuke puso cara de frustración y volvió a repetir:- ¡Mierda!
Y así pasaron toda la tarde. Sakura iba de vez en cuando a ver que hacía Shouta y le dio de merendar un zumo que metió en un biberón y que Shouta se lo tomó enterito. Se durmió un poco la siesta y mientras Sasuke y Sakura seguían montando los muebles, teniendo sus pequeños momentos de pequeñas discusiones, sobre cómo montar esto y aquello, que una pieza no iba en un sitio sino en el otro, y más cosas por el estilo.
A la última hora de la tarde, ya habían acabado de montarlo y organizarlo todo. Cuando Sakura decidió que deberían darle un baño a Shouta, llegó la última visita del día: Pain y Konan.
Sakura los había conocido hace tiempo, pero no se habían puesto mucho en contacto. Sasuke se sorprendió al verlos allí. No los esperaba, no frecuentaban mucho, pero tenían una amistad perdurable. Ellos le contaron lo mismo que sus padres, que Itachi se lo habían contado y que decidieron ir a visitarles.
Shouta se hizo a ellos con una facilidad pasmosa. Parecía como si los conociera y todo. Sasuke y Sakura llegaron a sospechar por el parecido que había entre ellos y Shouta, pero se dieron cuenta de que Pain y Konan actuaban como si de verdad no lo conocieran. Así que se relajaron y disfrutaron de otro momento en compañía.
Cuando ya se despidieron, Konan les propuso que si alguna vez tenían que dejar al bebé con alguien que se lo dejaran a ellos, que no había ningún problema. Sasuke y Sakura le dieron las gracias y les animaron a que se pasaran cuando quisieran ver al pequeño.
Se cerró la puerta y el piso se quedó en absoluto silencio. Sakura, con Shouta en brazos, y Sasuke se encontraban de pie delante de la puerta, sin saber muy bien qué hacer ahora. Shouta se removía entre los brazos de Sakura haciendo pequeños sonidos con la boca mientras intentaba agarrar entre sus manos la camiseta de Sasuke.
Entonces a Sakura se le vino a la cabeza lo que estaba a punto de hacer con Shouta antes de que llegaran sus invitados. Una sonrisa traviesa cruzó su cara y miró acechante a Sasuke de reojo.
-Sasukeee –dijo Sakura con voz cantarina- Shouta necesita un baño… -volvió a hablar inquisitivamente.
Sasuke abrió los ojos de repente y se giró hacia Sakura. Aquel movimiento permitió a Shouta agarrar por fin la camiseta de Sasuke y rio triunfante, ajeno a la conversación de los adultos.
-No –dijo mientras negaba con la cabeza- Esta vez sí que no –sentenció serio.
-Vamos, vamos, no hace falta que te pongas así –dijo con voz melosa mientras se acercaba un poco más a él- Shouta quiere estar contigo, mírale –dijo señalándolo con un esto de cabeza.
Sasuke no se había dado cuenta de que Shouta le había cogido completamente de la camiseta, y ahora estaba tirando de ella, estirándola mientras que reía.
-No, no, no –dijo frenético mientras quitaba cuidadosamente las manos de Shouta. Éste comenzó a llorar. Sasuke suspiró con desesperación y lo cogió en brazos.
Shouta volvió a reír y cogió la tela del cuello de la camiseta, apoyando su pequeña cabecita en el hueco del cuello de Sasuke mientras jugaba tranquilo con la tela. Sasuke no pudo hacer otra cosa que sonreír enternecedoramente ante aquel gesto. Le estaban empezando a gustar aquellos gestos de cariño de Shouta. Sakura los veía sonriente.
-¿No ves? Te lo estaba diciendo –dijo Sakura mientras acariciaba con los dedos el pelo de Shouta- Espera un momento, no te muevas –dijo yendo rápidamente hacia un mueble del salón.
Cogió el móvil de Sasuke y se paró delante de ellos con el móvil en alto. Les iba a hacer una foto.
-Sakura, no hagas ninguna foto –dijo Sasuke mientras se apartaba de delante del móvil.
-¿Por qué? Estáis muy bien los dos –protestó Sakura pillando de improviso a Sasuke y haciéndole la foto.
-Sakura… -susurró Sasuke con voz furiosa.
-Venga, venga, que ya es muy tarde y le tenemos que dar de cenar y todo… ¡Vamos! ¡Mueve el culo! –decía Sakura mientras empujaba a Sasuke hacia el baño- Además tengo que seguir con la sesión de fotos –decía emocionada.
-¡Sakura! ¡Deja mi móvil de una vez! –gritaba Sasuke mientras se intentaba resistirse.
-Lo siento, Sasuke, pero tu móvil es lo único decente que tenemos para hacer fotos, así que te tendrás que aguantar –decía mientras entraban en el baño.
Sasuke temía por su nuevo iPhone 4S. Rezaba para que su móvil no acabara empapado en algún momento del baño o que no se cayera. Sakura, desde que trajo el iPhone a casa, no lo dejaba en paz. Lo cogía una y otra vez y cuando se enteró de que tenía la mejor cámara que había salido hasta ahora en el mercado, la cosa se puso aun peor.
-De acuerdo, pero te lo pido por favor, te cuidado con él, ¿vale? –dijo preocupado.
-Oh, vamos Sasuke… No le va a pasar nada –dijo confiada mientras hacía un gesto que hizo que se le resbalara el móvil. Sasuke estuvo a punto de morir cuando, gracias a Kami-sama, Sakura lo cogió a solo una escasos centímetros del suelo- Ups, lo siento –susurró riendo nerviosa.
Sasuke inspiró profundamente para tranquilizarse y poder controlarse. Shouta se reía de toda aquella situación sin saber que era lo que realmente ocurría.
Se tenía que hacer una idea de cómo iban a ser los días contiguos a este, porque seguramente serán igual o más cansinos. Sasuke gruñó y le dijo a Sakura que dejara por un momento el móvil y llenara la pequeña bañera.
-De verdad, es una verdadera molesta… -susurró Sasuke entre dientes para sí mismo.
-¿¡Qué has dicho!? –preguntó Sakura rápidamente mirándole con ojos bien abiertos.
-Nada –dijo sorprendido él de que le hubiera escuchado.
-¡Has dicho “molesta”! –inquirió señalándole con un dedo- ¡Sasuke ha dicho “molesta”! ¡Sasuke ha dicho “molesta! –gritaba cantando y bailando como si fuera una niña pequeña. Shouta daba pequeñas palmadas al son de la canción y reía alegre.
-¡Yo no he dicho nada! –decía frustrado Sasuke.
Sakura dejó de repente de bailar y cantar y se acercó peligrosamente a la cara de Sasuke, cualquiera podría haber dicho que para besarle.
-He ganado, Sasuke –susurró con tono juguetón a escasos centímetros de la boca de Sasuke.
Luego se apartó rápidamente para seguir burlándose de él. Sasuke se quedó en el sitio sin moverse. Nunca había tenido tan cerca a Sakura, nunca tan cerca de poderla haber besado. La forma en que le había susurrado que le había ganado y su intensa mirada esmeralda le habían hipnotizado por completo.
-Ya está listo el baño –escuchó decir a Sakura.
Suspiró pesadamente.
Esto iba a causar graves estragos en él.
Era la primera vez que perdía un reto.
Contra una mujer muy “molesta”.

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