Resumen

2 personas que se odian + un bebé llorón = Un problemón muy llorón.

Esa es la situación de Sasuke y Sakura, dos jóvenes enfrentados por sus diferencias.

Sakura Haruno, una chica de 25 años que vive en la ciudad de Osaka en Japón, es transferida a la gran ciudad de Tokio para trabajar como médico profesional en el mejor hospital de la ciudad. Sólo tiene un problema: ni su familia ni ella tienen el suficiente dinero como para comprarse ni siquiera un pequeño apartamento. Por eso decide compartir piso…

Sasuke Uchiha, un chico de 26 años que vive en la ciudad de Tokio, es propietario empresario de las grandes E.M.U (Empresas Mobiliarias Uchiha) junto con su hermano mayor Itachi Uchiha quien se encarga también de la empresa desde EE.UU. Se verá obligado a compartir su tranquilo y preciado apartamento con una verdadera “molestia”, según él…

Toda esta situación se complica cuando alguien deja al pequeño Shouta de casi 2 años de edad delante de la puerta de su apartamento.

Esta historia será una comedia romántica, donde los tríos amorosos e incluso los “cuartetos amorosos” pondrán a prueba la complicada relación que hay entre estos dos personajes, acompañados por situaciones divertidas y alocadas.

Parejas que aparecerán en esta historia:

-SasuSaku (Pareja principal)

-NaruHina

-ItaKo (Itachi y Kohana “personaje inventado por mí”)

-PainKon (Pain y Konan)

-SuiKa (Suigetsu y Karin)

-SasuKa (Sasuke y Karin, lo siento T.T a mí también me ha costado admitirlo)

-SasoSaku (Sasori y Sakura)

-JuuSaku (Juugo y Sakura)

lunes, 27 de julio de 2015

"¡Un problema muy llorón!" <> CAPÍTULO 25 (2ª TEMPORADA)

A partir de ese día, Sasuke se sumió en una búsqueda desesperada. No podía dejar de ir a trabajar pero incluso en su despacho ponía todas sus fuerzas en encontrar aunque fuera una mísera pista. Cada día que llegaba a su vacío apartamento sin haber encontrado nada le suponía un gran martirio. Incluso dejó a Orus a cargo de sus padres por un tiempo, sabiéndose incapaz de llevar a cabo su labor como amo en aquellos momentos. No le había dicho nada a Naruto; no quería preocuparle en los últimos días de su luna de miel. Su hermano se había distanciado y como había dicho, no quería saber nada. No le culpaba. En el trabajo, Suigetsu y Karin intentaban ponerle alguna solución a su depresión pero era inútil. Incluso Kakashi preguntó lo que había pasado pero Sasuke lo evadió completamente (seguramente Megan no le había contado nada).
Así pasaron varios días. Sakura no daba señales de vida y Sasuke estaba perdiendo la esperanza de recuperarla… Cuando de repente se acordó de algo. Recordó que había llamado a Juugo el día después de la desaparición de Sakura y no se lo había cogido. Intentó llamarle otras veces pero siempre pasaba lo mismo; había pensado que estaba ocupado y no le había dado demasiada importancia. Pero, ¿por qué no le había respondido a las llamadas todavía? Sasuke comenzó a juntar las piezas.
Sakura estaba con Juugo.
Frunció el ceño y arrugó algunos papeles que había sobre el escritorio al hacer sus manos puños. Lo tendría que haber sabido; él mismo le dijo que se la quedaría si le hacía daño. Y eso es exactamente lo que está haciendo. Poco tardó en salir de la empresa y dirigirse a la clínica veterinaria de su amigo. Vio que estaba abierta y entró sin saludar.
-Juugo -dijo Sasuke frente a la mesa de recepción.
-Sasuke -respondió el pelinaranja de espaldas a él, utilizando el ordenador.
-¿Dónde está Sakura? -preguntó con tono autoritario.
Juugo suspiró. Sabía que tarde o temprano Sasuke ataría cabos y vendría a preguntarle. Era su amigo, sin embargo, pero no podía perdonarle por lo que le había hecho a Sakura.
-¿Piensas que te lo voy a decir? ¿Después de lo que le has hecho? -preguntó encarándole.
-Supongo que no voy a perder mi tiempo en explicaciones puesto que confías más en ella que en mí -eso había sido un golpe bajo para Juugo. No era cierto; creía en él tanto como lo había con Sakura- Pero… Sólo te pido que me digas dónde está. No iré a verla, no insistiré más cuando ella no quiere verme. Yo sólo quiero saber si está en un buen lugar, que no le falte de nada y esté bien -dijo el pelinegro, suavizando su tono y bajando la vista, como si se lo estuviera suplicando.
Juugo se sorprendió al verle así. Nunca lo había visto tan frágil y débil, y la verdad es que no le gustaba. Ahora mismo no parecía como si fuera culpable de lo que había hecho; más bien parecía desesperado. No supo si era pena o simplemente su amistad la que se sobrepuso cuando dijo:
-Está en mi casa. No te preocupes, se encuentra perfectamente -dijo todavía mirándole con ojos sorprendidos aunque con voz autónoma.
Sasuke no se movió. Siguió mirando hacia abajo y solamente se pudo percibir un pequeño temblor cuando dejó escapar una exhalación. Finalmente dijo:
-Gracias.
Y se fue.

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Mientras tanto Megan intentaba acercarse a Sasuke de manera que se notara la preocupación y la culpabilidad de haber sido partícipe de aquel problema. Pero Sasuke ya no era el mismo con ella, con nadie. Parecía como si no estuviera completo y no le importara nada. Al principio tenía miedo de que él la culpara realmente de lo que había pasado pero después descubrió que él mismo estaba cargando con toda la responsabilidad, y algo dentro de ella no quería eso. No le había dicho nada a Kakashi y él parece no haber conseguido nada preguntándole. Por un lado eso la aliviaba pero por otro tenía unas ganas tremendas de contarlo todo y que desapareciera el “verdadero” sentimiento de culpabilidad que llevaba dentro. Hasta los compañeros de confianza de Sasuke (su abogado y secretaria) le lanzaban miradas envenenadas cada vez que se la cruzaban. Si hubiera estado allí Naruto no hubiera tardado en echarla directamente de la empresa, aunque no estuviera en su propia jurisdicción. 
Así pasaron los días y las cosas no mejoraban. Megan empezaba a impacientarse con Sasuke y pensaba que no había nada que hacer con él. “Otra vez”, pensaba varias veces al día. Volvería a quedarse sola. No disfrutaría del amor otra vez. Parecía como si una maldición hubiera caído sobre ella. Sin embargo, ya había decidido llevar a cabo su objetivo y no iba a cesar hasta que Sasuke quedara las cosas claras.
Un día, cuando los empleados ya se estaban marchando a sus casas después de una dura y fructífera, Megan aprovechó para ir a ver a Sasuke ya que sabía que se quedaba siempre un poco más. Cuando llegó a la planta donde se encontraba el despacho reparó en que la puerta se encontraba entreabierta y voces salían del interior. Vio su plan frustrado y cuando estaba a punto de darse la vuelta escuchó la grave voz del hermano mayor de Sasuke. Sonaba enfadado. Se acercó a escuchar.
-¿Y? ¿Te vas a quedar aquí parado, sin hacer nada? ¡Sabes donde está, maldita sea! -exclamó el mayor dando un puñetazo en la mesa.
-¡Y qué quieres que haga! No me escuchará aunque hable con ella. No creas que no he estado pensando en lo que puedo hacer… Pero es que no sé cómo explicarle algo que sé que he hecho pero no acordarme de haberlo hecho -Itachi no hablaba- Quiero que vuelva pero no sé cómo hacerlo. La amo tanto y aun así no sé si será suficiente… 
Y antes de que pudiera escuchar algo más, Megan salió corriendo de allí.

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Deidara se encontraba dando un paseo por uno de los múltiples parques de Tokio. Necesitaba desconectar y relajarse, intentar olvidarse de Megan. Pero era imposible; desde que discutieron en aquella convención no se había sentido para nada bien y no había tenido tampoco la oportunidad de hablar de nuevo con ella. Se sentó en un banco a lado de una farola que iluminaba bastante bien el perímetro. No había nadie.
Se recargó sobre el respaldo y dejó caer hacia atrás su cabeza, cerrando los ojos. No supo cuanto tiempo estuvo así hasta que sintió que alguien se acercaba con paso rápido y aliento jadeante. Abrió los ojos y fijó su mirada en la figura que entró en el halo de luz.
-¿Me-Megan? -dijo perplejo al reconocer la fatigada figura delante de él.
Megan, quien estaba doblada sobre sí misma y todavía jadeando, levantó la cabeza al escuchar su nombre. No había reconocido la voz ya que los latidos erráticos de su corazón no la dejaban escuchar nada más. Pero en cuando vio a Deidara, con gesto preocupado, levantándose para ayudarla, rompió en llanto.
-Ey, ey, ¿qué ha pasado? -preguntó alarmado, acercándose a ella. Pero aquello hizo que llorara más- Vale, vale, si no quieres verme me voy, ¿de acuerdo? -dijo dando un paso hacia atrás sin saber muy bien qué hacer, no queriendo dejarla sola de aquella manera.
Pero cuando se dispuso a irse sin decir nada más, Megan lo cogió de la camiseta- No te vayas…
Entonces Deidara se dio la vuelta y le abrazó con todas sus fuerzas, esta vez dejando que Megan se desahogara y se tranquilizase.
Unos minutos después, la chica se fue calmando. Deidara no la soltó aun así. Vio que le temblaban las piernas por haber corrido mucho.
-¿Quieres sentarte? -preguntó con voz tranquila contra el pelo castaño de Megan.
Ésta asintió, su cara escondida en el pecho del rubio. La cogió delicadamente por los hombros y la guió hacia el banco. La sentó y él se quedó de pie en frente de ella. Megan había dejado de llorar pero todavía no le miraba a la cara. Estaba encogida sobre sí misma; ya no parecía la mujer imponente que era. Parecía una niña pequeña perdida y asustada. Esperó a que ella comenzara a hablar cuando estuviera preparada.
-Tenías razón; Sasuke no dejaría de amar a Sakura aunque consiguiera separarlos y he sido una idiota en pensar lo contrario. Ahora me siento como la peores de las basuras por haber hecho infeliz a dos personas por mi jodido egoísmo y miedo. Y no sé qué hacer, de verdad que no lo sé… -confesó pasándose las manos por la cara para secarse las lágrimas con rabia.
-Tienes que ser sincera -dijo de repente Deidara, haciendo que lo mirase- Y no sólo con ellos, sino contigo misma. Tú no eres así, Megan. Sólo tienes miedo de quedarte sola y es verdad que a lo mejor pierdes a Sasuke por esto, pero tienes a tu familia, a Kakashi… a mí -dijo agachándose para estar a la misma altura que ella. Le sonrió tiernamente mientras le cogía una de las manos y le acariciaba una mejilla con la otra- Tienes que ser valiente y darte cuenta de todo lo que tienes y no has querido ver hasta ahora.
-Deidara… -dijo Megan emocionada, sonrojada levemente- Yo… Ahora lo veo -contestó con una pequeña carcajada haciendo que se le cayeran algunas lágrimas. Aquella carcajada se convirtió en una risa limpia que fue acompañada por las sonrisas de Deidara.
-Bueno, y ahora que he podido arreglar un poco la situación supongo que también me tocará invitarte a cenar algo que pueda ayudar a consolarte completamente -dijo con un tono más animado, levantándose y tirando de Megan para que ella también. 
-Me apetece una buena hamburguesa -respondió Megan recuperando su aliento tras haber reído todo lo que podía.
-Guau, y yo que pensaba que eras una señorita de lujos -replicó divertido Deidara, cogiéndole de la mano para guiarla.
Pero sintió que Megan tiraba de él y cuando miró hacia atrás para ver qué quería, se encontró con los labios de Megan sobre los suyos.
-Gracias -agradeció la chica con una sonrisa amplia y sincera.
Se soltó de su agarra y salió a correr. Deidara se quedó paralizado, procesando muy lentamente lo que acababa de pasar.
-¡Deidaraaaaa! ¡Vamoooos! ¡Tengo hambre! -gritó unos metros mas allá de donde él estaba.
Él reaccionó y la miró. Ella lo instaba a darse prisa levantando y moviendo los brazos, con una sonrisa en la cara, ojos todavía vidriosos.
Y como un niño, corrió a conseguir su sueño.

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A la mañana siguiente, Megan decidió contarle la verdad a Sasuke. La noche anterior Deidara le hizo abrir los ojos y ver lo equivocada que estaba. Por eso tenía que hacer lo imposible de nuevo para arreglar lo que había propiciado.
Miró con ojos decididos el edificio que tenía delante. Ya que ese día no era laboral pensó en ir a casa de Sasuke pensando que lo más probable es que estuviera allí. Tocó el telefonillo que correspondía y esperó a que respondiera.
-¿Quién es? -preguntó la inconfundible voz del pelinegro.
-Megan. Tenemos que hablar -respondió seriamente la chica.
Sasuke abrió sin contestar nada más. Quizá estaba dispuesto a escucharle. Después de todo ella sabía lo que había ocurrido aquella noche.
Cuando llegó al piso adecuado, Sasuke la esperaba con la puerta abierta. Seguía siendo condenadamente perfecto aunque la tristeza se hubiera instalado en sus ojos. Ésos mismos que la miraron al escucharla llegar y que le preguntaban un tanto incriminatorios que qué quería decirle.
-¿Ya sabes dónde está Sakura? -preguntó todavía seria, sin saludar.
Sasuke dudó pero aun así asintió sin decir palabra.
-Bien, pues entonces escúchame. Seré rápida -dijo con determinación.
Sasuke la observó unos instantes antes de apartarse y dejarla entrar.

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-No me puedo creer lo que hiciste… -dijo Sasuke escondiendo su rostro perplejo entre sus manos después de escuchar la verdad, toda la verdad de Megan- Yo… Yo confié en ti. ¡Confié en ti a pesar de estar en contra de Sakura! Y aun así… Aun así… -decía Sasuke dolido.
-Lo sé, lo sé, y no sabes cuánto me arrepiento por ello -contestó la chica, mirándole con tristeza. Sasuke se removió incómodo- No necesito que me perdones. Sólo quiero arreglar las cosas, ayudarte. Sé que no puedo volver a tener tu confianza pero déjame explicarle todo esto a Sakura, por favor. A ti quizás no te escuche pero si se lo cuento yo no va a tener otra que pensar que es cierto -rogó encarecidamente, ansiosa por deshacerse de aquella culpa que le atormentaba.
Sasuke se enderezó y la miró. Vio entonces a una mujer sincera y valiente que reconocía sus errores sin miedo, dispuesta a resolverlos aun a costa de haber perdido su confianza. Sabía que tarde o temprano tendría que perdonarla por lo que había hecho; no quería perder a una amiga de aquella forma. Pero de momento dejaría las cosas como estaban ya que la traición estaba todavía fresca.
-De acuerdo. Vamos a hablar con ella.

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Recorrieron el camino en coche en silencio. No había nada más que decir por el momento. 
Justo después de que aparcaran enfrente del edificio, Sakura salió de él. La pelirrosa salía a hacer unas compras ya que Juugo había tenido que salir de la ciudad para ir a hacer una revisión veterinaria durante unos días; pero no contó para nada con encontrarse con Megan y Sasuke en la puerta. Ellos parecían igual de sorprendidos.
-Sakura… -llamó Sasuke involuntariamente. La miraba como si fuera un espejismo. Hacía tanto que no la veía…
-¿Qué hacéis aquí? -preguntó Sakura con voz dura.
-Nosotros… Yo quería explicarte lo que sucedió en realidad. Escúchame, por favor -pidió Megan adelantándose unos pasos, rogando por su permiso.
-Sí, ya, claro. Tengo que irme -contestó la otra con desdén, comenzando a alejarse de ellos más rápido de lo que debería. Estaba huyendo.
-¡Sakura! Por favor. Si no me escuchas a mí, tienes que hacerlo con ella. Nosotros no… -Sasuke le alcanzó impidiendo que avanzase.
Pero ella lo apartó de un empujón y comenzó a correr. Megan reaccionó enseguida y fue tras ella gritando su nombre. Sasuke, quien se había dado un buen golpe contra una pared, se repuso como pudo y las siguió también.
La calle por la que vivía Juugo era poco transitada, ya que era una urbanización muy tranquila. Sin embargo, se localizaba justo al lado de la calle principal de la ciudad y por allí se movía la mayoría de la población. Si Sakura llegaba hasta allí, podría confundirles y hacer que la pedieran de vista muy fácilmente. 
Y así ocurrió. Sasuke se había ido acercando todo lo rápido que podía y ya que estaba acostumbrado a correr las fue alcanzando en pocos minutos. Pero justo cuando las tenía a mano, ambas se internaron en la gran masa de gente que recorría apresuradamente la calle principal. Tardó unos largos minutos en volverlas a encontrar a varios metros de él, cerca de la calzada donde circulaban numerosos coches.
Y entonces Sakura se metió en la calzada en su desesperación de perderlos de vista. Y Megan la siguió sin importarle el peligro que estaban corriendo. Algunos coches frenaron alarmados mientras pitaban, mientras que hubo otros que las sortearon a duras penas. Pero hubo uno que no lo hizo.
Y Sasuke, que no había dejado de correr, por fin las alcanzó. Las empujó con todas sus fuerzas puestas en los dedos de sus manos y sintió el roce con sus espaldas.
Después sintió un golpe.
Y luego nada.

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Sakura se levantó del suelo a duras penas ya que se había golpeado la cabeza y todo le daba vueltas. Abrió los ojos y vio que Megan estaba a su lado reincorporándose también. Mientras, se dio cuenta del ruido que se había producido a su alrededor: gente gritando y chillando, mirándolas con preocupación y llamando por teléfono apresuradamente.
Pronto cayó en la cuenta de que había ocurrido un accidente de coche y ellas habían sido salvadas. ¿Por quién? Su mente se aclaró de repente. Sasuke…
Dejó de importarle lo más mínimo su dolor de cabeza y corrió desesperadamente hacia el tumulto de gente que rodeaba al accidentado. No escuchó la voz de Megan llamándola ni vio si la seguía o no; de todas maneras, ella también calló cuando vio el cuerpo.
Sasuke se encontraba a varios metros del coche que lo había atropellado. Un grupo de policías que pasaba por allí ya se había hecho cargo de la situación y no dejaban que nadie se acercara para no empeorar la situación. El conductor del coche se encontraba inconsciente debido al golpe producido por el frenazo, pero nadie se había acercado a Sasuke todavía. Nadie sabía si estaba vivo o no, y no se movía… No se movía.
-¡Sasuke! 
El grito desgarrador de Sakura se coló de entre las demás voces y pronto se la pudo ver corriendo dirección al cuerpo. Megan la siguió corriendo también y cuando vio que un policía iba a pararlas ella se interpuso diciendo que eran amigas del accidentado y que una de ellas era médico. Acto seguido le preguntó rápidamente si alguien había llamado ya a una ambulancia.
Mientras tanto Sakura logró llegar hasta Sasuke. Se arrodilló a su lado e intentándose calmar echó mano de su conocimiento médico. Cuando le dio la vuelta cuidadosamente vio que le sangraba la cabeza. Comenzó a ponerse nerviosa al saber lo que podía implicar aquello. Colocó su cabeza sobre una almohada improvisada con su chaqueta y se dispuso a tomarle el pulso. Le temblaba tanto el cuerpo que no podía distinguir sus latidos de los de él, pero aguantándose las lágrimas y respirando hondo pudo reconocer algunos débiles latidos.
En ese momento comenzó a llorar, llamando a Sasuke entre sollozos.
Sollozos que fueron ahogados por el cantar de las sirenas de las ambulancias.

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Esta vez Tsunade no dejó entrar en la sala de urgencias a Sakura, debido a que estaba mucho más conmocionada que cuando ocurrió lo de su padre. Pero le dio la enhorabuena por haberse hecho cargo de él hasta que llegó la ambulancia; así los riesgos podrían ser menores.
Así, Sakura y Megan se quedaron en la sala de espera. Ninguna habló. La morena no podía contarle la verdad en aquel estado, no al menos que viera que estaba más calmada y repuesta del susto. 
El primero en llegar fue Deidara, quien al ver a Megan sana y salva corrió a abrazarla. Poco a poco fueron llegando más conocidos: los padres de Sasuke e Itachi y su familia, desesperados por saber cómo estaba Sasuke; los padres de Naruto e Hinata, diciendo que habían llamado a sus respectivos hijos y que venían de camino, llegando pocos minutos después; sus propios padres, cuyo padre ya estaba completamente recuperado del corazón y que corrieron a apoyar a su hija; Sasori y Rie, además de Juugo y Chiharu cogidos de la mano, quien volviendo de su viaje se había encontrado con el chico y habían estado hablando de ellos; Suigetsu y Karin, alarmados y temerosos por su amigo; Kakashi, preocupado por su sobrina y su pupilo; incluso llegaron Pain y Konan con Shouta, cosa que le extrañó especialmente hasta que le explicaron lo que había ocurrido realmente.
Como Sasuke, Sakura se quedó en completo shock. Por un lado, estaba contentísima de que Shouta tuviera aquellos excelentes padres pero por otro lado, la destrozaba saber que ya no podría vivir una vida con su pequeñín.
Cuando ya estaban todos reunidos, Tsunade salió de la sala de operaciones. Con gesto grave comunicó que Sasuke se encontraba en una situación crítica debido al fuerte golpe en la cabeza, pero aun habiendo habido varias complicaciones en la operación habían podido restablecerlo y ya se encontraba fuera de peligro. No sabían las consecuencias que podría acarrear el accidente psíquicamente, porque físicamente tenía algunas costillas rotas y habían tenido que colocarle en su sitio el hombro izquierdo y la cadera. Milagrosamente, no presentaba ningún daño grave en los órganos internos.
Cuando terminó de dar la información dejó que comenzaran las visitas. Luego se acercó a Sakura y le acarició la cabeza mientras le abrazaba. Su maestra sabía cómo consolarla. Sakura dejó que pasara la familia de Sasuke y los demás primero. Se dio la vuelta y encaró a Megan.
-Cuéntamelo todo.

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Cuando despertó todo estaba oscuro y en silencio, exceptuando un pitido monocorde que sonaba a cada pocos segundos. Se encontraba desorientado, extraño. No sabía en dónde estaba ni qué había sucedido. Trató de moverse pero un dolor punzante en su cabeza y costado le hizo cambiar de idea. Decidió quedarse quieto y esperar a que todo se le aclarase para que pudiera pensar con tranquilidad. Y de aquella manera, recordó todo a la vez, tan rápido que apenas podía procesarlo. 
Por fin pudo ir reconstruyendo la situación y saber que estaba en el hospital, vivo. Era de noche y lo único que quería es saber cómo se encontraban Sakura y Megan; no podría saberlo a menos que llamara a una enfermera o a un médico. Sin embargo, cuando iba a levantar la mano para darle al botón de llamada se dio cuenta de que alguien se la estaba sujetando. Giró un poco la cabeza, lo justo para no hacerse daño, y miró la silueta de alguien dormido en una silla, apoyando sus brazos y su cabeza en el colchón; una de sus manos agarrando la suya. Estaba todo oscuro, sí, pero podría reconocer aquella mano pequeña, delicada y suave sin necesidad de mirarla.
-Sakura… -dijo lo más alto que pudo. Su voz estaba ronca y bastante grave.
Como si de una llamada se tratase, Sakura levantó la cabeza y lo miró; su mano apretando con más fuerza la suya. Parecía como si hubiera estado preparada desde un principio para cuando él despertase.
-¡Oh, cielos! ¡Sasuke! -exclamó Sakura emocionada, lágrimas apareciendo en sus ojos.
Estaba conmocionada. Parecía como si no supiera que hacer en ese momento pero de repente volvió en sí y, soltando su mano, fue rápidamente al otro lado de la habitación y encendió una pequeña luz para que iluminara un poco la habitación pero que no molestara a Sasuke. Después volvió todo lo rápida que pudo.
-Sakura -volvió a decir con más determinación; pero su garganta estaba tan seca que le hizo toser.
-Tranquilo; te voy a incorporar, ¿vale? Puede que te duela un poco -dijo Sakura nerviosa pasando sus delgados pero fuertes brazos por debajo de Sasuke.
Lo impulsó hacia delante para levantarlo y con un pequeño quejido Sasuke se mantuvo quieto hasta que Sakura colocó las almohadas y cojines en el cabecero para que se apoyara y se sintiera cómodo. Acto seguido le acercó un vaso de agua que con un poco de dificultad logró coger por sí solo. Luego Sakura le hizo unas cuantas preguntas sobre su condición: que si sentía todo su cuerpo, que si lo podía mover aunque fuera sólo un poco, que si recordaba lo que había pasado. A todas ellas respondió afirmativamente, bajo la mirada preocupada de la chica. Cuando ésta vio que no había quedado ninguna consecuencia grave del accidente, soltó un suspiro de alivio y se dejó caer en la silla; lágrimas cayendo silenciosamente por sus mejillas.
Sasuke la dejó llorar. La observó detalladamente mientras: llevaba una ropa distinta y mostraba síntomas de severo cansancio.
-¿Cuánto… cuánto tiempo llevo aquí? -preguntó una vez se había calmado. Tenía miedo de la respuesta.
-Tres días -respondió Sakura secándose las lágrimas.
Sasuke se relajó ante la respuesta. Sabía que la causa de que ella estuviera así era él, y no se hubiera perdonado por hacerle pasar por esto más tiempo.
Tras aquella pregunta ninguno de los dos volvió a hablar. Tenían muchas cosas para preguntarse y muchas cosas que decir pero en ese momento no podían abrir la boca hasta que alguno de los dos supiera bien qué decir. Y la primera fue Sakura:
-Megan… Megan se encuentra bien; nos salvaste a las dos -comenzó a decir Sakura, con la cabeza gacha y sus puños apretados fuertemente contra sus piernas- Si yo no hubiera huido todo esto no habría pasado; yo habría escuchado lo que tenía que decir Megan y tú no habrías tenido que estar aquí ahora. Huí cuando lo que tenía que hacer era enfrentar la situación como la adulta que soy, pero me comporté como una niña… Sólo quería que todo volviera a ser como antes y lo eché a perder -decía con voz más y más compungida- Lo siento, lo siento, lo siento… 
En ese momento, Sasuke dejó de lado el dolor y se acercó para abrazarla con fuerza.
-Shhh, ya está, ya está… Ya todo ha pasado. No tienes la culpa de nada; estoy bien… -decía Sasuke para calmarla.
-¿Pero y si no hubieras despertado? ¿Y si hubieran quedado consecuencias? Si hubieras muerto, entonces ¿qué haría? Cuando vi que no te movías, ahí tirado en el suelo, sangrando… creía que me moría, se me paró el corazón, me quedé en blanco y lo único que podía hacer era gritar tu nombre… Odio tener que amarte tanto, lo odio. Y odio aun más saber que mi vida no vale nada sin ti -decía inconsolable, dandole pequeños golpes en el pecho.
-Entonces lo mismo va para mí -respondió Sasuke cogiéndola por las muñecas y haciendo que lo mirara- No seas injusta pretendiendo que tú eres la única que sufre. No me puse delante de un coche para poder hacerme el héroe, sino para salvarte, porque te amo, porque daría mi vida por ti. No cargues con la culpa cuando he sido yo quien ha decidido sacrificarse por la persona que amo, y no me arrepiento por ello. Lo volvería a hacer todas las veces que hicieran falta, créeme -inquirió serio Sasuke, esta vez seguro de que estaba transmitiendo correctamente sus sentimientos.
Sakura se quedó sin palabras mientras que lo miraba con ojos brillantes. Después apoyó su frente contra su pecho vendado.
-Pues yo no quiero que lo vuelvas a hacer, te lo prohibo. Te juro que te arrepentirás la próxima vez que me hagas algo así, lo juro. No te lo perdonaré jamás -dijo Sakura abrazándole sin hacerle daño.
-Hn -respondió Sasuke con una mueca que se convirtió en sonrisa. Le devolvió el abrazo, acariciándole el pelo.
-Te amo -dijo Sakura sollozando.
Sasuke volvió a asentir, esta vez apretándola más contra él y besándole la cabeza. 
Y entonces dejó que todas las lágrimas acumuladas hasta ese momento quedaran libres.

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Megan salió de la habitación de Sasuke después de haberlo visitado. Se quedó en el marco de la puerta viendo cómo el chico hablaba con su familia y amigos. Sakura seguía a su lado, como había hecho durante los últimos tres días. Sintió cómo alguien se situaba a su lado.
-Me alegra que todo haya salido bien al final -dijo Kakashi también observando la escena.
-Sí -respondió con tono aliviado y feliz.
Miró de reojo a su tío. Cuando llegó al hospital tras haberle comunicado la noticia, ella se dispuso a contarle toda la verdad que le había estado ocultando. Deidara le acompañó en todo momento pero no la interrumpió para nada. Incluso estuvo a punto de protegerla de la bofetada que le dio Kakashi al terminar la explicación pero que rápidamente fue sustituida por un fuerte abrazo. Deidara se relajó y puso una de sus manos en su cintura, uniéndose en aquel momento tan emotivo. Nunca se había sentido tan querida y amada como entonces.
Apartó la mirada antes de que Kakashi se diera cuenta de que se estaba volviendo a emocionar. Era una mujer orgullosa, al fin y al cabo.
Kakashi la miró y sonrió tiernamente. La abrazó por los hombros, sorprendiéndola.
-Y me alegro mucho más por saber que has encontrado tu lugar en el mundo -dijo al oído en tono cómplice, dejando de abrazarla y comenzando a andar.
No supo responder a aquello. Lo buscó con la mirada y vio que se estaba acercando a Deidara que venía por el pasillo. Se saludaron amigablemente y Kakashi finalmente siguió su camino. Entonces sus ojos se encontraron y ambos sonrieron.
El mundo, su mundo, volvía a moverse.

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-¿Y qué vamos a hacer con lo de Shouta?
-Sakura, no le des más vueltas. Ya está con su verdadera familia; no podemos hacer más.
-Pero…
-Lo sé.
-Es como si fuera nuestro hijo…
-Lo sé.
-Va a ser muy duro no verlo jugueteando por la casa.
-Hn.
-¿No vas a decir otra cosa que no sean “lo sé” y “hn”?
-¿Y qué quieres que diga? Yo tampoco quiero que se vaya pero no vamos a conseguir nada quejándonos. Después de todo no somos sus padres.
-Ugh, eso a dolido.
-Cierto.
-Le voy a echar mucho de menos…
-Todos lo vamos a hacer, Sakura…
-…
-…
-¡Sauke! ¡Sakua! 
-¡Shou-chan!
-¡Shouta!
-Perdonad la intromisión pero Shouta quería deciros algo.
-¡Pain! ¡Konan!
-Vamos, diles lo que le has dicho a papá antes.
-Mmmm…
-Shouta, no te avergüences tontino. Venga.
-Papá -acariciando la cara de Sasuke- Mamá -acariciando la cara de Sakura- CIEMPRE.
Sasuke y Sakura se miran asombrados ante la mirada avergonzada pero alegre de Shouta. Pain y Konan resisten su emoción. Después, Sakura lo coge en brazos y lo abraza contra su pecho.
-Y tú siempre serás nuestro pequeño consentido -dice Sakura aguantando las lágrimas mientras sonríe y le acaricia la carita.
-Sí, nuestro pequeño que no nos deja discutir porque se pone a llorar y que nos hace sonreír con su risa -dice Sasuke depositando un dulce beso en la coronilla del crío.
Shouta sonrió y soltó una carcajada contento.

-SIEMPRE SERÁS NUESTRO PROBLEMÓN MUY LLORÓN.

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