Resumen

2 personas que se odian + un bebé llorón = Un problemón muy llorón.

Esa es la situación de Sasuke y Sakura, dos jóvenes enfrentados por sus diferencias.

Sakura Haruno, una chica de 25 años que vive en la ciudad de Osaka en Japón, es transferida a la gran ciudad de Tokio para trabajar como médico profesional en el mejor hospital de la ciudad. Sólo tiene un problema: ni su familia ni ella tienen el suficiente dinero como para comprarse ni siquiera un pequeño apartamento. Por eso decide compartir piso…

Sasuke Uchiha, un chico de 26 años que vive en la ciudad de Tokio, es propietario empresario de las grandes E.M.U (Empresas Mobiliarias Uchiha) junto con su hermano mayor Itachi Uchiha quien se encarga también de la empresa desde EE.UU. Se verá obligado a compartir su tranquilo y preciado apartamento con una verdadera “molestia”, según él…

Toda esta situación se complica cuando alguien deja al pequeño Shouta de casi 2 años de edad delante de la puerta de su apartamento.

Esta historia será una comedia romántica, donde los tríos amorosos e incluso los “cuartetos amorosos” pondrán a prueba la complicada relación que hay entre estos dos personajes, acompañados por situaciones divertidas y alocadas.

Parejas que aparecerán en esta historia:

-SasuSaku (Pareja principal)

-NaruHina

-ItaKo (Itachi y Kohana “personaje inventado por mí”)

-PainKon (Pain y Konan)

-SuiKa (Suigetsu y Karin)

-SasuKa (Sasuke y Karin, lo siento T.T a mí también me ha costado admitirlo)

-SasoSaku (Sasori y Sakura)

-JuuSaku (Juugo y Sakura)

lunes, 27 de julio de 2015

"¡Un problema muy llorón!" <> CAPÍTULO 25 (2ª TEMPORADA)

A partir de ese día, Sasuke se sumió en una búsqueda desesperada. No podía dejar de ir a trabajar pero incluso en su despacho ponía todas sus fuerzas en encontrar aunque fuera una mísera pista. Cada día que llegaba a su vacío apartamento sin haber encontrado nada le suponía un gran martirio. Incluso dejó a Orus a cargo de sus padres por un tiempo, sabiéndose incapaz de llevar a cabo su labor como amo en aquellos momentos. No le había dicho nada a Naruto; no quería preocuparle en los últimos días de su luna de miel. Su hermano se había distanciado y como había dicho, no quería saber nada. No le culpaba. En el trabajo, Suigetsu y Karin intentaban ponerle alguna solución a su depresión pero era inútil. Incluso Kakashi preguntó lo que había pasado pero Sasuke lo evadió completamente (seguramente Megan no le había contado nada).
Así pasaron varios días. Sakura no daba señales de vida y Sasuke estaba perdiendo la esperanza de recuperarla… Cuando de repente se acordó de algo. Recordó que había llamado a Juugo el día después de la desaparición de Sakura y no se lo había cogido. Intentó llamarle otras veces pero siempre pasaba lo mismo; había pensado que estaba ocupado y no le había dado demasiada importancia. Pero, ¿por qué no le había respondido a las llamadas todavía? Sasuke comenzó a juntar las piezas.
Sakura estaba con Juugo.
Frunció el ceño y arrugó algunos papeles que había sobre el escritorio al hacer sus manos puños. Lo tendría que haber sabido; él mismo le dijo que se la quedaría si le hacía daño. Y eso es exactamente lo que está haciendo. Poco tardó en salir de la empresa y dirigirse a la clínica veterinaria de su amigo. Vio que estaba abierta y entró sin saludar.
-Juugo -dijo Sasuke frente a la mesa de recepción.
-Sasuke -respondió el pelinaranja de espaldas a él, utilizando el ordenador.
-¿Dónde está Sakura? -preguntó con tono autoritario.
Juugo suspiró. Sabía que tarde o temprano Sasuke ataría cabos y vendría a preguntarle. Era su amigo, sin embargo, pero no podía perdonarle por lo que le había hecho a Sakura.
-¿Piensas que te lo voy a decir? ¿Después de lo que le has hecho? -preguntó encarándole.
-Supongo que no voy a perder mi tiempo en explicaciones puesto que confías más en ella que en mí -eso había sido un golpe bajo para Juugo. No era cierto; creía en él tanto como lo había con Sakura- Pero… Sólo te pido que me digas dónde está. No iré a verla, no insistiré más cuando ella no quiere verme. Yo sólo quiero saber si está en un buen lugar, que no le falte de nada y esté bien -dijo el pelinegro, suavizando su tono y bajando la vista, como si se lo estuviera suplicando.
Juugo se sorprendió al verle así. Nunca lo había visto tan frágil y débil, y la verdad es que no le gustaba. Ahora mismo no parecía como si fuera culpable de lo que había hecho; más bien parecía desesperado. No supo si era pena o simplemente su amistad la que se sobrepuso cuando dijo:
-Está en mi casa. No te preocupes, se encuentra perfectamente -dijo todavía mirándole con ojos sorprendidos aunque con voz autónoma.
Sasuke no se movió. Siguió mirando hacia abajo y solamente se pudo percibir un pequeño temblor cuando dejó escapar una exhalación. Finalmente dijo:
-Gracias.
Y se fue.

++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++

viernes, 17 de julio de 2015

"¡Un problema muy llorón!" <> CAPÍTULO 24 (2ª TEMPORADA)

-¿Qué…? ¡¿Qué se supone que es esto?! 
El grito de Sakura retumbó en las paredes. Megan se incorporó sorprendida y Sasuke se movió lentamente todavía un poco afectado por la droga. Sin embargo, logró discernir la silueta de Sakura frente a la cama cuando vio el rostro descompuesto de ésta. 
-Sakura… -la llamó saliendo de los efectos de la droga.
-Haruno-san, te lo puedo explicar -dijo Megan tapándose con una sábana, haciéndose la inocente y siguiendo con su plan.
El pelinegro la miró con asombro y de repente se dio cuenta de que ambos estaban en la cama, desnudos. Un sentimiento de desesperación le dio de golpe al comprender (más o menos) la situación en la que estaban. No sabía cómo Megan y él habían acabado así pero lo que sí sabía es que Sakura estaba allí y los había pillado sin poder poner ninguna excusa al respecto.
-¡No! ¡Espera! ¡No sé que es lo que ha pasado! ¡Créeme! -comenzó a intentar explicarse Sasuke ante la mirada incrédula y dolorosa de Sakura que lo veían claramente como uno de los culpables de aquello.
-Yo… Yo ya no te creo -dijo entre sollozos la pelirrosa comenzando a retroceder hacia la puerta.
-¡Por favor! ¡Déjame explicarte! -suplicó Sasuke levantándose rápidamente de la cama.
-¡Explicarme qué! ¡¿Qué, eh, Sasuke?! ¡Que me acabas de engañar con tu querida amiga Megan! -estalló la chica con voz rota.
-Te juro que no sé qué es lo que ha pasado, por favor, deja… -contestó lastimeramente, perdido, mientras la cogía por una de sus muñecas.
-¡Ya basta! ¡Se acabó! ¡No quiero oírte decir más! ¡No puedo más! -chilló deshaciéndose de su agarre con fuerza y saliendo a correr por el pasillo.
-¡Sakura! -gritó Sasuke que rápidamente se dispuso a echar a correr detrás de ella. Pero se mareó de repente y se tropezó haciendo que se cayera.
Y allí se quedó. Tirado en el suelo mientras escuchaba el portazo que Sakura daba al irse de casa. Aquel sonido se le quedó grabado en la cabeza y se escuchaba tan alto que no se escuchaba las palabras de preocupación que Megan le decía, ahora a su lado e intentando hacer que se levantara.
Sakura se había ido y parecía como si se hubiera quedado vacío.
Por otro lado, Megan (quien se había quedado callada durante toda la discusión) tenía sentimientos encontrados. Sentía cierto alivio por haber completado su objetivo pero el sentimiento de culpabilidad estaba allí remordiéndole la conciencia que pensaba que había dejado atrás. Y tal y como estaba Sasuke en esos momentos pudo entender que estaba destrozado, perdido y desesperado ante una situación que para él no había tenido ni pies ni cabeza.
Pero ya todo estaba hecho y no había vuelta de hoja.

++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++

"¡Un problema muy llorón!" <> CAPÍTULO 23 (2ª TEMPORADA)

Nos encontramos en una lujosa consevención de prominentes empresarios en uno de los hoteles más prestigiosos de Tokio. Los invitados hablaban unos con otros mientras disfrutaban de un delicioso coctel en el salón más grande del edificio. Los temas sobre negocios triunfaban por doquier; aquellos que lo trataban intentaban hacer buenos tratos para el beneficio de la empresa. Por otro lado, estaban aquellos otros que sólo habían ido a socializar y a cotillear sobre los que no habían venido a aquella velada y entre los que destacaba el guapo y sensual Sasuke Uchiha. Todo el mundo sabía que estaba pasando una época dura con lo sucedido con el padre de su flamante pareja, Sakura Haruno. Aún así nadie perdió el tiempo y especuló sobre su relación como si fuera la cosa más interesante del mundo. Y por último, los había quiénes habían ido para divertirse y echarse algunas risas como ocurría con cierto rubio de pelo largo, que bromeaba y reía acompañado de un gran número de espectadores alrededor.
Deidara siempre había sido muy popular (dejando de lado su obsesión con las bombas podía llegar a ser bastante agradable) y había tenido más de una pareja pero siempre lo habían dejado a las semanas de empezar a salir porque el rubio perdía rápido el interés. ¨Cómo si lo hubiera tenido en algún momento¨, pensaba con indiferencia cuando rompía su relación. Y era cierto. Siempre había aceptado a cada mujer que se le había declarado pero él desde un principio no sentía nada por ninguna de ellas. Sólo esperaba que fuera divertido y poder encontrar eso que siempre había echado en falta: amor. Nunca había sido posible, claro; sino ya estaría casado felizmente como Hidan y Pain o estar en una pompa de continuo amor como el tonto de Naruto y el egocéntrico de Sasuke. Rió disimuladamente. Ah, no, que el Uchiha menor estaba pasando una grave crisis amorosa. Qué gracia.
En ese momento, mientras bebía de su copa para disimular su risa de los que le rodeaban, avistó al objeto de todos sus anhelos cruzando la sala. Sí, Megan Fletcher había entrado a pisotones en su corazón y no había manera de sacarla de allí. Y ahora viéndola con un hermoso traje azul noche de gala, su liso pelo corto y castaño y sus suntuosos andares, no podía hacer otra cosa que quedar hechizado. Se disculpó con sus acompañantes y se dispuso a seguirla entre la multitud. Apunto de alcanzarla, Hidan apareció de lo más inoportuno.
–Hey, me acaba de llamar Pain –dijo un tanto preocupado. Por su lado, Deidara lo esquivó y siguió su camino– ¡Deidara! ¿Qué haces? ¡Dice que volverá dentro de poco y se llevará a Shouta! –explicó alarmado mientras intentaba pararlo.
Deidara lo miró indiferente–. A lo mejor si les quitan al niño vuelven a estar acaramelados mientras se apoyan mútuamente ante la dolorosa situación. ¿Qué bien, no? –respondió con cierto sarcasmo e ironía. No le podía importar menos ahora.
–¿Qué coño te pasa? –preguntó Hidan con gesto extrañado.
–Tengo otros asuntos más importantes que tratar –contestó dejando a su asombrado amigo atrás. 
Cuando por fin la pudo volver a encontrar, Megan se encontraba cogiendo una nueva copa de una de las bandejas que transportaban de un lado a otro de la estancia los muchos camareros que había. Se acercó con una sonrisa sugerente a ella y chocó su copa contra la de ella en un brindis improvisado. Los magnéticos ojos grises de la mujer se posaron en él.
–Buenas noches, señorita Fletcher. Es raro encontrarla tan sola en esta clase de eventos –saludó con zalamería haciendo que Megan sonriera con diversión.
–Será que no encuentro la compañía adecuada –respondió burlona.
–Como la de cierto pelinegro, ¿me equivoco? –se aventuró a decir el rubio.
La morena dejó de sonreír y desvió la mirada. Se acercó a uno de los lujosos sillones que habían esparcidos por toda la sala y se sentó. Soltó un suspiro. Deidara se tomó el gesto como una invitación a escucharla. El se sentó a su lado y aceptó su oferta.
Megan lo miró durante unos instantes antes de contarle sus preocupaciones. Parecía que el rubio tenía toda la intención de ser serio sobre el tema. Sonrió agradecida para sus adentros. La verdad es que se alegraba poder hablar de todo lo que se le pasaba por la cabeza con alguien ahora que no lo podía hacer con Kakashi, por razones obvias. No había sido así desde un principio pero después de haber coincidido en tantos eventos empresariales había visto a un hombre comprometido y amable bajo esa faceta bromista y extravagante. Además, se le hacía muy tierno ya que no era capaz de esconder sus sentimientos por ella y siempre intentaba ligar con ella o seducirla. No mentiría diciendo que no le gustaba que lo hiciera; le hacía sentir bien y el chico era muy bien parecido también. Así había conseguido lo más parecido a un amigo confiable con el que hablar allí en Japón.
Megan comenzó a explicarle todas sus emociones y sentimientos que había ido acumulando todos aquellos años con cada relación rota y lo ilusionada que estaba por haber encontrado a un hombre como Sasuke. Dedicar sabía que iba a ser difícil escucharla hablar sobre otro hombre cuando él estaba enamorado de ella, pero no pensó que le dolería tanto hacerlo. Y sobre todo comenzó a sentirse dolido, porque sabía que Megan estaba al corriente de sus sentimientos por ella; él mismo se había descubierto miles de veces al perseguirla como un perrito faldero. Cuando la chica terminó de hablar, apartó la mirada y bebió un poco de su copa para reprimir su molestia. Estaba enfadado consigo mismo por no poder apoyarla en un momento tan delicado como aquel. Así que no pudo reprimir decir:
–Deberías buscarte a otro… Después de todo, Sasuke tiene pareja. Y la ama con locura, por cierto –dijo con tanta indiferencia que Megan se sobresaltó.
–Deidara, ¿me has estado escuchando? –preguntó Megan con un poco de molestia.
–Sí, y me ha quedado muy clara tu obsesión con Sasuke. Lo que no entiendo es el porqué de ir detrás de un hombre que ya tiene una pareja estable –Megan abría cada vez más sus ojos– Si quieres mi opinión de todo esto te la diré: acabarás como la puta que se interpuso en una relación, además de quedarte de nuevo sola porque Sasuke nunca estará contigo después de eso… nunca –terminó de decir con la misma voz indiferente mientras miraba al vacío.
Finalmente, giró su cabeza y se encontró con la mirada dolorida y rebosante de lágrimas silenciosas de Megan. Sólo entonces supo que se había pasado de la raya. Entreabrió la boca para decir algo pero se encontró con que su voz estaba de acuerdo con aquella parte de su cabeza que le decía que se lo merecía por hacerle sufrir a él a sabiendas de su enamoramiento.
Megan desvió la mirada y se levantó–. No hace falta que lo entiendas –dijo en tono bajo. Luego se dio la vuelta y le regaló la mirada más dura que había visto al rubio mientras decía–: Después de todo, él tiene todo lo que no hace que me enamore de ti –dijo fríamente mientras que hacía que una daga de acero al rojo vivo se enterrara en el corazón de Deidara.
La chica comenzó a alejarse de allí y eso hizo que el chico reaccionara por instinto, reteniéndola por la muñeca. Megan se dio la vuelta y con un impulso le vertió el contenido de su copa en la cara. Se deshizo de su agarre con un aspaviento y dijo con una sonrisa vacía:
–Que disfrute de lo que queda de noche, señor patético –se despidió con un tono oculto lleno de dolor.
Y allí se quedó, en medio de toda aquella gente que le miraba con ojos inquisidores y burlones. Pero no le podía importar menos. No le importaba una mierda. Nada le importaba ahora.
–Deidara… –Hidan llegó rápidamente al ver la escena a lo lejos. Rodeó los hombros de su amigo para sacarlo de allí. 
Sin embargo, Deidara se deshizo de su abrazo–. Estoy bien –dijo con voz automática comenzando a andar hacia la salida. Aun así Hidan los siguió rápidamente.
–Vaya, vaya… Y yo que pensaba que iba a ser un rollazo venir en representación de Sasuke. ¡Qué grata sorpresa¡ –exclamó divertido Suigetsu. De repente vio que se acercaba Karin con gesto serio– ¡Hey, zanahoria! ¿Qué has estado haciendo en el baño? Has tardado tanto que seguro que te has perdido el evento más interesante de la noche –dijo guasón mientras le devolvía su copa que le había estado guardando.
–No, lo he visto –respondió todavía seria. Suigetsu la miró extrañada.
–¿Ha pasado algo? –preguntó esta vez preocupado, cogiéndole cariñosamente de la mano.
Karin levantó la mirada, encontrándose con aquellos ojos amarillos que ahora amaba tanto. Por supuesto que pasaba. Y encima algo bastante grave. Había ocurrido que, cuando salía del baño, había pasado al lado del asiento donde se encontraban Deidara y Megan hablando. Por supuesto, lo había escuchado todo y ahora estaba en su mano hacer algo con aquella información. Sin embargo, no quería que Suigetsu se involucrara; suficiente tenía ya con cargar con los efectos secundarios que estaba suponiendo la depresión amorosa de Sasuke sobre él y no quería preocuparlo más.
–¿Por qué tengo que contarte mis problemas de índole femenina, eh, cara de pez? ¡Y no me llames zanahoria¡ –comenzó a discutir como siempre hacían, intentando ocultar la verdad.
Suigetsu se quedó un tanto sorprendido pero después comprendió la situación y le siguió el juego a su característica pero tierna novia.

+++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++