Resumen

2 personas que se odian + un bebé llorón = Un problemón muy llorón.

Esa es la situación de Sasuke y Sakura, dos jóvenes enfrentados por sus diferencias.

Sakura Haruno, una chica de 25 años que vive en la ciudad de Osaka en Japón, es transferida a la gran ciudad de Tokio para trabajar como médico profesional en el mejor hospital de la ciudad. Sólo tiene un problema: ni su familia ni ella tienen el suficiente dinero como para comprarse ni siquiera un pequeño apartamento. Por eso decide compartir piso…

Sasuke Uchiha, un chico de 26 años que vive en la ciudad de Tokio, es propietario empresario de las grandes E.M.U (Empresas Mobiliarias Uchiha) junto con su hermano mayor Itachi Uchiha quien se encarga también de la empresa desde EE.UU. Se verá obligado a compartir su tranquilo y preciado apartamento con una verdadera “molestia”, según él…

Toda esta situación se complica cuando alguien deja al pequeño Shouta de casi 2 años de edad delante de la puerta de su apartamento.

Esta historia será una comedia romántica, donde los tríos amorosos e incluso los “cuartetos amorosos” pondrán a prueba la complicada relación que hay entre estos dos personajes, acompañados por situaciones divertidas y alocadas.

Parejas que aparecerán en esta historia:

-SasuSaku (Pareja principal)

-NaruHina

-ItaKo (Itachi y Kohana “personaje inventado por mí”)

-PainKon (Pain y Konan)

-SuiKa (Suigetsu y Karin)

-SasuKa (Sasuke y Karin, lo siento T.T a mí también me ha costado admitirlo)

-SasoSaku (Sasori y Sakura)

-JuuSaku (Juugo y Sakura)

jueves, 1 de agosto de 2013

"¡Un problemón muy llorón!" <> CAPÍTULO 15

La luz blanquecina del día nevoso entró por la ventana, traspasando las finas cortinas beige que colgaban de ella. Parecía hacer frío, pero no para las dos personas que se encontraban durmiendo, casi desarropadas, en la gran cama que había en la habitación.
La chica pelirrosa se encontraba dormida de costado, con los brazos extendidos sobre el colchón y su largo y precioso pelo extendido sobre la almohada. La sábana la cubría de cintura para abajo, excepto una de sus piernas que estaba flexionada sobre la cobertura blanca. Su suave espalda desnuda era cubierta por el cálida y protector brazo del chico pelinegro que se encontraba dormitando a su lado. Estaba tumbado boca abajo, su cara mirando hacia las finas ebras rosas que se exparcían por la almohada. Su cuerpo estaba totalmente descubierto, menos una pierna que se encontraba bajo las sábanas, enredada en la pierna que la chica tenía cubierta.
Ambos, parecía como sí inconscientemente se hubieran separado por culpa del profundo sueño pero a la vez sus cuerpos quisieron permanecer unidos por la calidez que se profesaban. Dos amantes que descansaban tranquila y profundamente después de haberse amado con pasión la noche anterior.
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-“Cereza…” –pensó la adormilada mente de Sasuke respirando profundamente.
Aspiró más de aquella dulce fragancia y comenzó a abrir los ojos. Lo primero que vio fue las rosadas ebras que se extendían por la almohada en frente de él. Un poco más allá se encontraba reposando la cabeza de su portadora. Poco a poco fue recordando todo lo ocurrido la noche anterior y una sonrisa se fue dibujando en su todavía adormilado rostro. Notó que su mano reposaba en la espalda desnuda de Sakura. Se quedó unos momentos más boca abajo acariciando con las yemas de los dedos la suave piel de la chica. Momentos más tarde sintió un picor insoportable en la pierna izquierda: se le había dormido debido a que la pierna de Sakura estaba encima de ella.
-Hmp –lentamente fue quitando su pierna de debajo de la de Sakura y fue dándose la vuelta para flexionar la pierna y que volviera a fluir la sangre por ella.
Se sentó con las piernas flexionadas y cubiertas por la sábana, y pasó sus manos por sus ojos para despejarse. Dejó escapar un suspiro y se sintió descansado y más feliz de lo que había estado en los últimos años. Volteó su mirada hacia la figura femenina que dormía a su lado. Apoyó una de sus manos en el colchón y estiró su cuerpo para observarla desde arriba: la vista era mejor de lo que pensaba.
Sakura dormía plácidamente. Su pecho, cubierto por su brazo extendido, subía y bajaba acompasadamente debido a su profunda respiración. Su hermoso rostro mostraba tranquilidad: sus pálidos párpados estaban cerrados sobre sus orbes esmeraldas y sus perfectos labios estaban entre abiertos, dejando salir de vez en cuando pequeños sonidos que provenían de sus sueños. Sus largos cabellos rosas esparcidos por toda la almohada, hacía que pareciera aun más angelical.
Sasuke apartó cuidadosamente algunos pelos del flequillo de la chica que caían sobre su rostro. Acarició su sonrojada mejilla y después hundió dulcemente sus dedos en aquel mar rosa. Vio el colgante que le había regalado la noche anterior rodeando su cuello. Sin duda alguna, había escogido bien. Estaba hecho específicamente para ella.
Absorto, no se dio cuenta de que Sakura se estaba removiendo, intentando despertar. Volvió a mirar la cara de la chica, quien había llevado una mano a sus ojos para poder abrirlos sin que los dañara la claridad de la mañana. Pronto, se encontró con unos adormilados ojos verdes mirándole.
-Ohio –saludó Sasuke regalándole una tierna sonrisa.
Sakura no pudo más que sonreir. Estaba feliz, más que feliz. Alzó sus brazos para después colocarlos alrededor del cuello de Sasuke y lo atrajo hacia ella. Sasuke se dejó guiar hasta los labios de Sakura quienes lo recibieron gustosamente. Puso una mano con delicadeza en la delgada cintura de la chica, simulando una caricia, y se impulsó un poco para quedar más cerca de ella.
-Ohio –saludó dulcemente como respuesta después de aquel romántico beso de “buenos días”. Acarició con sus dedos el pelo azabache del chico, ese pelo que le encantaba.
Sasuke rozó su nariz con la de Sakura haciendo que cerrara los ojos y después besó con amor su clavícula-. ¿Qué tal has dormido? –preguntó entrelazando su mano con la de ella y después echándose a un lado y apoyándose en el hombro de Sakura.
-Mejor que fantásticamente –respondió Sakura con su sonrisa imborrable-. Ya habíamos dormido juntos últimamente, pero no así… -dijo sonrojándose mientras miraba el techo y la cálida y rítmica respiración de Sasuke le hacía cosquillas en su cuello. Sintió como soltaba una suave carcajada ante su inocente vergüenza.
-Pues ve acostumbrándote porque esto se volverá frecuente –avisó con voz pícara mientras acercaba a Sakura más a él y quedaban los dos de costado, mirándose uno al otro.
-Sasuke… -dijo la pelirrosa riendo alegremente al recibir pequeños besos por su cuello y, sobre todo, ante la segura posibilidad de pasar más mañanas así junto a Sasuke.
-No sabes cuánto tiempo he esperado para tenerte así, en mis brazos, siendo mía, diciéndote lo mucho que te amo –dijo Sasuke abrazándola y apoyando su frente contra la de Sakura con los ojos cerrados.
-No sabía que fueras tan romántico, Uchiha –dijo Sakura divertida y emocionada de escuchar aquello del hombre que amaba.
-Mejor disfrútalo, Haruno. Ya sabes que no soy de muchas palabras, menos de palabras cursis y empalagosas como estas –replicó en el mismo tono Sasuke abriendo los ojos y sonriendo un poco avergonzado.
-Hai, hai –asintió dejando escapar una armoniosa risilla. Le acarició suavemente la cara y depositó un pequeño beso en la punta de la nariz de Sasuke. Después, suspiró-. Espero que todo esto no sea un sueño… porque si es así no quiero despertar nunca –susurró para sí siguiendo los movimientos de sus dedos sobre la piel de Sasuke.
-Hmp –sonrió de lado comenzando a acariciar la espalda de Sakura.
-¿Sasuke? –llamó Sakura.
-¿Hm? –contestó abriendo los ojos. No sabía en qué momento los había cerrado pero las caricias de Sakura le relajaban tanto que no podía evitar adormecerse.
-¿Para ti… ha estado bien? –preguntó un poco apenada. Sasuke la miró interrogante- Es decir, si has disfrutado haciéndolo conmigo… Bueno, ya sé que has estado con otras mujeres antes –explicó frunciendo un poco el ceño al recordar las aventuras de Sasuke- Y es por eso que estoy insegura sobre si conmigo es más de lo mismo o es algo más… Mmm, no sé… ¿especial, quizás? –dijo Sakura albergando esperanzas de que ella hubiera superado aunque fuera un poco a las “otras”.
De repente, la grave y perfecta risa de Sasuke se hizo presente en la habitación. Sakura se sonrojó y frunció más el ceño. Le pegó un codazo en el costado y esperó a que se tranquilizara. Le parecía asombrosa la risa del chico pero no le hacía ninguna gracia que se riera de sus inseguridades. ¡Era nueva en las relaciones! ¡Qué esperaba!
-Ay, Sakura, claro que ha sido especial, molesta –aclaró más calmado pero con una amplia sonrisa en el rostro. Le dio un toquecito en el fruncido entrecejo con su dedo índice- Para mí, que nunca he estado realmente enamorado de alguien hasta ahora, ha sido la más especial y fantástica de todas… -dijo mirándola intensamente- Así que no te preocupes: tú eres la única que me has hecho ponerme nervioso por primera vez y de que esté verdaderamente bien con una mujer –dijo levantando la cabeza de Sakura para que lo mirase a los ojos- Ha sido como la primera vez, si te soy sincero –terminó de decir mirando la sonrisa que se iba dibujando en el perfecto rostro de Sakura.
-Puede que no sea de verdad tu primera vez, pero sí conmigo y con eso me basta –dijo haciendo ruborizar a Sasuke. Sonrió y le dio un beso-. ¡Sasuke! ¿Qué haces? –preguntó curiosa mientras el azabache se ponía encima suya y comenzaba a dejar pequeños y placenteron besos por el vientre de la chica- Hn… -gimió al sentir la excitación que empezaba a recorrerla.
Sasuke levantó los ojos y la observó con gesto travieso y juguetón-. Estoy aprovechando un poco más el rato que nos queda en la cama –dijo moviéndose hacia delante para dejar un cálido y húmedo beso en los labios de la pelirrosa, quien suspiró con total rendición ante la divinidad de Sasuke.
-¡Jakura, mamá Jakura! –gritó una voz infantil detrás de la puerta que se encontraba al lado derecho de la cama.
Sasuke y Sakura se miraron, saliendo de la nueva fantasía sexual que estaban creando-. Creo que se nos acabó el rato que nos quedaba, Sasuke –dijo divertida Sakura. Sasuke se limitó a suspirar con molestia y a moverse de encima de la chica.
-¡Jakuraaaaaaa! –gritaba más desesperado el pequeño Shouta desde su habitación.
-¡Ya voy, ya voy! –respondía apurada mientras solamente le daba tiempo de ponerse las bragas y el jersey que encontró con dificultad por la habitación.
-Ese enano… ¿Cuándo aprenderá a pronunciar la “s”? –se preguntó a sí mismo Sasuke mientras se ponía el pantalón que utilizaba como pijama.
Se levantó de la cama y se fijó en que Sakura ya había entrado en la habitación contigua. Se adentró en ella y observó cómo la pelirrosa conseguía calmar a Shouta en brazos. Se acercó a ellos y con una sonrisa burlona le dio unos toquecitos con el dedo índice en uno de los mofletes del pequeño. Shouta se giró para mirarle con una enorme sonrisa en los labios.
-¡Jajuke! –llamó agarrándole el dedo antes de que lo pudiera apartar.
Sakura rió alegre-. Por lo menos sabe como nos llamamos –dijo dejando un tierno beso en la suave cabecita de Shouta. Sasuke asintió sonriendo de lado y acariciándole la cabeza.
-¡Ambe! ¡Ambe! –se quejó el pequeño haciendo pucheritos con la boca y llevándose la manita que tenía libre a su barriguita.
Sasuke agrandó su sonrisa ante la tierna escena-. Vale, vale, sabemos que tienes hambre, pequeño –dijo Sakura acunándolo para que se calmara-. ¿Puedes cogerlo un momento, Sasuke? Tengo que coger los polvos para el biberón –dijo mientras el chico cogía sin quejas al bebé.
-¡Papá Jajuke, ambe! –exigió Shouta al estar en los brazos del pelinegro.
-Hai, hai, papá Sasuke te dará de comer, ¿vale? –respondió viendo cómo Shouta le daba unos pequeños puños en el pecho al tiempo que le miraba con ojos hambrientos y brillantes.
-Ya está –exclamó Sakura con un bote en la mano- Ahora papá Sasuke te puede dar de comer –dijo guiñándole un ojo a Sasuke y después depositó un pequeño beso en sus labios.
Ahora Shouta los miraba pensativo, intentando saber que estaba pasando entre ellos dos-. ¿Se lo diremos? –preguntó Sasuke cerca del rostro de Sakura.
-¿El qué? –preguntó inquisitiva y juguetona la pelirrosa.
-Ya sabes… Que tú y yo estamos juntos –afirmó acercándose aun más a los labios de ella.
-¿Y quién dice que no lo saben ya? –preguntó a la vez que volvía a juntar sus labios en un beso más apasionados- Me hiciste gritar como una loca pervertida anoche… alguien podría haberme escuchado, ¿no crees? –dijo en un tono provocativo en el oído de Sasuke quien sonrió sensualmente. Shouta los miraba curioso.
-Vaya, qué pena… Pensaba hacerte gritar más ahora, pero todo en esta vida no se puede –lamentó divertido contra el cuello de Sakura. Mordió sensualmente la sensible piel del cuello de Sakura y ella dejó escapar una juguetona risilla. Seguro que le había dejado marca. Shouta ladeó la cabeza, aun más curioso y después de pensárselo unos momentos, llevó su boca al cuello de Sasuke y le mordió con sus pequeños dientes. Sasuke se sorprendió y miró al bebé, que no le soltaba. Sakura comenzó a reírse y después él le siguió. Acercó su mano a la pequeña cabeza de Shouta y la empujó levemente para que dejara de morderle-. Hey, pequeño vampiro, sé que tienes hambre pero mi sangre no está en el menú –rió Sasuke al ver que le había hecho un poco de sangre. Aquello también dejaría marca.
-¡Mira! Pain y Konan ya han llegado –advirtió Sakura mirándo por la ventana de la habitación.
Sasuke se puso a su lado con Shouta en brazos y observaron cómo un Jeep negro aparcaba al lado del Lexus gris de Naruto. De él salieron los nombrados y Shouta se removió en los brazos de Sasuke para luego apoyar sus manitas regordetas en el cristal y gritar con alegría:
-¡Papá Pan! ¡Mamá Koan!
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-¿Crees que ya estén todos levantados? –preguntó la dulce voz de Hanako a su marido.
-Todos, no. Pero antes escuché pasos bajando; a lo mejor, no sé, fueron los de Orus –contestó despreocupado Taro.
De repente, la puerta de la habitación por la que estaban pasando (la de su hija Sakura) se abrió, dejando salir a un desarreglado Sasuke. Ambos se lo quedaron mirando con los ojos como platos y hasta que Sasuke no llegó a darse cuenta de su presencia no cambiaron el semblante. El pelinegro se quedó paralizado al verlos. ¡Genial! ¿Tenían justamente que pasar ahora mismo por allí sus, ahora, suegros? Vio como los dos se sonrojaban un poco: claramente sabía lo que se les estaba pasando por la cabeza y no era más que cierto. Su suegro Taro carraspeó la garganta y después de hacer una mueca dijo:
-Buenos días, Sasuke –dijo con tono inquisitivo y un poco molesto.
Hanako, quien estaba observando la situación, sonrió divertida mirando a su marido. Lo empujó un poco para que siguiera su camino, pero la mirada escrutadora de Taro seguía fija en Sasuke.
-Buenos días, Sasuke-kun. Vamos bajando –saludó y anunció Hanako con una sonrisa cariñosa al pelinegro. La mirada de Taro todavía no se apartaba aún cuando estaba bajando las primeras escaleras.
-Buenos… días –respondió finalmente Sasuke, de modo abstraído. Asintió ante la indicación de Hanako y rápidamente se dio la vuelta para entrar en su habitación para vestirse.
¡Muy bien Sasuke! ¡El primer día y ya la estás liando! ¡Ahora tendría encima todo el día la mirada celosa del padre de Sakura! Solamente esperaba que no dijera nada a los que ya estuvieran abajo…
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-¡Papá Nauto! ¡Mamá Jinana! –llamó alegre Shouta entre los brazos de Pain.
Naruto e Hinata sonrieron alegres y divertidos ante las palabras del pequeño-. No hay manera de que me llame tío –aclaró con tono resignado el rubio.
-Bueno, aunque más o menos se sabe nuestros nombres –dijo Konan divertida-. Solo más o menos, ¿verdad, cariño? –preguntó melosamente a Shouta mientras le daba un pequeño beso en la mejilla.
-¿Y qué tal, Sakura? ¿Te deja dormir por las noches? –preguntó Pain acunando al pequeño.
La pelirrosa iba a contestar, pero la voz de su padre la interrumpió-: Uy, pues claro que sí, sobre todo esta noche… No ha dicho ni “mu”, ¿verdad, hija? –dijo sonriéndole acusatoriamente.
Sasuke y Sakura miraron alarmados a Taro y a la misma vez todos los presentes (ya estaban todos al completo) los miraron a ellos interrogantes. Hanako le dio un pequeño golpe a su marido en el hombro, indicándole que hubiera sido mejor que se callara, aunque su semblante parecía divertido.
-Bueeeeno –dijo de repente Sakura con una risa nerviosa- ¿Vamos a por los regalos? –preguntó nerviosa mirando a todos excepto a sus padres-. Sí, será mejor… -masculló tirando de un brazo a Sasuke, guiándolo hasta el salón.
Todos se quedaron mirando la puerta por la que se habían ido. Después se miraron entre sí, cómplices de lo que todos estaban suponiendo y pensando. No dijeron nada, todo estaba claro. Se dirigieron al salón y escucharon las voces de Sakura y Sasuke en la sala. Se detuvieron al ver entrar a todos y ambos sonrieron, un poco nerviosos todavía.
Se dispusieron a darse los regalos que había debajo del árbol mientras que el biberón de Shouta se calentaba; después, desayunarían. Poco a poco aquel ambiente nervioso y un poco tenso que se había creado momentos antes se disolvió dejando crear una atmósfera meramente navideña, con risas y alegría. Hubo sonrisas, agradecimientos, abrazos, besos… Y nadie dijo nada cuando ni Sasuke ni Sakura se dieron sus regalos: la pelirrosa llevaba un precioso collar alrededor de su cuello y estaba claro que ese era el regalo de Sasuke. En cambio, no sabían cual era el de Sasuke, pero cuando el pelinegro cogió del sofá un marco electrónico y acto seguido sonrió ampliamente, dedujeron que era su regalo.
Cuando ya estaban todos sentados en la gran mesa del comedor tomando su desayuno, ambos protagonistas se sentaron al lado de sus amigos de confianza, Naruto e Hinata. Éstos últimos no preguntaron pero se les veía a kilómetros que querían saber lo que había sucedido.
-¡Qué bonito collar, Sakura! –exclamó Hinata mirándola de reojo, ocultando una sonrisa.
-Gracias, es el regalo de Sasuke –agradeció sonrojándose por la declaración. Estaba admitiendo que había pasado entre los dos.
-Lo suponía –sonrió triunfante. Sakura la miró a su vez de reojo. Estaba casi segura que todos los allí presentes ya sabían lo que había pasado. No por nada su padre había visto a Sasuke salir de su habitación-. ¿Y? ¿Qué tal? ¿Estuvo bien? ¿Todo perfecto? La primera vez es siempre la más especial y romántica de todas las relaciones, bueno, si es con el chico que quieres, claro –preguntó tranquilamente la pelinegra haciendo que con cada pregunta su amiga se fuera volviendo progresivamente un tomate.
-Sí… Ha sido justamente como lo había pensado y soñado –admitió un tanto avergonzada- Él ha sido tan amable, tan cariñoso y tierno, tan romántico, tan… “sexy” –dijo y pensó eso último mordiéndose el labio inferior, recordando aquel momento con rostro soñador. Hinata la miró sonriente y emocionada. No pensaba ver a su amiga tan feliz. Dejó a la pelirrosa que siguiera con su ensoñación y miró a los dos chicos que tenía en frente: el rubio casi daba saltitos de alegría ante lo que le contaba su amigo pelinegro que estaba un poco sonrojado y sonreía medio idiotizado-. Hinata… -llamó de repente la voz alarmada de Sakura. La miró un poco extrañada por el cambio de humor y esperó a que le dijera lo que tuviera que decirle. Sakura la miraba mucho más avergonzada y un poco preocupada.- No tendrás, por casualidad, una “píldora del día después”, ¿no? –dijo en tono bajo, para que no lo escuchara nadie. Hinata abrió los ojos de par en par. Su rostro se puso serio-. ¿Hinata? –preguntó Sakura. Sintió la mano de Hinata cogiéndola de la muñeca y en pocos segundos ya estaban fuera del comedor dejando a los demás comensales un tanto sorprendidos.
Hinata la llevó hasta su habitación y entró en el baño para buscar en su neceser. Cuando salió del baño traía en su mano una pequeña pastilla de color amarillo en la mano-. Toma –fue lo único que dijo. Sakura se la tomó rápidamente.
-Gracias, pero… ¿estás enfadada? –preguntó Sakura un tanto temerosa. Su amiga era tranquila y dulce pero cuando se enfadaba deba tanto miedo como cuando lo hacía ella.
Hinata la miró seriamente y después suspiró.- No, estoy preocupada, que es muy distinto… ¿Cómo se te ocurre tener relaciones sexuales sin protección? Claro, supongo que Sasuke tampoco utilizó preservativo. Después de todo, los hombres son todos iguales y… -siguió hablando con autoridad mientras que Sakura ponía los ojos en blanco. Su amiga era de las que seguía las reglas estrictamente y que siempre que alguien de su alrededor las incumplía, no se lo pensaba dos veces para recordárselas.
-¡Hinata! ¡No pasa nada, ¿sí?! No estropees mi día feliz… -dijo abrazándola y mirándola con súplica como si fuera una niña pequeña- Te prometo que no lo volveré a hacer sin protección –prometió con voz infantil. Hinata la miró y suspiró con resignación. Sakura sonrió.- Espero que Naruto y tú también useis protección de vez en cuando –devolvió la pulla Sakura con perversidad. La pelinegra se puso más roja que un semáforo. La pobre estaba tan conmocionada que no pudo decir nada mientras Sakura la cogía de la mano y la guiaba por el pasillo de vuelta al comedor, riendo de diversión.
-¡¿Qué no usasteis protección?! –se escuchó gritar la voz chillona de Naruto.
Ambas se miraron alarmadas, pero cuando llegaron a la sala corriendo, Sakura con el rostro enrojecido por la vergüenza y la ira e Hinata totalmente indignada por la indiscreción del bocazas de su prometido, se encontraron con una escena no menos cómica que las de una película de comedia, aunque se hubieran reído si aquello no hubiera ido con ellas: Naruto era agarrado por el cuello de la camiseta por un furioso Sasuke que lo miraba como si lo fuera a matar; su padre era contenido por su madre para que no tuviera oportunidad de pegarle un puño a Sasuke que ya tenía en alto; los padres de Hinata miraban asombrados la escena, sin intervenir; Fugaku, tenía los dedos pulgar e índice masajeándose el puente de la nariz en un gesto de exasperación; Mikoto, por su parte, miraba a su hijo con una sonrisa y lágrimas en los ojos, emocionada; Pain y Konan miraban a todos con una ceja levantada, pensando seguramente en la familia de locos con la que se habían juntado; Shouta reía con los juguetes nuevos que le habían regalado aquella mañana y Orus ladraba contento ante la risa de su pequeño amigo.
Todos aquellos rostros se posaron en Sakura, quien había entrado la primera en la sala. Su mente se quedó en blanco ante la situación. No sabía que decir sin que se malentendieran las cosas más de lo que estaban. Vio cómo su suegra Mikoto se levantaba de su silla y la miraba con las lágrimas a punto de caer por sus mejillas.
-Entonces, ¿voy a tener otro nietito? –preguntó feliz ante las miradas atónitas de los presentes.
Sakura vio como Sasuke soltaba Naruto y se despeinaba el pelo con una mano desesperada. Sakura no pudo hacer nada excepto cerrar los ojos y suspirar.
Aquellas Navidades en familia le iban a pasar factura…

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