Cuando llegaron al hospital se encontraron con que a Shouta no le pasaba nada grave, sólo un poco de indigestión. Mikoto estaba muy preocupada mientras que Fugaku mostraba una actitud tranquila y un poco indignada por la exageración de su mujer. Les explicó que había hecho lo posible para que no le diera tanta importancia y les llamara, pero no pudo hacer nada ante la cabezonería de la pelinegra.
Sakura entró en la sala de pediatría para atender al pequeño mientras que Sasuke se quedó en la sala de espera con sus padres. Mikoto, al ver resuelto el problema de Shouta, inmediatamente preguntó a su hijo por la cena de aquella noche. Sasuke puso una cara que reflejaba todo lo ocurrido.
Comenzó por las buenas noticias y sus padres se contentaron mucho al recibir la noticia de la boda de Naruto e Hinata. Pero después contó la parte que menos le había agradado y sus padres sonrieron ante el ataque de celos de su hijo. Sasuke se molestó y les hechó en cara la culpa de que ahora mismo no estuviera “bailando” con Sakura. Su madre se disculpó dándole un beso cariñoso en la mejilla, como si fuera un niño pequeño, y Sasuke suspiró con cansancio. No podía enfadarse con ella, nunca, aunque tuviera la culpa de que Sakura y él no estuvieran ahora mismo en la cama… “bailando”.
Sakura salió con Shouta en brazos, arrullándolo con palabras tiernas. El pequeño estaba medio dormido por el efecto de la medicina, pero le quedaron fuerzas para regalarle una dulce sonrisa a Sasuke antes de verse envuelto en los brazos de Morfeo.
Sasuke le acarició suavemente la cabecita y después cogió las cosas de Shouta que le entregaban sus padres. Al final pasaría la noche en casa.
++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
Cuando abrieron la puerta del apartamento, una agradable ola de calor les dio la bienvenida. Se habían dejado puesta la calefacción por las prisas, pero lo agradecían porque aunque estuvieran a mediados de octubre ya hacía bastante frío.
-Sasuke –llamó Sakura- Puedes irte a dormir ya… Yo me encargaré de Shouta –dijo Sakura amablemente.
Sasuke dejó las cosas encima de un sillón y con gesto adormilado se despidió de Sakura y del pequeño. Estaba tan cansado que ni siquiera se dio cuenta de que hacia un buen rato ya estaba tirado en la cama, mirando al techo como si estuviera durmiendo despierto. Sin poder pensar en nada, se levantó como pudo y comenzó a quitarse la ropa. Casi se cae al suelo cuando se quitó los pantalones, y menos mal que tenía la cama cerca para apoyarse. Cuando se puso de una vez el pijama, que sólo consistía en un pantalón gris largo de deporte, se fijó en la hora que marcaba su reloj de mesilla y eran, nada más y nada menos, que las cuatro y media de la mañana. Soltó un gruñido y se dejó caer de nuevo sobre la cama.
Al menos le hubiera gustado darle un beso de buenas noches a Sakura.
++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
-Oyasumi –susurró Sakura contra el pequeño oído del bebé.
Depositó un pequeño beso en su frente y se dirigió silenciosamente a la puerta. La dejó entre abierta y antes de entrar en su habitación se fijó que Sasuke todavía tenía encendida la luz de una de las mesillas. Suspiró y entró en su habitación para cambiarse. Se quitó los pantalones, y colocándose un culotte blanco, se puso una camiseta básica de tirantas y un jersey beige holgado con el que dormía, y volvió a salir de su habitación.
Se quedó inmóvil delante de la puerta de Sasuke. No se escuchaba nada dentro, por lo que dedució que se había quedado dormido con la luz encendida. Aun así se sentía nerviosa. Con el corazón a mil por segundo, fue empujando la puerta hasta que entró. Encontró a Sasuke en un lateral de la cama, tumbado boca arriba y con los brazos extendidos a ambos lados. Sus piernas caían de la cama por el lateral. Al parecer, el sueño le había ganado la carrera. Sakura se lo quedó mirando divertida durante unos momentos y después se acercó a él.
Se quedó embobada mirando el tranquilo, sereno y, como siempre, perfecto semblante que no se resistió a tocarlo. Le acarició suavemente con la llema de los dedos, delineando todos sus ángulos. Era imposible no resistirse a un rostro como aquel; imposible resistirse a alguien como él…
Salió de su trance cuando Sasuke se movió levemente. Se puso colorada como un semáforo al darse cuenta de lo que estaba pasando. Tenía que tener más autocontrol de sí misma, sino… estaría perdida. Si no lo estaba ya, claro.
-Sasuke… -llamó con voz baja. No pareció que la escuchara- Sasuke… Sasuke… Sasuke, despierta –decía cada vez más alto.
El chico contrajo la cara en un gesto de molestia y entreabrió los ojos. Se la quedó mirando en un letargo no más largo de un minuto y dijo:
-Sakura… ¿ya es de día? –preguntó muy desorientado.
Sakura sonrió tiernamente.
-No, tranquilo, sólo vengo a meterte en la cama –respondió inconscientemente.
Sasuke se la volvió a quedar mirando procesando lentamente la información recibida, mientras que Sakura se volvía a poner más roja de lo que estaba al sonarle bastante mal lo que acababa de decir… “Vengo a meterte en la cama”… ¡¿Pero qué demonios?! ¡Ha sonado fatal! ¡Muy mal! ¡Ahora Sasuke pensará que es en serio una pervertida!
Pero se equivocó. Sasuke estaba tan dormido que no se dio cuenta, o al menos eso parecía. Se reincorporó con un suspiro y se pasó una mano por su pelo.
-Ya decía yo que estaba empezando a tener un poco de frío –murmuró por lo bajo.
-Bueno, yo ya me voy… Que duermas bien, Sasuke –se despidió un tanto nerviosa.
Le dedicó una pequeña sonrisa y después se dio la vuelta. Esta vez Sasuke reaccionó rápido y la agarró por la muñeca. Sakura le miró entre sorprendida y confundida.
-Espera –fue lo único que dijo el pelinegro.
A continuación la besó.
-“Adiós autocontrol” –pensó Sakura lamentándose para después corresponder al beso.
Sasuke la tumbó a su lado y la siguió besando. No podía creer que al final pudiera haber sido capaz de besarla esa noche. Aprovechó el momento y fue llenando de caricias el cuerpo de la pelirrosa, descubirendo cada curva y hueco que se encontraba en aquel hermoso y perfecto cuerpo, a la vez que las manos de Sakura se enredaban en su pelo negro y sus labios rosados lo enloquecían.
Se estaba volviendo loco. Sakura lo estaba volviendo loco. Toda ella era una droga, una adicción… SU ADICCIÓN.
Sakura no podía con aquella situación. Estaban tan cansada pero a la vez tan extasiada, que se dejó llevar por los besos, los abrazos y caricias de Sasuke. Y la verdad es que no se arrepentía. No quería hacerse ilusiones pero tampoco quería dejar pasar esas preciadas y hermosas oportunidades. Sasuke era tan irresistible que la derretía con sólo un roce, una caricia, o con lo que fuera que hiciese.
Se quedaron sin aire y tuvieron que separarse. Ambos respiraban profundamente para controlar sus repiraciones, todavía abrazados. Sasuke apoyó su frente en la de ella, y con los ojos cerrados, dijo:
-Quédate esta noche conmigo, por favor… –pidió abriendo los ojos y encontrándose con dos esmeraldas mirándole fijamente.
Sakura no pudo por menos que asentir con la cabeza, hipnotizada por aquellos ojos oscuros. Sasuke sonrió de lado levemente y se dejó caer a un lado de Sakura. Ambos se quedaron mirando el techo sin saber que decir.
-Sasuke –dijo Sakura.
-¿Hn? –respondió Sasuke.
Silencio.
-No es nada –dijo finalmente Sakura sonriendo a sí misma- Buenas noches, Sasuke –se despidió Sakura tumbándose sobre uno de sus costados, dándole la espalda a Sasuke.
Sasuke no respondió, sólo seguía mirándola y preguntándose qué le habría querido decir Sakura en ese momento. Sonrió. Da igual. De todas maneras no iba a conseguir nada preguntándoselo ahora. Se acercó a Sakura y la abrazó por la espalda, escondiendo su cara en su largo pelo rosa.
-Buenas noches –susurró en el oído de Sakura.
La pelirrosa se removió entre sus brazos para acomodarse mejor y entrelazó su mano con la de Sasuke.
+++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
-Entonces quedamos a medio día en el restaurante, ¿de acuerdo? –dijo una voz tranquila y grave procedente del móvil.
-Claro. Tardaré más o menos dependiendo de lo que tarde en realizar el papeleo, pero no creo que ocupe mucho tiempo –respondió la pelirrosa escribiendo algo en uno de los papeles de su escritorio.
-Está bien… -se oyó un suspiro- Ya estoy acostumbrado a tu inestable horario –dijo con tono acusivo y burlesco.
-Oh, vamos, Sasuke, nunca te he hecho esperar más de diez minutos –replicó jocosa la chica.
-Sí, ya, claro, y tus citas con Sasori no cuentan, ¿verdad? –se bufó Sasuke.
-No comiences otra vez con lo mismo, celoso –repuso sonriente Sakura.
-¡No estoy celoso! –negó rápidamente.
-Vale, lo que tú digas… Por cierto, esta tarde he quedado con él –anunció Sakura.
-¿Cómo? –saltó inmediatamente el pelinegro- ¡Pero si salistéis ayer! –se notó la molestia y la desesperación.
-¡Jajaja! ¡Qué es mentira, tontito! –rió divertida ante la reacción de Sasuke- Además, no cambiaría nuestro plan por nada –dijo Sakura con voz tranquilizadora.
-Hmp –contestó con su famoso monosílabo- Te esperaría el tiempo que hiciese falta aunque no vinieras –afirmó calmado y decidido.
Sakura casi se cayó de su sillón al escuchar decir eso a Sasuke. Se quedó sin palabras ni aliento para contestar algo. Sus mejillas se encendieron de un suave rojo y notaba las pulsaciones de su corazón por todo el cuerpo.
-B-Bueno, te dejo que seguro que te estoy robando tiempo de tu trabajo –dijo nervioso Sasuke al otro lado del teléfono- Te veo después, ¿vale?
-Allí estaré… sin falta –contestó repentinamente Sakura- Sayonara…
-Sayo nee –se despidió con tono suave y cariñoso.
PIIIIIIIIIIIIII-PIIIIIIIIIIIIIII-PIIIIIIIIIIIIIIII-PIIIIIIIIIIIIIIIIII
¿Qué había sido eso? No lo sabía pero se siente tan bien… Escuchar a Sasuke decir aquellas cosas hacía que le diese un vuelco su corazón. Y lo peor de todo era que sabía que esas cosas tan lindas se las decía verdaderamente a ella… sólo a ella. No era cosa que Sasuke dijera a otras mujeres porque, entre otras cosas, no hacían falta para caer en sus encantos. El problema es que él nunca se comporta así con las mujeres, sólo con ella, y eso era lo que le estaba llevando a la perdición. Nunca se había parado a pensar que podría enamorarse de Sasuke, pero ahora, lo que nunca había sido un pensamiento se estaba convirtiendo en un hecho…
¡TOC, TOC!
-Doctora Haruno, un paciente necesita vuestra consulta –anunció una enfermera abriendo la puerta.
-A-Adelante –respondió saliendo de su estado distraído, y se levantó del sillón.
-Podéis pasar –dijo la enfermera fuera de la habitación.
++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
-¡Ya te dije que ibas a necesitar ayuda con ese perro rabioso! –acusó la histérica voz de una chica bajita, de pelo corto y castaño, de ojos color miel; su cara dejaba ver una gran vitalidad y disposición.
-Michiru-chan, sólo ha sido un mordisco… Ni siquiera sangra mucho –replicó con voz tranquilizadora el chico alto que estaba a su lado, de pelo naranja oscuro y de punta, de ojos rojizos y de semblante afable y calmado.
-¡Juugo-kun! ¡Si me lo hubieras dejado a mí, no estaríamos aquí! –sentenció preocupada y enfadada al mismo tiempo.
-Ah… -suspiró con resignación ante la cabezonería de su compañera.
-Podéis pasar –escucharon a la enfermera que los había conducido a la consulta de la doctora de la que no sabía aún su nombre.
Michiru tiró de él por el brazo que no había sido mordido y entraron rápidamente en la habitación. Dentro los estaba esperando la doctora y Juugo se sorprendió al saber quien era. Sakura Haruno, la famosa doctora que había revolucionado el mundo de la medicina y que, sobre todo, estaba en el punto de mira de todos los medios de comunicación al “tener” un bebé con Sasuke Uchiha, uno de sus amigos de confianza.
Se avergonzó por pensar en que si él hubiera tenido una mujer tan angelical como aquella que tenía en frente, hubiera hecho lo mismo que su amigo el pelinegro: quedársela para él solo. Y es que con solo mirarla, su corazón se agitaba de un modo indescriptible, y toda su sangre se agolpaba en su cara. Hasta empezaba a notar que estaba comenzando a sangrar por la mordedura que antes no era grave…
-Me parece que a ti no te ocurre nada, ¿verdad? –dijo la amable voz de Sakura mirando sonriente a Michiru, quién se sonrojó por mostrar tanta ímpetu en su entrada.
-¡Oh! S-Sumimasen, es que está un poco preocupada por mí y… -se disculpó Juugo un poco nervioso por cómo le hacía sentir la presencia de la pelirrosa.
-Tranquilo, es comprensible. Sakura Haruno, encantada –se presentó Sakura.
-Watashi wa Tanaka Michiru desu –se presentó un poco avergonzada Michiru.
-Eda Juugo desu –terminó de presentarse Juugo aun sonrojado.
-¿Juugo-san? Eres amigo de Sasuke, ¿cierto? –preguntó curiosa Sakura acercándose a él para comenzar a examinarle la herida.
-Etto… Hai –contestó un tanto descentrado por la confianza con la que había dicho el nombre de su amigo.
-Me ha hablado de ti –dijo únicamente levantanto con delicadeza el brazo malherido del chico- Y esto debo suponer que te lo ha hecho un animal, ¿no? Ser veterinario tiene sus riegos –afirmó Sakura amablemente, volviendo a sorprenderle por saber su profesión- Siéntate en la camilla de allí, por favor.
Juugo se dirigió hacia la camilla y se sentó.
-¿Qué animal te ha mordido? –preguntó Sakura mirando en una estantería al fondo de la sala.
-Un perro… rabioso –explicó un poco preocupada Michiru.
-Ya veo –contestó pensativa Sakura mientras volvía a la camilla- No te preocupes. No es una mordedura muy profunda: se puede desinfectar sin ningún problema –tranquilizó Sakura- Puede que esto te duela –avisó Sakura empapando una gasa en alcohol.
-Ah… -se quejó por lo bajo Juugo al sentir el insoportable escozor que le producía aquel líquido.
Los dos miraban admirados la perfecta técnica curativa de Sakura y la seriedad y calma con que lo hacía. Ahora entendían cómo había conseguido tanto prestigio.
-Ya está –anunció satisfecha la pelirrosa cuando terminó de vendar la herida- Ahora te voy a hacer una receta para una crema que te aliviará el dolor –dijo sonriente caminando hacia su escritorio.
-¿Estás bien, Juugo-kun? ¿Te duele mucho? –preguntó Michiru.
-No mucho, tranquila –le regaló una sonrisa.
-Aquí la tienes –dijo Sakura tendiéndole el papel donde había escrito la receta y había firmado con su nombre para hacerla válida- A partir de ahora te recomendaría que cada vez que trates con animales rabiosos, trabajes con una bata o una camisa o camiseta de manga larga. Así no pasará nada grave –recomendó amablemente Sakura.
-Arigato gosaimasu –agradeció Juugo echándole un vistazo a la receta y sobre todo a la elegante firma de Sakura.
-Espero que nos veamos otra vez, Juugo-san –se despidió alegre Sakura- Michiru-chan –también se despidió con una cariñosa inclinación de cabeza de la chica.
Michiru le sonrió y se dirigió a la puerta seguido de Juugo.
-Saluda a Sasuke de mi parte, onegai –pidió sonriente Juugo antes de salir- Ha sido un placer conocerte, Sakura-san.
-Igualmente –respondió la pelirrosa despidiéndose con un gesto de mano.
Después salieron de la consulta. Juugo no dejaba de mirar a la receta y no dejaba de pensar en la hermosa mujer que lo había curado. Era fantástico como se sentía ese cálido sentimiento que le recorría todo su cuerpo.
-¿Juugo-kun? ¿Pasa algo? No has dicho nada desde que hemos salido –dijo Michiru mirándole de reojo.
-No, nada –respondió contento Juugo- “Sólo estoy enamorado” –pensó entusiasmado.
++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
Un guapo pelinegro aparcó delante de un restaurante parecido a un pub inglés. Salió del coche y se puso su abrigo de pana gris. Bloqueó su bólido y se dirigió con largos pasos a la entrada del local.
En ese momento pasaba por allí un chico de pelo anaranjado y semblante alegre, que llevaba un brazo vendado. Iba tan concentrado pensando en sus cosas que hasta que no estuvo delante del pelinegro no se dio cuenta de su presencia.
Se le quedó mirando unos instantes, reconociendo al chico que tenía en frente y que no le estaba haciendo caso por el móvil que tenía en sus manos.
-¿Sasuke? –preguntó finalmente.
El pelinegro levantó los ojos al escuchar su nombre. Puso cara de sorpresa al reconocer a la persona que le había llamado.
-¡Juugo! –exclamó Sasuke acercándose a él.
-¡Cuánto tiempo, amigo! –respondió sonriente mientras que le daba un amistoso abrazo a Sasuke.
-¡Varios meses diría yo! –contestó separándose sonriente Sasuke- Pero, ¿qué te ha pasado? –preguntó al ver el brazo vendado de su amigo.
-Ser veterinario tiene sus riesgos –respondió sencillamente, repitiendo lo que le había dicho tiempo antes Sakura- ¿Sabes? He conocido hoy a Sakura-san. Ella ha sido quien me ha tratado la herida –comentó con ojos ilusionados Juugo.
-¿Ah, sí? Ahora que lo pienso nunca te la he podido presentar –contestó pensativo Sasuke, sin darse cuenta de los recientes sentimientos de su amigo- Bueno, ¿te apetece una copa? Sakura tardará en llegar, así que tenemos un rato para hablar.
-Claro, después de todo tengo que estar en reposo, no me vendría mal –aceptó la propuesta- ¿Has quedado con ella? –preguntó seguidamente, un tanto entusiasmado.
-Sí, hemos quedado para comer juntos –contestó un poco sonrojado.
Ya estaban en la barra del restaurante y pidieron un whiskey para cada uno. Mientras Juugo le daba un sorbo al suyo, miraba a Sasuke de reojo que seguía un poco sonrojado.
-Entonces… ¿sois pareja? –preguntó Juugo receloso.
Sasuke levantó inmediatamente la cabeza aun más rojo de lo que estaba. Rehulló la inquisitiva mirada de su amigo.
-¡No! –respondió rápidamente, visiblemente nervioso.
-¿Y el bebé? No me digas que… -se sorprendió Juugo al pensar en lo que pudiera haber pasado. Quedar embarazada a una mujer y después tener que cuidar de ella y del bebé es una situación que sucede muy amenudo.
Sasuke se alarmó mucho más.
-¡No! No malinterpretes… Todo esto es complicado –pidió Sasuke intentando explicarse- A ver, Sakura y yo no teníamos una relación que digamos, buena… Pasamos dos años compartiendo piso por culpa de Itachi, fue insoportable… Hasta que un día alguien dejó a un bebé en la puerta del apartamento. Al parecer se llama Shouta porque estaba arropado por una manta en la que ponía ese nombre. No tendrá más de un año o dos. Intentamos llevarlo a un orfanato pero no pudimos, por algunas razones… -dijo recordando entre divertido y molesto aquel cansino día- Al final decidimos cuidar de él y hacer una tregua por un tiempo. Supongo que ya lo sabras por las incesantes noticias que hay sobre nosotros pero ya llevamos mes y medio con él, y me cuesta un poco decirlo, pero ese pequeño nos ha cambiado; ha cambiado nuestras vidas, para bien –terminó diciendo con una tímida sonrisa.
Juugo lo miraba asombrado. Sí que estaba cambiado. Cambiadísimo. Nunca le había visto hablar, sonreir y comportarse de aquella manera tan tranquila y amable. Siempre lo había visto como una persona fría, seria y arrogante, que sólo se abría a las personas de confianza; pero para llegar a ser tan cálido había un gran paso de por medio.
-Wow –susurró Juugo dándole un trago a su vaso.
-Increíble, ¿verdad? Nunca pensé que estaría de este modo: tan calmado y por otro lado tan contento –comentó más para sí que para Juugo.
-Me alegra que estés bien. Sabes que te debo lo mucho que hiciste por mí en otro tiempo, y por eso siempre te he deseado lo mejor –dijo Juugo sonriéndole. Sasuke le devolvió el gesto agradecido- Y supongo, entonces, que la relación entre Sakura-san y tú ha mejorado, ¿no? –preguntó interesado.
-Bastante –respondió Sasuke jugando con el borde de su vaso. Otra vez estaba ese leve sonrojo en su pálida piel- Incluso he estado pensando en comenzar una…
-¡Sasuke! –llamó la alegre voz de la pelirrosa.
Ambos se dieron la vuelta, exaltados por la interrupción, y ambos se ruborizaron completamente al verla entrar por la puerta. La sonriente chica llegó pronto frente a ellos.
-¡Juugo-san! –se sorprendió gratamente Sakura.
-Nos volvemos a ver, Sakura-san –respondió sonriendo nervioso.
-Nos hemos conocido esta misma mañana –explicó sonriendo a Juugo.
-Ya me lo ha contado. Me alegro de que al fin os conozcáis… -sonrió franco- Ha-Has llegado temprano –dijo titubeando el pelinegro.
-He acabado antes de lo que esperaba. Además, tengo un hambre que me comería un caballo entero –respondió efusivamente- Y hoy pagas tú, ¿recuerdas? –preguntó con mirada pillina.
Sasuke suspiró mientras sonreía. Juugo los observaba sin saber qué pensar. Se veía perfectamente la confianza y la cercanía con la que se trataban. Sobre todo se fijó en que podía haber algo entre ellos. De repente se sintió incómodo en aquella escena y pensó que sobraba allí.
-La cuenta, por favor –pidió Juugo al camarero de la barra.
-¿Te vas? No nos importaría que te quedaras a comer con nosotros –propuso Sakura mirando a Sasuke, quien simplemente miró a su amigo.
-Gracias, pero tengo unos asuntos pendientes que tengo que arreglar lo antes posible –respondió intentando no parecer molesto- “Con mi cabeza” –pensó para sí.
-Pues la próxima vez será –inquirió Sasuke.
-Claro –dijo Juugo a su vez, intentando sonreir.
La pareja se despidió de él y después de salir del local, Juugo vio cómo se sentaban en una mesa al lado de la ventana, uno en frente del otro, ambos riendo. Parecían realmente una pareja de enamorados. Una ola de celos le recorrió todo el cuerpo, pero se controló al pensar que era una estúpidez como se estaba comportando.
-“Eres ridículo, Juugo… ¿Quién te crees que eres? Porque te hayas enamorado a primera vista no significa que tengas todo el derecho reservado para ti” –se repetía mentalmente una y otra vez caminando por la calle.
Iba a ser duro luchar contra un oponente tan fuerte como Sasuke, pero al menos lo intentaría, decidió finalmente. No podía tirar la toalla nada más empezar.
Lucharía por su amor.
++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
-¡Este sábado es Halloween! –exclamó Sakura emocionada.
-Ajá… ¿y qué? –preguntó indiferente Sasuke mientras se metía un poco de helado de vainilla en la boca.
-¿Cómo que “y qué”? –repuso Sakura mirando a Sasuke con uba ceja levantada. Sasuke seguía prestándole más atención a su helado que ha su acompañante- ¡Qué es el primer Halloween que tenemos junto a Shouta! –explicó volviendo a su buen humor.
En este punto de la conversación, Sasuke disminuyó la atención que tenía sobre su querido helado de vainilla y miró a Sakura con el ceño fruncido. Vio a la chica demasiado emocionada y efusiva, y eso no significaba nada bueno. Algo estaba planeando que implicaría tanto al peque como a él.
-Sakura… -dijo en tono de advertencia. Pero fue demasiado tarde.
-¡Podríamos disfrazarnos de esqueletos! ¡O de hombres lobo! ¡Shouta quedaría monísimo! ¡O mejor: de vampiro! ¡Kyaaaa! ¡Con la capa del conde Drácula estaría apachurrable! Pero no, sería mucho mejor que… -y siguió y siguió frente a la atónita figura de Sasuke que, a pesar de todo, sabía que iba a ocurrir algo así.
-Sakura –llamó cansinamente. Sakura se calló de repente y le miró- No me voy a disfrazar de nada excepto de mí mismo, ¿entiendes? –sentenció comiendo un poco más de helado.
-Joooo, Sasuke no seas aguafiestas –replicó infantil Sakura.
-Hmp –contestó Sasuke acabándose el helado.
Sakura sonrió traviesa y levantándose cuidadosamente, pasó por el lado de la mesa y se sentó al lado de Sasuke, que le miró de reojo cautelosamente.
-Vamos, Sasuke-kun… -dijo con voz sensual. Sasuke sintió un escalofrío recorrerle la columna vertebral- Nos lo pasaremos bien… Muy bien… Podría disfrazarme de enfermera, o mejor, de gatita, y tú podrías… -susurraba tentadora en el oído de Sasuke.
El pobre pelinegro nunca había tenido tantas imágenes obscenas en su cabeza hasta ahora. Se lo estaba imaginando todo a medida que las sugerentes ideas de la pelirrosa entraban por su oído, y la verdad es que no pintaban nada mal…
-¿Qué dices, Sasuke-kun? –preguntó finalmente apoyando su barbilla en el hombro del chico.
-Sakura… En serio que algún día me vas a volver loco –dijo moviendo la cabeza levemente para bajarse de su nube erótica.
-¿Ah? ¿Es que no lo estabas ya? –inquirió juguetona.
Sasuke giró la cabeza, sonriendo de medio lado. Sakura le devolvió una sonrisa digna de una gatita traviesa, y juntó sus labios con los de él. Sasuke pasó su mano por el suave cuello de la chica y profundizó el beso. Sakura lo atrajo hacia ella tirando de su camiseta.
-Unm… ¿Eso es un sí, Sasuke-kun? –murmuró divertida contra los labios del pelinegro.
-Hmp, me has engañado, molestia –contestó del mismo modo Sasuke.
Sakura le volvió a dar un pequeño beso mientras jugaba con su pelo.
-Está bien, pero… -comenzó a decir Sasuke.
-¿Pero…? –repitió Sakura metiendo su mano por el cuello de la camiseta y comenzando a acariciar el inicio de la espalda de Sasuke.
-Yo eligiré tu disfrad –terminó de decir el chico intentando no perder el control por las caricias de Sakura.
-Hecho –aceptó sonriente Sakura.
Sasuke se volvió a acercar para besarla pero Sakura ya estaba en pie, pegando brincos de alegría y gritando emocionada. Suspiró, cansado de los arranques efusivos de la pelirrosa.
Por lo menos, había conseguido algo a su favor.
A la chica le había dado por jugar con sus facultades masculinas cada vez que se le antojaba algo y siempre le dejaba a medias…
Lo que Sakura no sabía es que quien juega con fuego… SE QUEMA.
nee quiero leer pronto el próximo capitulo *--* es hermoso el fanfic lo amo <3<3 me encanta como escribes y la historia
ResponderEliminarJajajaja, todavía me queda por escribir T.T
EliminarNo creo que termine hasta dentro de dos semanas más, gomen ^^"
Pero de todas maneras, ¡muchísimas gracias por leer y comentar! :3
¡Nos seguimos leyendo!
¡Sayo nee! *w*
falta mucho para el proximo capitulo :Ccc esta muy bueno <3
ResponderEliminarPues no sé si para la próxima semana lo tendré listo :(
EliminarEl ordenador me está dando bastantes problemas y no puedo avanzar tan rápido como yo quisiera T_T
Sé que soy una tortuga, pero no puedo hacer nada más xD
¡Gomen nee! ;)
Gracias por esperar y tener tanta paciencia conmigo ^w^
¡Nos seguimos leyendo!
¡Sayo nee! :3