Ahí estaban. Los cinco sentados en una mesa, conversando alegremente…
Mentira.
Uno no hablaba alegremente, por no decir que no hablaba casi nada. Este individuo se dedicaba a mandar miradas furtivas de mal talante a un pelirrojo que se sentaba a su lado y que no paraba de sonreir estúpidamente a los demás comensales, sobre todo a una pelirrosa que se encontraba al otro lado de éste…
¿Adivináis quién es? ¡Pues claro! Cómo no… Tenía que ser Sasuke, ¿verdad?
La noche comenzó de la siguente manera:
Primero, llevaron a Shouta a casa de los padres de Sasuke. Iba a pasar la noche allí, así que Sakura preparó un bolso donde llevaba el pijama, un cambio de ropa, pañales, la papilla en un bote, el biberón, un peluche, unos cuantos jueguetes y, por supuesto, el chupete. Se despidieron de él, con besitos y caricias; después, de Mikoto y Fugaku, quienes preguntaron a qué venía la cara amargada de Sasuke, y se fueron. Para los que quieran saber, Sasuke les dijo por lo bajo antes de irse que ya se lo explicaría mañana u otro día. Si no hubiera hecho eso, su madre no le hubiera dejado ir a la cena. Preocupación maternal… ¿o será curiosidad? (¡Mikoto cotilla! >.<)
Segundo, cuando llegaron a “TokioBlues”, Sasori ya estaba allí, acompañado por Hinata y Naruto. Ellos también acababan de llegar, e Hinata ya se había preocupado de las debidas presentaciones. Se encontraban hablando delante de la entrada, y cuando se acercaron a ellos se saludaron. Hinata y Naruto preguntaron por Shouta y acto seguido entraron en el restaurante.
Mientras que un camarero los guiaba a su mesa, Naruto se acercó disimuladamente a Sasuke y le susurró que Sasori parecía muy agradable, “además de buen chico”, añadió. Sasuke le miró con una mirada que decía claramente: “quieres morir, ¿no?” Naruto sonrió nervioso y se encogió de brazos. Sasuke suspiró, impaciente porque se acabara aquella velada.
Pero la noche no hacía más que comenzar…
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-¡Nos vamos a casar! –exclamó emocionada Hinata mientras extendía el brazo para enseñarle el precioso anillo de compromiso a los presentes colocado en la mano derecha de la chica.
-¡Kyaaa! –gritó sorprendida y emocionada Sakura cogiéndole la mano a Hinata para ver mejor la joya.
Naruto sonrió de oreja a oreja, mientras que Sasori los felicitaba contento y Sasuke le guiñaba un ojo a Naruto mientras le sonreía ampliamente.
-¡En serio! ¡Muchas felicidades a los dos! ¡Y Naruto: el anillo es una preciosidad! Tienes poco gusto para algunas cosas, pero esta vez has acertado –hablaba alegremente Sakura haciendo que todos la miraran sonrientes ante la emoción que sentía la pelirrosa.
-Eh… Me tomaré eso como un cumplido –dijo Naruto sonriendo no muy convencido. Sasuke soltó una pequeña carcajada- De todas maneras, muchas gracias, Sakura-chan… Y a vosotros también, Sasori, Sasuke; sobre todo a ti, teme, que me diste el pequeño empujón difinitivo –agradeció Naruto haciendo que Sasuke le hiciera un gesto con la mano para que le restase importancia.
-¿Qué? Con que tú lo sabías, ¿eh, Uchiha? –preguntó Sakura mirando a Sasuke con los ojos entrecerrados y con tono amenazante.
Sasuke abrió la boca un tanto temeroso para decir algo, pero Sasori se le adelantó:
-Seguramente que no te lo contó para que también fuera una sorpresa para ti, ¿no es cierto? –preguntó mirando a Sasuke con gesto amable.
Sasuke lo miró extrañado pero asintió levemente. ¿Por qué estaba haciendo aquello? ¿Por qué le estaba dándo los méritos a él? Sólo cabía pensar una cosa: se estaba haciendo el considerado, ampliando su buena imagen para conseguir más créditos con Sakura. Apretó la mandibula con molestia.
-Así es, amiga. La verdad, es que le estoy muy agradecida a Sasuke por que no te hubiera dicho nada sobre esto –dijo suavemente Hinata mirando cariñosamente a Sasuke y cogiéndo las dos manos de Sakura con delicadeza- Eso, y la última sorpresa de la noche que Naruto y yo esperamos que os agrade…
-Queremos que seais nuestros padrinos –terminó por decir Naruto con determinación y amabilidad.
Sasuke y Sakura se miraron asombrados. Se quedaron sin palabras, sin saber qué decir. Hasta que Sasuke salió del trance y replicó:
-Pero… Y vuestros padres y familiares, ¿qué…? –balbuceaba Sasuke.
-Estad tranquilos por eso –dijo Naruto sonriente- Mi madre me acompañará, igual que el padre de Hinata lo hará con ella; pero debido a que ninguno de los dos tenemos hermanos, lo hemos decidido así, ya que vosotros sois como unos hermanos para nosotros –concluyó Naruto mirando emocionado a Sasuke y Sakura.
Ambos se volvieron a mirar, esta vez con una sonrisa alegre en la cara, pensando los dos lo mismo.
-Pues claro que aceptamos –dijo Sakura abrazando a Hinata.
Naruto envolvió a Sasuke en un abrazo fraternal, que disfrutaron los dos.
-Por fin hermanos, ¿eh? –susurró Naruto todavía abrazándole.
-Siempre lo hemos sido, dobe –respondió Sasuke cariñosamente con un pequeño tono de burla.
Se separaron sonrientente y se quedaron mirando a los ojos. Comenzaron a reir y después, entre risas, Naruto dijo:
-Espero que a Itachi no le importe que te haya escogido a ti –rió revolviéndose su pelo rubio.
-Bah, no te preocupes, si se lo hubieras dicho me lo hubiera encargado a mí, seguramente, ya que soy en único que te aguanta –dijo divertido Sasuke dándole unas palmaditas en la espalda a Naruto. El rubio soltó una carcajada divertida.
Sasori se encontraba sorprendido por la familiaridad y confianza que había en aquel grupo de amigos. Se alegró de que Sakura tuvieran tan buena compañía tan lejos de su ciudad natal. Pero lo que más le sorprendió fue el cambio tan radical que tuvo Sasuke. Él siempre pensó que era un hombre educado, serio, orgulloso y arrogante. Pero después de ver aquella escena, supo que cuando el pelinegro cogía confianza podía ser muy abierto y caer bien a la gente.
-¡Ah, Sasori-kun! Estaras invitado a la boda, por supuesto –dijo sonriente Hinata.
-Será un placer para mí poder ir a una celebración tan especial para vosotros, Hinata-chan –contestó amablemente. Ambos asintieron agradecidos.
-Y bueno… ¿Se puede saber cuando sucedió? –preguntó Sakura expectante mientras que un camarero iba dejando los postres en la mesa.
-Pues, fue el viernes por la noche –recordó Hinata.
-¡Lo sabía! Fue aquella noche en la que recibiste una llamada “emergente” de Naruto, ¿verdad? –inquirió Sakura haciendo que Naruto sonriera de lado e Hinata asintiera- ¡Lo sabía! A ver, a ver… Contadnos cómo ocurrió, venga, venga –dijo animada Sakura cogiendo una cucharada de su mousse de chocolate.
Sasuke puso los ojos en blanco ante la infantil impaciencia que tenía Sakura. Cogió un trozo de su tiramisú y se dispuso a escuchar. Sasori entrelazó sus manos y acercándose un poco más a Sakura, abrió sus oídos y comenzó a escuchar. Hinata y Naruto se miraron tiernamente y cogiéndose de la mano, comenzaron a narrar la noche de su compromiso…
FLASHBACK
´…But they can't take what's ours, they can't take what's ours/ The stakes are high, the water's rough, but this love is ours…´
Los últimos versos de la canción “Ours” de Taylor Swift, se hicieron presentes en el pasillo principal del gran hospital de Tokio.
Sakura e Hinata se detuvieron al escuchar el tono de llamada del móvil de la pelinegra. Sacó el móvil de un bolsillo, mientras el resto de la canción se escuchaba.
-¡Ours! –exclamó la pelirrosa- Taylor Swift… Sin duda te pegan sus canciones: son preciosas y dulces, con un toque de fuerza –aclaró mirando de reojo a su amiga.
La pelinegra sonrió y miró la pantalla para saber quien le estaba llamando.
-Es Naruto –dijo extrañada- ¿Le habrá pasado algo? No me llama nunca cuando estoy en el trabajo –comentó un tanto preocupada.
-¡Nah! ¡Es Naruto! Seguramente te esté llamando para decirte que si le puedes hacer un poco de ramen, ja –se carcajeó Sakura mirándola con cara chistosa- Vamos, cógeselo. Ya sabes lo pesadito que se pone cuando no le cogen las llamadas –dijo cruzándose de brazos y suspirando.
Le hizo caso. Pulsó el botón verde de llamada y dijo:
-Moshi, moshi… ¿Naruto-kun? –preguntó con voz suave.
-¡Hinata! Cariño, ¿por qué has tardado tanto en coger el móvil? ¡Me tenías preocupado! –se escuchó la voz alarmada del rubio.
Hinata puso los ojos en blanco. Su novio podía llegar a ser demasiado exagerado a veces.
-Amor, te recuerdo que estoy trabajando –escuchó que Sakura se reía por lo bajo.
-¿Pero hoy no salías antes? ¿O era ayer? –se decía así mismo Naruto.
-No, amor, es mañana cuando libro una hora antes –dijo negando con la cabeza ante la ignorancia de su novio. Llevaban 4 años viviendo juntos y todavía no se sabía sus horarios laborales. Y eso que se los repetía todas las mañanas.
Vio que Sakura se estaba aguantando la risa. Tenía los ojos llorosos y se abrazaba el estómago. Siempre se reía de sus conversaciones, y la verdad es que lo hacía con razón, porque con Naruto lo máximo que puedes tener es una conversación de besugos. Se acercó a ella y le dio un pequeño empujón para que dejara de reírse, porque si no lo hacia se pondría ella también.
Se escuchó a Naruto decir una maldición por lo bajo y después un golpe:
-¿Naruto? ¿Qué pasa? –preguntó Hinata preocupada por el golpe que se había escuchado.
-Nada, nada, solamente que… ¿Cuándo sales? –preguntó vagamente.
-Mm, pues supongo que en un cuarto de hora o veinte minutos, ¿por qué? –inquirió Hinata sintiendo la curiosa mirada de Sakura.
-¿No podrías salir un poco antes? Es que ha acurrido una emergencia y necesito que estes aquí –dijo Naruto con tono alarmado y expectante.
Hinata se puso lívida al pensar en lo que aquella frase podía implicar. Sakura la miró preocupada.
-¡¿Te ha pasado algo?! ¡¿Estás herido?! –preguntó muy alarmada.
-¡No! Bueno, sí… No sé, es que de repente me he sentido muy mal y hace tiempo que no se me quita el dolor –explicó con voz lastimera- ¿Podrías venir, por favor? Te necesito. Ya sabes que soy un negado con eso de los medicamentos –dijo con el mismo tono de antes aunque un poco divertido.
-Sí, sí, ahora mismo voy para allá. Túmbate en el sofá o en la cama hasta que llegue, ¿de acuerdo? –ordenó preocupada a la vez que decidida.
-Gracias, cariño –contestó aliviado y agradecido Naruto.
-No me las des, amor. Ahora nos vemos. Te amo –contestó Hinata.
-Yo también, pequeña –respondió tiernamente Naruto.
Acto seguido, colgaron. Hinata se metió rápidamente el móvil en el bolsillo y comenzó a caminar hacia los vestuarios para cambiarse.
-¿Qué le ha pasado, Hinata? –preguntó Sakura poniéndose a su altura.
-Creo que está enfermo. Dice que tiene dolores desde hace bastante tiempo –contestó Hinata seria abriendo la puerta de los vestidores.
-¿Quieres que te acompañe? Así le podremos revisar la dos y estaríamos más seguras de lo que le pasa –sugirió Sakura preocupada.
-No, Sakura, gracias; si es algo grave te llamo, ¿vale? –contestó regalándole una leve sonrisa.
-Claro, aunque llamame o envíame un mensaje si no le pasa nada, que me he quedado bastante preocupada –dijo Sakura esperando que Hinata se pusiera el último zapato.
-No te preocupes –se acercó a Sakura y le dio un abrazo- Sayonara tomodachi –se despidió con una sonrisa.
-Sayonara –se despidió Sakura siguiendo con ojos preocupados a su amiga que desapareció por el ascensor.
Suspiró angustiada, pero se recompuso rápido al acordarse de que era de Naruto de quien estaban hablando. ¡Del gran Naruto! Naruto que está más sano que una pera. Una enfermedad de nada nunca podrá contra él…
Al menos, eso esperaba.
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Hinata bajó del coche lo más rápido que pudo, cogió su bolso y se dirigió a la entrada de la casa. Sacó las llaves y tuvo que intentar hasta cinco veces las diferentes llaves que colgaban del llavero. Los nervios y la preocupación no ayudaban mucho, la verdad.
Cuando entró estaba todo a oscuras, excepto por una pequeña luz que salía del salón-comedor. Siempre solían dejar aquella luz encendida por la noche hasta que se iban a acostar.
-¿Naruto? –preguntó colgando el bolso en una percha- Cariño, ¿dónde estás? –volvió a preguntar comenzando a andar por el pasillo.
-En el salón –contestó la voz del rubio.
Hinata, sin quitarse el abrigo, fue directamente hasta la puerta de la habitación donde se encontraba Naruto.
-¿Estás…? –empezó a preguntar.
Pero no pudo acabar por la sorpresa que se llevó. Su novio se encontraba rodeado de velas y detalles de flores que llenaban toda la habitación. La mesa donde desayunaban, comían y cenaban se encontraba puesta con los cubiertos y una preciosa vela en el centro colocada en un platito con unas pequeñas flores en él.
Y Naruto… Ah, Naruto estaba perfectamente. Sonriente y tan guapo como siempre. Llevaba puesto la camisa, la corbata y los pantalones del trabajo, un poco descolocados pero que le daban un toque informal y le hacía ver aún más atractivo.
Naruto se acercó a Hinata y le dio un pequeño beso en los labios.
-Okaeri –saludó Naruto cariñosamente mientras le iba quitando el abrigó a Hinata.
-Tadaima –respondió Hinata todavía en estado de shock.
Naruto le sonrió y dejó el abrigo en el respaldo de un sillón.
-Bueno, ¿qué te parece? –preguntó alegre Naruto.
-¿Qué que me parece el que? ¿Qué no te pase nada o todo esto? –preguntó abriendo los brazos, abarcando toda la sala.
-¿Te gusta? –inquirió abrazándola por la espalda.
-Pues claro que sí… Aunque después del susto que me has pegado por teléfono tendré que estar un poco enfadada, ¿no? –exclamó girando la cabeza para verle.
-Oh, vamos, Hina-chan… ¡no sabía que hacer! No podía esperar a que salieras del trabajo porque sino se habría enfriado la cena, y no esperarías a que la volviera a calentar en el microondas después de lo que pasó la última vez, ¿verdad? –se excusó con mirada pillina.
-De acuerdo, de acuerdo –consintió al final. Se acordó del último incidente de Naruto en la cocina: el rubio “intentaba” calentar un cuenco de ramen instantáneo y la cosa no salió para nada bien. La cosa quedó en que tuvieron que comprar un microondas nuevo- Pero la próxima vez me dices a qué hora vamos a cenar y salgo un poco antes –dijo dándose la vuelta en los brazos del rubio.
-Ya, pero es que esta es una cena especial, una sorpresa que te quería dar desde hace tiempo –dijo colocando su cabeza en el hueco del cuello de la pelinegra haciéndole cosquillas con la nariz.
-Eres un tonto… Pensaba que te pasaba algo grave –dijo en un susurro Hinata mientras enredaba sus dedos en el pelo de Naruto.
-Lo que pasa es que eres demasiado inocente –dijo Naruto levantando la cabeza y mirándola con una sonrisa tierna en la cara.
-Lo que pasa es que te quiero tanto que creo ciegamente en ti, tonto –dijo a la misma vez Hinata, acercándose para besarle.
Se besaron tiernamente, abrazándose el uno al otro, hasta que una alarma sonó desde la cocina. Se separaron perezosamente, sin querer parar, volviendo a respirar el aire que habían perdido.
-Tengo que ir a por la cena –murmuró Naruto apoyando la frente en la de ella.
Hinata sonrió y asintió levemente con la cabeza. Mientras que Naruto estaba en la cocina, ella se sentó en una de las sillas frente a unos cubiertos y de dedicó a observar más atentamente el hermoso decorado del salón. Naruto podía ser muy detallista y considerado a veces.
Unos minutos después apareció Naruto con una gran fuente de lo que parecía ser Okonomiyaki al estilo Hiroshima que tenía muy buena pinta. Hinata apartó un poco la vela del medio y Naruto lo colocó allí.
-Mmmm, qué buena pinta… Además huele que alimenta –comentó la chica oliendo el aroma agridulce que salía de la fuente.
-Espero que te guste… Lo he preparado yo –dijo Naruto un poco nervioso.
-¿Ah, sí? –se sorprendió Hinata.
Su novio no es que fuera un gran cocinero por no decir que no sabía cocinar. Pero la cena tenía una pinta maravillosa y parecía que se había esforzado mucho.
-Bueno, con ayuda de mi madre –soltó pasando una mano por su pelo y sonriendo como un niño pequeño que no sabía mentir- Me ha estado guiando por teléfono y al parecer no ha salido mal –explicó sentándose en frente de Hinata.
-Podrías decirle a Kushina-san que te diera algunas clases de cocina a menudo –dijo Hinata probando el primer bocado- Porque esto está delicioso –dijo dándole otro bocado mientras que Naruto le sonreía contento.
El resto de la cena pasó tranquilamente. Ambos sabían que aquella cena era algo muy especial y no hacían otra cosa que mandarse miradas amorosas y apasionadas. En el postre compartieron una enorme copa de helado de turrón acompañada por las sonrisas tímidas y algunas caricias.
-¿Te apetece un poco de champagne? –preguntó Naruto levantándose con la copa de helado vacía.
-¿Champagne? Mmm… Me parece que quieres algo –dedujo Hinata con voz juguetona.
-Una cena especial no es especial sin champagne, Hina-chan –respodió Naruto con voz sexy.
Le robó un beso a Hinata y se dirigió sonriendo ladinamente a la cocina. Allí metió los platos en el lavavajillas y después se acercó a la nevera y sacó la botella. Cogió dos copas alargadas de uno de los armarios de la cocina y dispuso todo en una encimera. Se acercó a una silla cerca de la puerta donde había dejado su chaqueta y de uno de los bolsillos extrajo un pequeño estuche de felpa negro. Lo abrió y comprobó que el anillo estaba en su sitio. Se lo quedó mirando unos momentos y luego dijo:
-Allá vamos, Naruto, tú puedes –se dijo así mismo dándose ánimos.
Cerró el estuche se lo metió en uno de los bolsillos del pantalón, cogió la dos copas y el champagne y se dirigió al salón.
Hinata se encontraba sentada en el suelo, apoyada en el sofá. Se veía mucho más hermosa a la luz de las velas. Respiró profundamente y se acercó a ella. La pelinegra levantó la vista y le sonrió dulcemente. Naruto se sentó a su lado y comenzó a abrir la botella. Sirvió las dos copas y los dos las chocaron para después beber de ellas.
Hinata se recargó en el hombro de Naruto y él le abrazó por los hombros. Los dos estaban sumidos en un pequeño letargo producido por la tenue luz de las velas, causando un silencio relajante y cómodo.
-Esta noche ha sido fantástica, todo esto ha sido fantástico –dijo Hinata mirando emocionada a su alrededor- Gracias por darme una sopresa así de bonita –agradeció mirándole.
-Te mereces esto y más, pequeña –contestó regrsándole la mirada.
Dejó la copa a un lado en el suelo y besó a Hinata. Ella sonrió al notar las manos del rubio escabullirse por su camiseta. Dejó su copa a un lado también y comenzó a correspoderle.
No supo muy bien el porqué pero le pareció que Naruto estaba un poco ansioso y nervioso, por su forma tan exigente de besar y acariciar. No pudo aguantar las ganas de preguntarle qué ocurria, aunque de una forma poco seria:
-¿Qué quiere usted, señor Kamikaze? –preguntó cuando el rubio le dejó respirar unos momentos.
Se encontraban a escasos milímetros el uno del otro aun así la timidez no pudo reprimir aquel tono coqueto.
Naruto le sonrió levemente mientras que le miraba profundamente con sus ojos azul cielo y le decía:
-Quiero que se case conmigo, señorita Hyuuga –dijo Naruto decidido.
Hinata abrió desmensuradamente los ojos. Sabía muy bien cuando su novio decía la verdad, y aquella era una de esas veces. Lo decía en serio.
-Yo… Oh, por Kami-sama… -balbuceaba Hinata sin saber que decir.
Naruto se reincorporó y sacó de su bolsillo el estuche, lo abrió y mientras lo miraba iba diciendo:
-Hinata, eres la persona más importante de mi vida y aunque me costó mucho tiempo darme cuenta de tus sentimientos y aun más de los míos, ahora llevamos cuatro años juntos compartiendo nuestras vidas, y a cada día que pasa me voy concienciando cada vez más de tú eres el amor de mi vida y que quiero pasar el resto de mis días junto a ti –cogió el anillo y se lo puso en su dedo anular- Por eso te pregunto… ¿quieres casarte conmigo? –preguntó mirándola pasivamente.
Hinata no se podía creer lo que escuchaba. ¡Le estaba proponiendo matrimonio! ¡Naruto! ¡Su Naruto-kun! El chico del que siempre había estado enamorada, por el que ella se desvivía… ¡Le estaba proponiendo matrimonio! Se quedó mirando el anillo que ahora decoraba su mano y comenzó a ver la realidad. Empezó a reir y a llorar de la emoción.
-¡Sí! ¡Sí quiero! –exclamó emocionada mientras abrazaba efusivamente a Naruto.
Naruto reía de alivio y felicidad mientras le abrazaba lo más fuerte que podía. Los dos acabaron tumbados en el suelo, Hinata encima de Naruto.Hinata levantó la mirada y aun con lágrimas en los ojos le dijo:
-Te amo, Naruto-kun.
-Yo también te amo, Hinata-chan –respondió colocándole un mechón de pelo detrás de la oreja.
Hinata volvió a reir alegre y besó apasionadamente a Naruto, quien en seguida correspondió.
Los dos se dejaban llevar por los sentimientos y las emociones que recorrían sus cuerpos y pronto sintieron la necesidad de quitarse la ropa y amarse toda la noche.
Mientras que Hinata desabrochaba la camisa de Naruto, él iba quitándola la camiseta y el sujetador a ella. Naruto iba dejando un rastro de besos por el cuello y pecho de la chica e Hinata acariciaba constantemente el pecho del chico, haciendo que suspiraran de placer ambos. Hinata comenzó a desabrochar el pantalón de Naruto mientras que él se iba posicionando entre las piernas de Hinata, arrancando un gemido de los dos al sentir el miembro erecto rozarse. Sólo quedaban las dos únicas prendas de interior que nos le dejaban estar juntos por fin. Fueron quitándoselas uno al otro entre gemidos y suspiros.
-Naruto… ah, mm… Naruto hazlo ya –suplicaba entre gemidos Hinata.
-Hinata… -gimió Naruto al sentir la humedad de Hinata.
Naruto no lo pudo resistir más y…
Heghfherjfjerhfjfjwhefkwefwejkfindelflasbackdfhfkfjerfejfhedfehfjkefjr
-¡Hey, hey! No nos pongamos calentitos, ¿eh? –interrumpió Sasuke un tanto alterado.
-¡Sasuke! ¿Por qué los has interrumpido? –preguntó molesta Sakura.
Sasuke la miró como si tuviera algún problema grave.
-¿Acaso eres una pervertida o qué? ¡Nos iban a contar cómo hicieron el amor! –exclamó exasperado Sasuke.
-¿Y qué? Es un momento muy especial y romántico del que todos hemos oído hablar… Además, ¿por qué te avergüenza? Tú lo has hecho bastantes veces –espetó mirándole de reojo. Luego sonrió altanera- Ah no, perdona, que tú solo prácticas sexo –terminó de decir cruzándose de brazos.
Todos miraron a Sasuke con cara divertida, diciéndole que Sakura había ganado. Pero Naruto, para que no se caldeara el ambiente dijo:
-Da igual, de todos modos la música está a punto de comenzar –dijo Naruto mirando nerviosamente a los dos. Sasuke y Sakura se miraban con ojos entrecerrados, pensando en decir alguna apreciación mordaz en contra uno de otro, hasta que comenzó a sonar una música “disco” y los clientes comenzaron a levantarse de sus asientos para ir a la pista de baile- ¡Mirad! ¡Ya empieza! ¿Os apetece echaros un bailecito? –preguntó Naruto impaciente de salir de aquella situación.
-Claro –respondió Sasori- Esto está muy animado, ¿bailas Saku? –preguntó sonriente.
Sakura pegó un respingo al escuchar decir su nombre. Había estado tan consentrada en aquel intercambio arisco de miradas con el pelinegro que no había prestado atención a nada de lo que ocurría.
-¿Eh? Sumimasen, no estaba atendiendo –se disculpó un poco cohibida. Sasuke la seguía mirando.
-Te preguntaba que si quieres bailar, Saku –repitió divertido Sasori.
-¡Oh, por supuesto! ¡Me encanta la música disco! ¡Vamos! –respondió animadísima.
Se levantó enseguida y después la siguieron Sasori, Naruto e Hinata. Cuando Sasori y Sakura se encaminaron hacia la pista de baile abarrotada de gente, Hinata preguntó:
-Sasuke-kun, ¿no vienes? –inquirió curiosa.
-No, Hinata… Ya sabes que no se me da bien bailar –respondió monótonamente todavía sentado en su sitio y mirando hacia la dirección por la que se había ido la pareja.
-Bueno, pues cuando quieras divertirte un rato ya sabes donde estamos –dijo Naruto guiñándole un ojo mientras cogía a Hinata de la mano y tiraba de ella a la pista de baile.
Cuando se quedó solo comenzó a cavilar sobre lo ocurrido. Era verdad que él no había “hecho el amor” nunca, si pensamos en ello de forma romántica y comprometida. Pero que no lo haya hecho no era objeto de burla, y menos viniendo de Sakura. ¿Qué diantres sabrá ella? ¿Lo habrá hecho alguna vez? ¿Ha tenido ni siquiera sexo alguna vez? Lo dudaba… Y ahora venía lo mejor: ¿Saku? ¡¿A qué coño se debe ese mote?! ¡Saku! ¡Parece nombre de perro! ¡Desde cuando la llama así, vamos a ver! Esto era increíble. Después, como si nada, se levantan y se largan… Sin ninguna sugerencia de querer salir a bailar por parte de los dos, y luego viene la buena de Hinata (aunque realmente no sabía si era realmente buena) y le hace la maldita sugerencia. ¡Que no! ¡Esto no marcha bien! Dejaba que la chica que le gusta se burlara de él y después también la dejaba bailar con su rival. ¡Que no! ¡No marchaba para nada bien!
Miró de nuevo a la pista y observó atentamente a ver si encontraba a Sakura con el idiota de Sasori. Los dos se encontraban cerca de la cabina de DJ y de la barra del bar. Estaban bailando animadamente la canción Heart of glass de Blondie y se sonreían el uno al otro. Sasori no se había separado de su estúpida sonrisa en toda la noche y Sakura lo hacía como si no le hubiera sonreído en toda la cena. Se estaba poniendo de los nervios. Naruto e Hinata se acercaron a ellos bailando e intercambiaron algunas palabras. Naruto se giró a mirar a Sasuke con ojos de advertencia, señalándole con unos rápidos y breves movimientos de cabeza que se uniera a ellos.
Sasuke frunció el ceño. Sabía que Naruto estaba haciendo aquello para entretener a Sasori y Sakura para que no pasasen mucho tiempo juntos y Sasuke tuviera una oportunidad. Pero para ello tendría que bailar. Y no quería hacer el ridículo. Se levantó del asiento, decidido a que bajaría a la pista y se sentaría en unos de los sillines de la barra y pediría algo. Mientras, podría mantener vigilados al pelirrojo y a la pelirrosa. Pero no bailaría, no. Fue bajando las escaleras y cuando llegó al barullo de gente pudo divisar que Naruto le miraba con una sonrisa. Poco le duró cuando vio que el pelinegro se sentaba en la barra. Tenía toda la pinta de no moverse de allí en todo lo que quedaba de noche. Le miró con reproche y se acercó a él, excusándose un momento a los demás. Sintió la mirada curiosa de Sakura en su espalda.
-¿Se puede saber qué haces? –preguntó el rubio con molestia- Te he avisado para que vinieras y bailaras con Sakura, no a que te emborraches –señaló Naruto mientras Sasuke se bebía de un trago su bebida.
-No voy a bailar –sentenció rotundamente Sasuke. Naruto le miró con incredulidad.
-Oh, vamos, Sasuke, eres insufrible, de verdad –se quejó Naruto dándose la vuelta y comenzando a alejarse, pero se dio la vuelta- Si crees que voy a dejar que hagas esto en mi boda, mejor no vengas –dijo altivo Naruto para después irse refunfuñando como un crío chico.
-¿Y quién será tu padrino? ¿Sasori? –se burló divertido Sasuke. Lo único que hizo el rubio fue levantar una mano y enseñarle el dedo corazón, como diciendo “vete a la mierda”. Sasuke sonrió de medio lado.
Volvió a tomar un buen trago de la nueva bebida que había pedido. Enserio que él quería estar ahí, bailando con Sakura. Lo haría si no tuviera tanto miedo a hacer el ridículo. Y menos de hacerlo delante de ella, y bueno, Sasori. Éste seguro que se reiría de él para sus adentros, y se ofrecería para enseñarle a bailar, quedando perfectamente ante los ojos de Sakura.
Entre tantos pensamientos ofensivos hacia su persona, el tiempo pasó volando. Se escuchaban canciones nuevas como Kill the DJ de Green Day, y canciones un poco más antiguas como Hung Up de Madonna. Comenzaron a sonar los éxitos de la película “Fiebre del Sábado Noche” y todo el mundo comenzó a bailar con más euforia. Stayin’ Alive de los Bee Gees estaba sonando cuando una pelirrosa atravesaba la pistade baile para ver a un aburrido pelinegro.
-Llevas todo el tiempo aquí… ¿no te apetece bailar? –preguntó nada más llegar al lado de Sasuke.
Sasuke, que estaba jugueteando con el vaso con gesto de aburrimiento, se giró a mirarla.
-No quiero bailar… No sé bailar –pronunció con cuidado la última afirmación.
-¡Todo el mundo sabe bailar! –replicó Sakura poniéndose en jarras- ¡No me vengas con esas excusas, Sasuke Uchiha! ¡Desmelénate un rato! –dijo mientras hacía un exagerado movimiento de baile.
Sasuke soltó una carcajada. Sakura y sus frases raras. Se volvió a poner serio y la miró de reojo, sonrojado. Sakura se acercó un poco más a él con curiosidad.
-Es que… Emm, no quiero hacer… Bueno, ya sabes… el ridículo –dijo en voz baja y avergonzada por admitir su debilidad.
Sakura primero se sorprendió, pero después su mirada se tornó dulce. Le pareció muy tierna la forma en la que Sasuke había admitido que tenía miedo. Apoyó una de sus manos en el hombro de él y dijo:
-Sasuke, mira –dijo suavemente, haciendo que Sasuke mirara a la pista de baile- ¿Crees que harás aun más el ridículo que ese, ese y ese? –preguntó divertida mientras señalaba a tres personas que en su motivación en el baile, habían perdido toda vergüenza y ahora se movían de forma exagerada y alocada.
Sasuke sonrió levemente divertido ante la escena, pero aun así miró poco convencido a Sakura.
-Ya, pero… -replicó Sasuke dudoso.
-¡Agh! ¡Vamos! –gritó Sakura exasperada mientras agarraba a Sasuke del brazo y lo guiaba al centro de la pista- ¡Voy a hacer que bailes, Uchiha, aunque me lleve la vida en ello! –proclamó Sakura agarrando más fuerte a Sasuke para que no escapase, ya que se resistía.
-¡No quiero Sakura! ¡Déjame! –se resistía Sasuke- ¿Y Sasori? ¿No estabas bailando con él? –gritaba Sasuke en medio del alboroto.
Sakura lo soltó y se dio la vuelta para encararle. Se notaba que estaba un poco molesta.
-Ha ido al servicio y por si no lo has visto, ¡llevo toda la noche bailando con él! –gritó enfadada. Sasuke la miraba sin expresión alguna. Sakura fue ablandando su semblante- Sólo quiero bailar contigo Sasuke, aunque sea solo una canción –dijo Sakura con voz suplicante mientras le cogía tímidamente de una mano.
Sasuke apretó el agarre. Bailaría con ella; por supuesto que lo haría. Debería haber sabido desde el principio que ella tenía esa intención.
-Vale… -respondió levemente mientras se sonrojaba y desviaba la mirada.
Sakura le miró sonriente y le dio un rápido beso en la comisura de los labios. Sasuke se sorprendió y la miró haciendo esta vez que Sakura desviara la mirada sonrojada. Los dos se quedaron mirándose en medio de la gente, sin escuchar ni ver nada a su alrededor, sólo ellos dos. Sasuke le cogió de la otra mano, acercándose a ella. Fueron cerrando los ojos a medida que sus rostros se acercaban. Sus respiraciones entrechocaban cuando interrumpió quien menos esperaban.
-¡Eh, Saku! ¡No te encontraba por ningún lado! –exclamó la voz de un pelirrojo.
Sakura abrió de par en par los ojos, dándose la vuelta inmediatamente, mientras que Sasuke se había quedado en el sitio y chasqueaba la lengua con desagrado. Sakura saludó con un gesto de mano nervioso a Sasori y éste se quedó mirando a Sasuke.
-¡Hola Sasuke-san! ¿Por fin te has decidido a bailar un rato, eh? –preguntó Sasori con amabilidad finjida. En sus ojos se podían ver la desconfianza y molestia que le tenía.
-Hmp –contestó Sasuke mirándole de reojo.
-¡Sasuke! ¡Qué alegría verte por aquí! –dijo Naruto eufórico entrando en la incómoda escena con Hinata.
-Pensábamos que no vendrías con nosotros en toda la noche –corroboró alegre Hinata.
Sasuke iba a decir algo, pero el comienzo de una nueva canción lo retuvo. La famosa Night Fever de los Bee Gees hizo presencia en el local, haciendo que un rubio se animase, lo que se dice, “un montón”.
-¡Wau! ¡Esta es mi preferida! ¡Sé bailarla enterita! –gritó entusiasmado como un niño con un juguete nuevo.
Comenzó a bailar junto con Hinata que seguía los pasos del rubio. Se movían de un lado a otro, dando pequeños pasos y tocando una palmada cuando llegaban a un extremo. La gente se fue uniendo poco a poco al grupo, haciendo del baile una coreografía grupal. Sakura miró a Sasuke con una sonrisa. El chico miraba a todo el mundo con curiosidad, pero con ganas de unirse él también.
-Vamos –dijo Sakura cogiéndole de la mano y posicionándose al lado de Naruto e Hinata.
Sasuke estuvo un poco parado al principio, pero se dio cuenta de que quería divertirse con sus amigos, que no quería tener miedo por una tontería. Se dejó llevar y pronto estuvo bailando con soltura junto con Sakura, que no dejaba de mirarle.
¿Qué bailaba mal? Ese Uchiha estaba jugando con ella, definitivamente. No era John Travolta, pero lo hacía estupendamente.
Se acabó la canción y todo el mundo estalló en aplausos. Sasuke sonrió satisfecho al haber bailado y no haberse arrepentido después. La verdad es que se había divertido mucho. Sintió de repente que alguien le abrazaba. Luego vio a Sakura.
-¿Lo ves? ¿A qué no ha sido tan difícil? –inquirió con tono travieso.
Sasuke sonrió socarrón y volvió a abrazarla.
-Eres una molesta –susurró en su oído.
-Sí, pero soy la única que te obliga a hacer algo para que te diviertas –respondió burlona Sakura.
Se separaron unos centímetros, lo justo para poder acabar lo que a punto estuvo de suceder antes. Pero…
-¡Saku! ¿Bailamos ésta juntos? –preguntó Sasori a unos metros de ellos.
Aquel fue el momento en el que Sasuke decidió matar a Sasori.
Literalmente.
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-Buf, ¡qué noche! –exclamó Sakura tirándose en el sofá.
-Hmpf –gruñó Sasuke mientras cerraba la puerta y tiraba las llaves en la mesilla.
-Sasuke deja de poner esa cara ya –le reprendió Sakura reincorporándose sobre sus codos- Ya sabes que Sasori no lo ha hecho queriendo –dijo rodando los ojos.
-Sí, por supuesto –dijo con sarcasmo- Pero eso no me quita el derecho de bailar la otra mitad de la noche contigo –dijo molesto mientras colocaba su chaqueta en la percha.
-Oh, no seas así, Sasuke-kun –dijo con voz juguetona, levantándose- Habías estado casi todo el tiempo sentado… Pensaba que no saldrías a bailar –explicó mientras se acercaba lentamente a él. Sasuke la miraba atentamente- Pon música y bailaré contigo, Sasuke-kun –dijo colgándose de su cuello.
Sasuke-kun… Con ese “tonito” de voz acabaría bailando con ella pero en la cama. Presentía que “ese” era el sentido por el cual la mente turbada de Sakura estaba caminando. Pero iba a hecerla esperar un poco.
-¿Qué música quieres, Sakura-chan? –preguntó con voz sensual mientras le abrazaba por la cintura.
-La que tú quieras… -respondió acercándose para besarle.
Sasuke soltó a Sakura y se encaminó hacia la estantería de discos, con una sonrisa traviesa en los labios. Sakura se había quedado pasmada al no haber podido besarle. Le miró con una ceja levantada y Sasuke le respondió enseñándole el disco que había escogido. Sakura se cruzó de brazos, moviendo la cabeza divertida. Sasuke metió el disco en el reproductor de música y comenzó a sonar el piano de Tiny Dancer de Elton John.
-¿Bromeas? ¿Elton John? –preguntó Sakura entre sorprendida y divertida.
-Es una de tus canciones preferidas y mía también… Podemos bailarla, vamos a bailarla –dijo Sasuke extendiéndole una mano a Sakura.
Riendo alegremente, Sakura cogió la mano de Sasuke y comenzaron a bailar. Entre risas y más risas, probaron distintos tipos de bailes, ya que era una canción que prácticamente no se podía bailar. Entonces, cuando vieron que ya no les quedaba ninguna otra cosa que probar, Sasuke rodeó la cintura de Sakura y ella colocó sus manos en el pecho de Sasuke. Se movían despacio, mirándose intensamentente a los ojos. En cuanto la canción acabó, ellos pararon y sin dejar de abrazarse, esperaban por fin besarse. Pero…
¡RIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIING! ¡RIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIING!... Seguía sonando y sonando el teléfono y… *¿Sasuke? ¿Sakura? Siento si os despertado pero Shouta se ha puesto enfermo y estamos ahora en el hospital… ¿Podéis llamar…* dijo Mikoto en el contestador.
Sakura fue rápidamente a coger el teléfono.
Sasuke descubrió que tenía instinto asesino.
Debería haber dejado que Sakura le besase después de todo.
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