Resumen
2 personas que se odian + un bebé llorón = Un problemón muy llorón.
Esa es la situación de Sasuke y Sakura, dos jóvenes enfrentados por sus diferencias.
Sakura Haruno, una chica de 25 años que vive en la ciudad de Osaka en Japón, es transferida a la gran ciudad de Tokio para trabajar como médico profesional en el mejor hospital de la ciudad. Sólo tiene un problema: ni su familia ni ella tienen el suficiente dinero como para comprarse ni siquiera un pequeño apartamento. Por eso decide compartir piso…
Sasuke Uchiha, un chico de 26 años que vive en la ciudad de Tokio, es propietario empresario de las grandes E.M.U (Empresas Mobiliarias Uchiha) junto con su hermano mayor Itachi Uchiha quien se encarga también de la empresa desde EE.UU. Se verá obligado a compartir su tranquilo y preciado apartamento con una verdadera “molestia”, según él…
Toda esta situación se complica cuando alguien deja al pequeño Shouta de casi 2 años de edad delante de la puerta de su apartamento.
Esta historia será una comedia romántica, donde los tríos amorosos e incluso los “cuartetos amorosos” pondrán a prueba la complicada relación que hay entre estos dos personajes, acompañados por situaciones divertidas y alocadas.
Parejas que aparecerán en esta historia:
-SasuSaku (Pareja principal)
-NaruHina
-ItaKo (Itachi y Kohana “personaje inventado por mí”)
-PainKon (Pain y Konan)
-SuiKa (Suigetsu y Karin)
-SasuKa (Sasuke y Karin, lo siento T.T a mí también me ha costado admitirlo)
-SasoSaku (Sasori y Sakura)
-JuuSaku (Juugo y Sakura)
domingo, 3 de marzo de 2013
"¡Un problemón muy llorón!" <> CAPÍTULO 12
-¿En serio, Sakura? ¿Willy Wonka? ¿En serio? –repetía Sasuke sin creérselo.
-Muy en serio, Sasuke, como yo que voy vestida de bailarina de Cabaret –contestó Sakura vestida con su despampanante corset negro- Además, no te queda para nada mal… -dijo atrevida mirándole de arriba-abajo- Seguro que te cogerían para el papel de Willy Wonka buenorro –dijo burlona mientras le guiñaba un ojo.
-JA JA JA –rió Sasuke sin gracia.
Sakura sonrió y salió de la habitación. Sasuke suspiró con ensoñación al verla mover sus caderas al andar. No sabía si había sido buena idea o no haber elegido aquel disfrad para ella. Por una parte, disfrutaba viéndola vestida así; por otra parte, le entraban ganas de hacerle el amor toda la noche… Volvió a suspirar, echándose un vistazo en el espejo: se colocó bien el abrigo rojo y largo de terciopelo, se puso la chistera negra, y por último cogió el bastón de caramelo que se encontraba apoyado en el armario. Qué irónico… A él a quien no le gustan los dulces, se disfraza del propietario de una fábrica de chocolate.
-¡Jejejeje! –se escuchaban las risitas de Shouta desde fuera.
Sasuke salió de su habitación y entró en la del bebé. Sakura le estaba haciendo reir mientras le ponía un gorrito naranja que finalizaba el conjunto de calabaza de Halloween. Sonrió. Se acordaba cómo Sakura se “había enamorado” del disfrad en cuanto lo vio. Él, por supuesto, le había dado el visto bueno: era el que más le había gustado para el peque. Y parece que no se equivocaron, porque Shouta estaba tan lindo que si hubiera sido una calabaza de verdad, Sakura se lo hubiera comido, literalmente.
-Sasuke, ¿podrías quedarte con él un segundín? Todavía estoy a medio preparar –preguntó Sakura cargando a Shouta en brazos.
-¿Prepararte más? Pero si estás… estás… -no tenía palabras para describirla. ¿Fantástica? ¿Perfecta? ¿Maravillosa? ¿Buenísima?
-¿Cómo estoy, Sasuke-kun? –dijo con voz traviesa.
Allá vamos otra vez. Cuando Sakura se ponía así, él siempre tenía las de perder. Sasuke se ruborizó y finalmente cogió a Shouta de los brazos de Sakura.
-Hmp… Mejor termina de prepararte, eso, mejor –dijo nervioso, desviando la mirada divertida de Sakura.
Sakura rió coquetamente y antes de salir de la habitación le dio un pequeño beso en los labios. Antes de que pudiera decir nada la pelirrosa ya había cerrado la puerta de su habitación.
-¡Ah! –exclamó Shouta mirando alegre a Sasuke.
-Sí, peque. Me estoy volviendo loco por mamá Sakura –explicó devolviéndole la mirada con una vaga sonrisa.
El pequeño sonrió y acto seguido cogió la cara de Sasuke entre sus dos manitas suaves y le dio un besito en el labio superior. Sasuke se sorprendió ante aquel gesto tan tierno del bebé y cuando le volvió a mirar, éste tenía sus manos recogidas en dos pequeños puños, tapando su boca, denotando un poco de vergüenza. Sasuke sonrió y apoyó su frente con la de él y, acariciándole la mejilla con su dedo, le dijo:
-También me estoy volviendo loco por ti, peque –aclaró alzándolo en el aire, haciendo que Shouta riera con diversión.
¡RIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIING!
-Deben de ser Pain y Konan –dijo pensativo para sí.
Volvió a colocar a Shouta entre sus brazos y fue hacia la puerta de entrada. Echó un vistazo por la cámara y cuando comprobó que eran ellos (ya que iban disfrazados) apretó el botón para abrir y esperó al lado de la puerta hasta que subieron. Sonó el timbre de la puerta y abrió encontrándose así con un Frankenstein pelinaranja y una momia de ojos almendrados.
-¡Buh! –exclamaron aquellos dos “monstruos” al ver a Shouta.
-¡Ah! –gritó el pequeño tapándose los ojos con las manitas.
Sasuke, Pain y Konan comenzaron a reírse por aquella reacción. Poco a poco el pequeño fue bajando las manos y comenzaba a reírse con ellos, estirando los brazos hacia los dos visitantes para que lo cogieran.
-¡Pero qué guapo está, por Kami-sama! –dijo Konan cuando recibió a Shouta en sus brazos.
-Lo elegimos entre Saskura y yo. Era el menos… extravagante, por decirlo así –explicó Sasuke recordando la cantidad de disfraces sin sentido que tuvieron que ver en una sola tarde.
-Tú tampoco te ves mal, Willy –dijo Pain divertido.
-Lo mismo digo, Frank –respondió del mismo modo Sasuke- Siento no haber podido hacer nada con respecto a los disfraces… Cuando una cosa se le mete en la cabeza a Sakura ya no hay nadie que se la quite –se disculpó Sasuke apoyando su mano en el hombro de Pain.
-Bah, no te preocupes. Ha sido divertido –respondió sonriente.
Sasuke se acordó de cómo a Sakura se le había ocurrido la “fantástica idea”de ir todos en grupo al parque de atracciones la tarde de Halloween, obligatoriamente disfrazados. Itachi, quien iba a venir ese fin de semana con Kohana y Kenta, se puso de parte de Sakura corroborando el hecho de que era una “fantástica idea”. Itachi siempre había sido así de infantil… Y qué decir de Naruto… Os lo dejo a vuestra imaginación ^^U… Por supuesto, Sakura había invitado a Sasori, cómo no… En definitiva, se iba a montar un lío de tres pares de narices.
-¡Ya estáis aquí! –exclamó Sakura saliendo del pasillo.
A Sasuke casi se le desencaja la mandíbula. Sakura se había dibujado en la cara formas curvas y delineadas en negro que comenzaban en sus pestañas largas y negras pintadas con rímel. En conjunto de sus ojos, era un antifaz en forma de mariposa. Sus labios rojo pasión hacían juego con el corset y la falda formada por plumas negras y rojas. Sus piernas estaban cubiertas por unas finas medias negras que le llegaban hasta el muslo, y sus brazos por unos largos guantes de terciopelo negro que le cubrían casi todo el brazo. Su pelo despeinado y largo caía por su espalda y sus hombros descubiertos. Los tíos que la vieran así por la calle no huirían de ella, como deberían hacer en este evento, sino que los atraería como moscas. ¿Pero qué has hecho Sasuke? Ahora iba a tener que repeler a un montón de insectos babosos deseosos de robarle a Sakura…
-Puf, Sasuke… Sí que te has salido con tu elección, machote –le dijo burlón Pain en el oído mientras le daba unas pequeñas palmaditas en la espalda.
Sasuke tan concentrado en los efectos y consecuencias secundarias que podrían suceder sacando a tan deseable caramelo a la calle, se olvidó de que estaba acompañado.
Sakura saludó a los dos recién llegados y comenzó a hablar animadamente con Konan sobre el disfrad de Shouta. Estaban sentados todos en el sofá y los sillones del salón mientras que Shouta jugaba frente a ellos en la alfombra.
Sasuke, que ya se había resignado al hecho de que lo iba a pasar muy mal aquella noche (por el disfrad de Sakura, obviamente), fue llamado por la pelirrosa:
-¿Sasuke? Naruto quedó contigo en que ellos venían aquí, ¿verdad? –preguntó girándose un momento hacia él.
-¿Eh? –contestó desconcentrado de nuevo por la mirada de Sakura- Ah, sí, sí. No creo que tarden mucho –dijo finalmente viendo el asentimiento de Sakura.
Pain le daba pequeños codazos como indirecta, haciéndole entender que estaba embobado. Sasuke carraspeó la garganta y se recompuso. Miró a Shouta que se encontraba jugueteando con los patucos naranjas del disfrad. Sintió la mirada de Sasuke y lo miró. Comenzó a reir, echando la cabecita levemente hacia atrás. Las dos mujeres dejaron de hablar y le miraron interesadas. El pequeño dejó lentamente de reir y mirando a Pain y Sasuke dijo:
-Ba… ba, pa… ba, ba…pa, pa… pa, ¡papá! –dijo finalmente con una sonrisa.
Se hizo un silencio sepulcral. Sasuke y Pain se miraron con cara de <<¿qué acaba de pasar?>> y Sakura y Konan no podían evitar su cara de emoción.
-¡Ha dicho papá! –gritaron a la vez los dos hombres- ¡Ha dicho papá! –repitieron ilusionados.
Shouta seguía sonriendo, complacido como si supiera que había hecho algo bueno. Sakura lo cogió en brazos y lo sentó en sus piernas. Konan y ella le arullaban con palabras de aliento y ánimo para que dijera algo más y de pronto:
-Ma… ma… ma… ¡Mamá! –escupió enérgico de su boquita, gesticulando graciosamente.
Konan y ella pegaron un grito ahogado de felicidad, llamando la atención de los otros dos que todavía seguían en su propio mundo de felicidad.
-¿Qué pasa? –preguntaron los dos.
-¡Ha dicho mamá! –exclamaron medio llorando de la emoción.
Pronto, el pequeño se encontraba de nuevo en el suelo, más contento que una perdiz, viendo como los cuatro mayores hablaban animadamente entre sí. Por supuesto, nadie sabía “exactamente” a quién se lo había dicho. Para todos, los apelativos “papá” y “mamá” les correspondían. Sasuke y Sakura pensaban que se lo había dicho a ellos; Pain y Konan pensaban lo mismo para ellos. Lo que no sabían es que el pequeño al no saber pronunciar la “ese” no la había podido añadir al final de cada palabra, quedando “papá y mamá” en vez de “papás y mamás”; porque para él todos ellos eran sus queridos “papás y mamás”.
¡RIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIING!
-¡Naruto e Hinata! ¡Tenemos que decírselo! –gritaron Sakura y Konan levantándose rápidamente, yendo hacia la puerta.
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-¿En serio ha dicho “papá y mamá”? ¡A mí no me dice nada! –exclamó un rubio de ojos azules vestido de “hombre lobo”- ¡Shouta-chan, dile algo al tío Naruto! –dijo acercándose al carrito llevado por Sakura.
Pero lo único que consiguió fue hacerle reir. Naruto hacía tantos espavientos raros y decía las cosas de forma tan enérgica que todos le veían como un personaje cómico. Además, más que un hombre lobo, parecía un perro gigante… Pero bueno, dejémoslo ahí. Después de todo, es Naruto.
-Cariño, creo que ya ha dicho bastante por hoy –trató de calmarlo Hinata, vestida con un bonito disfrad de bruja.
-Está bien, está bien –desistió Naruto alejándose del pequeño, pero éste le agarró del peludo disfrad para que no se fuera. Naruto sonrió y, después de soltarle la manita del disfrad, le dio la mano y se mantuvo al lado del carrito.
Iban todos por la calle principal de la ciudad, dirección al centro donde habían construido un parque de atracciónes por la feria de otoño. Había un montón de gente vestida de diversos monstruos, superhéroes y más cosas varias por toda la ciudad.
-¡Allí está Sasori! –exclamó Sakura.
Al oír aquel nombre, Sasuke se tensó. Sakura aceleró el paso hacia la entrada del parque de atracciones, donde los esperaba el pelirrojo. Si no se hubieran dado cuenta de su color de pelo lo hubieran confundido completamente con el Joker de Batman.
-¡Wow! ¡Eres igualito que el Joker! ¡Da hasta miedo! –dijo Naruto cuando ya estaban en frente de él.
-¿Verdad? Ni yo me he reconocido cuando me miré en el espejo –sonrió Sasori, haciendo que la sonrisa roja dibujada en su rostro se agrandara hasta sus ojos.
-¡Ahn! An…mo…mma…no… ¡malo! ¡No! –gritaba Shouta desde la sillita pataleando.
-Oh, creo que se ha asustado –dijo Sasuke cojiéndolo en brazos, tranquilizando al bebé al instante.
-¡Ha dicho malo! –dijo sorprendido Sasori.
-Sí, antes ha dicho papá y mamá también –secundó Sakura mirando tiernamente a Shouta.
Sasori no dijo nada. Sabía que las primeras palabras de un bebé eran las más felices y maravillosas del mundo, pero para él, el hecho de que los hubiera llamado como sus padres (a Sasuke y Sakura) lo entristecía. Quizá nunca le reconocería como tal. Miró a Sasuke que volvía a dejar suavemente en la sillita a Shouta. Sasuke sintió su mirada y se la devolvió. Ninguno sonrió; ninguno dijo nada.
-Bueno, ¿alguien nos va a presentar? –preguntó Pain captando al instante el “mal rollito” que había entre esos dos.
-¡Ah, claro! –exclamó Sakura- Pain, Konan, os presento a mi mejor amigo Sasori –presentó señalándole, haciendo que Sasori perdiese el contacto visual con Sasuke.
-Encantado –dijo educadamente el pelirrojo.
-Con que tú eres el modelo amigo de Sakura, ¿eh? Nos alegramos de conocerte –respondió amablemente Konan.
Después de las presentaciones y saludos restantes, se decidieron a entrar en el parque, pero en ese momento vieron que se acercaba un pareja un tanto graciosa: un chico alto, robusto, de pelo naranja vestido del personaje infantil de la película “¡Rompe, Ralph!” (si no sabéis de qué película hablo buscad imágenes de él y ya sabréis como es ¡Os recomiendo la peli!), acompañado por una chica bajita, de pelo corto y castaño vestida de gatita.
-¡Juugo! –llamó Sasuke saludando con la mano para que los viera.
La pareja se percató de la llamada y se acercaron.
-¡Juugo-san, Chiharu-chan! –saludó sonriente Sakura- ¡Qué alegría veros por aquí!
De nuevo, volvieron a presentar a los recién llegados y por fin entraron en el parque de atracciones. Sakura se encontraba franqueada por Sasori y Juugo, hablando los tres animadamente mientras que Sasuke los miraba por detrás llevando el carrito. El pelinegro sintió que algo no cuadraba en aquella situación (además de que era obvio que él tendría que estar allí, con ellos, hablando también con Sakura) y se refería al hecho de que Juugo parecía bastante interesado en ella. Comenzó a inventarse paranoias en su mente que le pusieron bastante nervioso y, sobre todo, alerta.
Shouta se encontraba entretenido con la nueva amiga que había hecho, Chiharu, que le encantaban los niños y se había encariñado con Shouta. Pero ella también estaba al tanto de lo que ocurría delante: Juugo estaba pegado como una lapa a Sakura; y no sólo él, sino también el modelo famoso pelirrojo, que se llamaba… ¿cómo se llamaba? Sí, Sasori. Parecían dos perros falderos babeando por ella. Bueno, no era de extrañarse llevando un disfrad tan insinuante. Sasuke, aquel hombre tan guapo que tiraba de la sillita, los miraba con una cara difícil de descifrar, pero fácil de entender. Chiharu creía que sentía y pensaba lo mismo que ella.
-¡Una montaña rusa! ¡Yo quiero! –dijo emocionada Sakura como si fuera una niña pequeña.
-¡Montémonos! –respondió Sasori.
-¡Os acompaño! –corroboró Juugo.
-¡Eh, esperadme! –gritó Chiharu despidiéndose rápidamente de Shouta con un besito en la frente.
Sasuke se quedó al lado de la silla, mirando con furia e indecisión la gran atracción. Se sentía inseguro porque nunca le habían gustado las montañas rusas y furioso porque si no se montaba dejaría sola a Sakura con Sasori y… bueno, no sabía exactamente lo que pensaba de su amigo Juugo, pero se imaginaba que pasaba lo mismo que con Sasori. Sintióuna mano en su hombro y se encontró con la mirada amable de Pain.
-Ve, nosotros nos encargaremos de Shouta –aseguró sonriente, dándole ánimos a su amigo. Le guiñó el ojo mientras le daba un pequeño empujoncito. Antes de irse miró a Pain, Konan, e Hinata (Naruto ya se había montado en la montaña rusa, cómo no xD). Ellos le sonrieron y después se dirigió corriendo hacia la entrada de la atracción.
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¿Nunca habéis visto alguna serie de esas típicas americanas en la que una pareja va a un parque de atracciones y de repente se van añadiendo al grupo pretendientes de la chica? Pues eso es exactamente lo que le había pasado a Sasuke.
Cuando compró la entrada para la montaña rusa se encontró con que cada vagón tenía sólo tres espacios. Por supuesto, Sasori, Juugo y Sakura habían ocupado uno entero, dejando a la pelirrosa en el medio de los dos. En el vagón siguiente estaban Naruto (emocionado como un crío chico) y Chiharu (mirando enfurruñada el vagón delantero). No tuvo más remedio que sentarse al lado de Naruto y poner la misma cara que Chiharu mientras miraba el trío feliz que tenía delante.
No disfrutó para nada el viaje. Mientras que Naruto y los tres de delante gritaban eufóricos, Sasuke se aferraba con toda su fuerza a la barandilla y al sombrero para que no se le volase, y Chiharu no despegaba sus brazos cruzados de su cuerpo, todavía medio molesta.
Cuando bajaron, el trío siguió a lo suyo. Naruto hablaba a gritos sobre lo increíble y flipante que había sido y los otros dos le miraban con cara de <<no me interesa, por si no lo ves, no estoy de humor para escucharte>>. Al salir de la atracción se encontraron con la llegada de Itachi, Kohana y Kenta. El crío de casi 3 años, salió corriendo hacia su tío nada más verle.
-¡Tito Sasuke! –gritó el pequeño de pelo rubio y ojos negros.
-¡Hola campeón! –saludó más alegre el pelinegro, cojiéndole en brazos mientras le daba un pequeño abrazo.
-¿Ves? ¡Soy Spiderman! –exclamó orgulloso Kenta mientras se tocaba el pecho donde se encontraba la insignia del disfrad.
-¡Wah! ¡Qué chulo! ¿Ya has atrapado a muchos malos? –preguntó sonriente Sasuke.
-¡Sí! ¡A papá y a mamá! –dijo señalando a Cat Woman y a Batman, que se estaban acercando.
-No hemos sido capaces de convencerle de que no somos los malos –explicó Itachi llegandoa su lado.
Se saludaron y Sasuke fue sintiendo que iba calmando su humor poco a poco. Ver de nuevo a su querido sobrino le había puesto muy contento. Sakura se fijó en ellos y se acercó rápidamente a saludarlos.
-¡Hola! ¡Qué alegría veros! –saludó sonriente.
-¡Tita Sakura! –exclamó exaltante Kenta.
-¡Oh, Spiderman! –dijo acercándose y dándole un beso- ¿Y la máscara? –preguntó, y al instante el pequeño ya la tenía puesta- ¡Ahora si que eres el verdadero Spiderman! –dijo mientras le hacía cosquillas a Kenta en los brazos de Sasuke. Al pelinegro le encantaba que se llevara tan bien con su familia.
Sasori y Juugo miraban la escena desde otra perspectiva: les incomodaba que se llevara tan bien con la familia Uchiha. Todos ellos le trataban como si fuera de la familia y eso le daba puntos a favor a Sasuke.
-Bueno, ¡presentanos a todos! ¡Sobre todo al pequeño Shouta! –dijo contenta Kohana.
-¡Claro! –respondió enseguida la pelirrosa.
Kohana quedó maravillada con Shouta. Le contaron que esa misma tarde había dicho sus primeras palabras y se emocionó tanto o más que Konan y Sakura. De vez en cuando mandaba miradas significativas a Itachi, Pain y Konan, con un mensaje diferente para cada uno. Itachi tuvo que actuar como si no conociese al pequeño y al parecer se lo creyeron.
Pasaron toda la noche de atracción en atracción, pero el “trío feliz” no se separaba. Llegó un momento en que Sasuke y Chiharu desistieron en intentar llamar la atención de Sakura y Juugo.
Itachi, como todos los demás, se había dado cuenta de lo que pasaba pero de un modo y otro también se había fijado en que Sakura, que parecía estar muy agusto con Sasori y Juugo, parecía a veces poco atenta, mirando de un lado para otro como si estuviera buscando a alguien. Por supuesto, ese alguien era Sasuke. Itachi se alegró de que su relación hubiera avanzado hasta aquel punto pero lo que le preocupaba es que su hermano tenía a dos oponentes difíciles de vencer. Pero por esa noche, su hermano le iba a ayudar…
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Volviendo con el pelinegro, estaba comprando una bebida en un quiosco mientras observaba receloso al, ya insoportable, trío. Cuando volvió la mirada para pagar, se encontró a Chiharu sentada en un banco, mirándolos también. Decidió comprar una bebida para ella también y después caminó hacia el banco.
-Ten –dijo Sasuke ofreciéndole el vaso de papel a Chiharu. La chica le miró y después lo aceptó con una linda sonrisa.
-Arigato –respondió amablemente.
Sasuke se sentó a su lado. Por un rato no dijeron nada, sólo observaban al gran grupo de personas que había delante de ellos. Kenta estaba haciendo reir a Shouta; los tres matrimonios (excepto Hinata y Naruto, que todavía no lo eran) hablaban animadamente alrededor de los niños. Después, estaban los demás: el trío y ellos.
-Te gusta Juugo, ¿verdad? –preguntó sin mirarla.
-Y a ti Sakura, ¿me equivoco? –respondió con otra pregunta.
-Hmp, esto es demasiado… no sé… nunca había estado detrás de una mujer de esta manera pero ahora que sí lo estoy hay dos moscardones destrás de ella… es muy… frustrante –dijo Sasuke, abriéndose a Chiharu. Sabía que a ella, de un modo u otro, le estaba pasando lo mismo.
-Supongo que para ti es más difícil, ya que, bueno, tú tienes dos oponentes, yo sólo una; sin contar que uno de ellos es un buen amigo tuyo –explicó escéptica Chiharu bebiendo de su vaso.
-Gracias por darme ánimos –respondió gracioso Sasuke mientras soltaba una carcajada.
-De nada –rió divertida Chiharu.
Desde el lado del “trío feliz”, una pelirrosa miraba confundida y un tanto irritada a la escena que se desarrollaba en el banco. Escuchaba débilmente las voces de Juugo y Sasori de fondo y solo se podía concentrar en lo sonrientes que estaban Sasuke y Chiharu, hablando tranquilamente como si se conocieran muy bien. La verdad es que no les había quitado el ojo de encima en toda la noche, pero aquella era la primera vez que los veía hablar realmente. Se decidió y disculpándose con Juugo y Sasori, se dirigió hacia ellos. Ambos se la quedaron mirando y fruncieron el ceño cuando vieron a donde se dirigía.
-¡Hola! Acabamos de decir que nos vamos a montar de nuevo en la montaña rusa, ¿os apuntáis? –llegó diciendo Sakura a la pareja. Pero Sasuke pensó que se lo estaba diciendo solo a él porque no había mirado ni una sola vez a Chiharu. Entonces fue cuando se dio cuenta de que estaba celosa. No sabía cuanto, pero lo estaba. Se notaba en sus ojos esmeraldas: ansiedad e irritación, lo que es igual a celos. Sasuke rió en su fuero interno, pero su rostro mostraba indiferencia.
-¿Quieres? –preguntó Sasuke a Chiharu mirándola de forma significativa. La chica se dio cuenta de sus intenciones y sonrió levemente.
-La verdad es que ya estoy un poco cansada, no gracias –respondió mirando a Sakura sonriente.
-Yo tampoco, no tengo ganas –dijo simple y llanamente el pelinegro. Sakura pasó de una cara sonriente (aunque algo forzada) a una seria y penetrante.
-Vamos, Sasuke, no te has montado en ninguna atracción conmigo –espetó molesta, acercándose a él. Sasuke le devolvió una mirada fría y también molesta.
-Quizá sea por esos dos amiguitos tuyos que no te dejan ir ni al baño sola –respondió francamente Sasuke, poniéndose a la altura de la pelirrosa.
La cara de Sasuke mostraba la poca paciencia y el mal genio que se estaba acumulando en su interior. Hubo unos pocos momentos de contacto visual entre la pareja en los que la pobre Chiharu sintió la tensión y los celos por todos sitios. Iba a decir algo para calmarlos, pero en ese momento, Sakura bufó molesta, y sin despegar sus enfadados ojos de los de Sasuke fue dándose la vuelta hasta que no lo vio más.
-Como quieras –respondió entre dientes, iracunda. Se fue alejando hasta llegar de nuevo a Juugo y Sasori, quienes la estaban esperando.
-Vaya… -susurró sorprendida Chiharu- Tiene que haber pasado algo muy fuerte entre vosotros para que os pogáis así de… violentos –dijo esperando a que Sasuke le contara más sobre ellos.
Sasuke se volvió a sentar, exhalando un gran suspiro. –Shouta es lo que nos ha pasado. Si no lo hubiéramos conocido no estaríamos así, estoy seguro de ello –respondió el pelinegro un tanto abatido.
-Ser padres es lo que tiene –dijo Chiharu en tono burlón. Sasuke sonrió de lado.
-Sólo me pregunto si ella me querrá tanto como yo estoy comenzando a quererla a ella…
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El otro grupo restante se había dado cuenta de lo que había pasado y se miraron todos un tanto preocupados. Se fijaron en que Sakura y los otros dos se acercaban a ellos.
-¿Qué tal? ¿Nos montamos otra vez en la montaña rusa? –preguntó Sasori a Itachi y los demás.
-Hum, había pensado en entrar todos en la casa de los espejos, ¿os parece? –propuso inocentemente el pelinegro. Lo que nadie sabía es que tenía un plan en mente.
-Sí, por qué no –dijo Juugo. Sakura se encogió de hombros, todavía un poco molesta.
-Está bien, voy a preguntar a Sasuke y Chiharu –dijo Itachi a lo que Sakura respondió con un bufido- Id yendo para allá.
Mientras todos se iban, él preguntó a la pareja, y sin tardar mucho dijeron que sí. Cuando se pusieron en marcha, ya habían perdido de vista a lod demás lo que fue una suerte para el plan de Itachi. Él sabía que había dos entradas a la casa y tenía pensado que Sasuke entrara por una y Sakura por otra, y así finalmente encontrarse sin moscardones por en medio. Seguro que iba a funcionar porque se tenía que entrar uno por uno, es decir, solamente podían entrar dos a la vez: uno por una entrada y otro por la otra. Y eso es lo que iba a hacer. Le mandó un rápido mensaje a Kohana para decirle que no dejase entrar a Sakura hasta que él lo dijera. Ella le respondió que vale.
Llegaron al edificio, un edificio bastante grande, y al parecer no había tanta gente como pensaban. Se pusieron en la pequeña cola y tuvieron que esperar poco tiempo a que les tocara. Itachi dejó que Sasuke entrara primero. Volvió a enviarle un mensaje a Kohana para avisarle.
-Tienes trece minutos para salir. Si no has encontrado la salida para entonces, solo tienes que esperar y seguir las flechas que se encenderán en el suelo. ¡Qué lo disfrutes! –explicó la portera, una mujer risueña y amable de mediana edad.
Sasuke entró y lo primero que vio fue su propio reflejo distorsionado por un gran espejo. Puf, esto le iba a dar un gran dolor de cabeza.
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¿Se puede saber donde está Sasuke junto con Itachi y Chiharu? Nunca llegaron a la cola. Y ahora Sakura estaba dentro de una casa llena de espejos por cualquier sitio que le hacían deforme, gorda o demasiado flaca, sola, indignada y con un enfado de tres pares de narices.
Todavía no se podía sacar la escena de Sasuke pidiendo la opinión de Chiharu y la impertinente respuesta que le dijo. Para colmo, Kohana había ido colando a otras personas delante de ella y no sabía por qué. Siempre le respondía: “Es para que vayamos uno detrás de otro”. ¿En serio? ¿Y por qué tenía que ser ella la última? ¿¡Y por qué cojones tenía que ser esto un maldito laberinto de espejos!?
Estaba llegando a un punto indefinido de desesperación cuando vio el reflejo de una persona en un espejo. Estaba de espaldas y vestía un abrigo rojo y una chistera a juego que decoraba el pelo negro.
-¿Sasuke? –preguntó inconscientemente acercándose al espejo.
Por supuesto, la figura se movió reaccionando a su nombre. Sakura pudo ver su cara y ansiosa giró la cara para ver si Sasuke estaba allí. Pero no lo estaba, era solo un reflejo de otro espejo. Sasuke comenzó a moverse.
-¿Sakura? –preguntó la voz inconfundible de Sasuke.
Sasuke la vió reflejada en un espejo y fue hacía él. Nada. Aquello era tan lioso que se hacía imposible y verdaderamente le estaba dando dolor de cabeza. Pero quería encontrarla, tenía que hacerlo.
Estuvieron llamándose y corriendo detrás de sus reflejos por unos seis o siete minutos, pero no conseguían encontrarse. Ambos llegaron a un espejo que dejaba reflejar completamente sus figuras y podían verse uno al otro como si estuvieran enfrente del otro.
-Sasuke, ¿me escuchas, verdad? –Sasuke asintió- Gomenasai –se disculpó bajando la cabeza- Perdóname Sasuke por mi comportamiento. Sé que no te he hecho caso en toda la noche y lo siento mucho. Pero tampoco podía ser tan ruda y maleducada con Sasori y Juugo. Ellos no pasan tanto tiempo en realidad como tu pasas conmigo –dijo sonriéndole- Y cuando he visto que estabas con Chiharu-chan… Tengo que reconocerlo: estaba un poco celosa –confesó sonrojándose.
-¿Un poco? ¿Estás segura? –espetó burlonamente Sasuke desde el espejo.
-Bueno, vale. Estaba celosa, ¿contento? –respondió frunciendo el ceño y sacándole la lengua. Sasuke sonrió altanero, pero sus ojos estaban llenos de ternura y… podría ser…
¡PUF! Se apagó la luz e inmediatamente se encendieron unas flechas fluorescentes en el suelo. Ambos la siguieron y llegaron a encontrarse en una habitación iluminada que llevaba a la salida. Se fueron acercando lentamente.
-¿Me perdonas? –preguntó Sakura con mirada arrepentida una vez que estuvo justo a unos centímetros de Sasuke.
Sasuke le abrazó cariñosamente, sujetándola fuertemente entre sus brazos.
-No tengo nada que perdonarte, molesta; yo también me he comportado de mala manera, así que dejémoslo ahí –dijo Sasuke separándose de ella escasamente.
-Podrías disculparte también, ¿no crees? –dijo Sakura con gesto torcido. Sasuke suspiró impaciente.
-Lo siento –dijo con voz cansina. Sakura rió juguetonamente.
-Y también podrías reconocer que estabas celoso, ya que estamos… -dijo juguetonamente acercándo sus labios a los de él.
-Hmp –respondió sonriendo de lado- Lo siento, estaba celoso… -obedeció a la pelirrosa mirándola intensamente a los ojos.
-Eso está mejor… -susurró sensualmente mientras le quitaba la chistera a Sasuke y rodeaba su cuello con los brazos, comenzando a besarle apasionadamente.
Sus lenguas jugaban frenéticamente y ambos gemían muy levemente, sintiendo el placer y el alivio que les proporcionaba aquel magnífico beso.
Tan concentrados estaban en lo suyo que no se dieron cuenta de que habían pasado otros trece minutos e Itachi y Kohana junto con Shouta y Kenta habían salido ya y se habían encontrado con aquella escenita. Kohana se apresuró a taparle los ojos a los dos pequeños e Itachi carraspeó la garganta, más contento que avergonzado.
Sasuke y Sakura se separaron inmediatamente, completamente rojos, tanto por el momento apasionado como por haber sido pillados con las manos en la masa.
-Mamá, ¿el tío Sasuke y la tía Sakura son como papá y tú? –preguntó inocentemente Kenta cuando su madre le liberó la vista. Los cuatro se lo quedaron mirando estupefactos- Papá y tú os abrazáis con las caras muy juntas y ellos estaban abrazándose con las caras muy juntas –especificó el pequeño, queriendo saber la respuesta como su fuera la solución a un problema existencial.
Todos se miraron entre sí y comenzaron a reírse, también Shouta aunque no supiera el porqué. Por supuesto, Sasuke y Sakura no eran un matrimonio, sólo algo cercano a ello. Pero eso no lo podía saber un niño de escasos tres años.
-Vamos, cariño, vamos –dijo Kohana sonriente dirigiéndolo a la salida con Shouta en el carrito. El pobre seguía preguntando: “¿Pero lo son? ¿Son como vosotros, mamá?” Itachi y Kohana le tendrían que decir algo bastante convincente para que dejara de preguntar.
Itachi pasó por el lado de Sasuke y le dio una palmadita en el hombro. Salió y se volvieron a quedar solos. Se miraron un tanto avergonzados pero con determinación en lo que sentían. Se cogieron de la mano y salieron del edificio.
Sasuke sentía que apartir de ese momento todo iba a ser más difícil de lo que era porque sin duda alguna, lo estaba.
Estaba enamorado…
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