-¿Qué te parece? –preguntó el rubio separando los brazos para abrazar el enorme jardín- Tu amigo sí que tiene buen gusto, ¿eh? –se jactó poniendo los brazos en jarras mientras se daba la vuelta para encararse a su amigo.
-Hn, por esta vez tengo que admitirlo; no te creía tan romántico –respondió aceptando el comentario del rubio, aunque miraba todo con cierta indiferencia.
-Teme –dijo Naruto con una pequeña vena hinchada en la frente por la irritación- Ten un poco de consideración con tu mejor amigo y toma nota para tu propia boda –soltó de repente con una sonrisa astuta, sorprendiendo al pelinegro.
-¿Qué boda? –preguntó aun sorprendido.
-Pues la tuya y la de Sakura-chan, claro –contestó como si no fuera con él el asunto mientras examinaba distraídamente un banco de rosas blancas.
Sasuke abrió los ojos con desconcierto. ¿Casarse con Sakura? Era algo que no había pensado para nada pero que conectaba perfectamente con su idea de pasar el resto de su vida con ella. ¿A caso todos sus conocidos pensaban que se comprometerían pronto?
-Dobe, ¿en qué estás pensando? Sakura y yo no tenemos planes de boda ni nada parecido. Ahora mismo nos encontramos perfectamente tal y como estamos –dijo con un tono decidido pero en sus ojos se veía una pequeña duda.
-¿En serio? –preguntó mirándolo de reojo. Desde que Hinata le contó sobre la preocupación de Sakura por la nueva socia de Sasuke, Megan, el rubio había observado con más atención a susodicha y sí que se había dado cuenta de que se comportaba de otra forma cuando estaba con Sasuke. A partir de ese momento comenzó a sospechar de aquella mujer y sus intenciones. Sólo quería advertir “indirectamente” a su amigo (o más bien al Sasuke que fue antes de conocer a Sakura) para que protegiera su relación con Sakura-chan.
-¿A qué viene esa pregunta? –preguntó Sasuke entrecerrando los ojos, sabiendo que su amigo ocultaba algo.
-Nada importante. Sólo estaba pensando que últimamente Megan y tú os lleváis muy bien, así que estaba preocupado por si Sakura-chan malinterpretaba algo y… -calló al sentir los ojos llenos de furia del pelinegro.
-¿Qué se supone que estás insinuando, cabeza hueca? ¡¿Tan poca confianza tienes en mí, eh?! –gruñó entre dientes mirándolo amenazante. Aun así, Naruto no perdió la calma. Había visto a su amigo muchas veces (más de las que quería) de esa forma.
-No, solo que como Megan tiene, al parecer, tantas cosas en común contigo y te entiende debido a que lleva una vida parecida a la tuya, pues parecía que tenías afinidad con ella –dijo poniendo a prueba la lealtad de Sasuke.
Azul y negro se enzarzaban en una batalla en la que las miradas decían todo. Pronto Sasuke cerró los ojos frunciendo el ceño y suspiró con cansancio.
-No puedo creer que tenga que darle unas explicaciones tan obvias a la persona que, hasta ahora, pensaba que era la que mejor me conocía de todas –dijo acusadoramente mientras se masajeaba el puente de la nariz con los dedos. Naruto desvió la mirada un tanto sonrojado por la confesión de su amigo. Lo sentía, pero tenía que saberlo, por su otra mejor amiga, Sakura-. Claro que no. Megan y yo sólo somos compañeros de trabajo y oficio. Puede que sea verdad que tenga cierta afinidad con ella pero eso no significa que me atraiga como posible pareja sentimental ni sexualmente –explicó con sinceridad. Naruto sonrió levemente, aliviado y orgulloso de ser su amigo en aquellos momentos- Además, no podría hacerle eso a Sakura… jamás –dijo por último apretando los puños, imaginándose una vida vacía, sin su molestia pelirrosada.
En aquel instante, sintió la mano de Naruto en su hombro-. Me alegro de haber confiado en ti hasta el final, teme –dijo con una amplia sonrisa. Sasuke lo miró un momento y después bufó dibujando una medio sonrisa en sus labios.
Tenían una amistad muy fraternal y no podía ser destruida por nada en el mundo. Esperaba, pensaba Naruto, que si se involucrara mucho en aquel asunto, aquella convicción correría peligro.
De momento, mantendría un ojo puesto en Megan. Después ya pasaría lo que tuviera que pasar.
++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
Una mujer occidental andaba por la calle principal de Tokio. Sus andares elegantes le hacían parecer una persona importante y famosa, y muchas personas se la quedaban mirando aun cuando no sabían quién era. Pero ella no parecía estar haciendo especial caso a lo que le rodeaba, sino que se encontraba pensando en cierta conversación que había hecho que saliera de su despacho para poder despejarse y reflexionar…
FLASHBACK
Megan, sentada detrás de su gran escritorio, atendía una llamada internacional desde su móvil. Desde que se había trasladado a Japón, las llamadas desde Inglaterra se habían hecho más frecuentes. Justo cuando estaba colgando, Kakashi entró en el despacho.
-Veo que no dejan de mandarte trabajo desde Londres. A este paso vas a necesitar más mi ayuda –dijo el peliplata guiñándole el ojo.
Megan bufó, haciendo que sonriera-. Si no fuera por el apoyo y la ayuda de Sasuke, no sabría cómo moverme realmente por la sociedad empresarial japonesa. Debiste enseñarme mejor –reprendió en tono de burla.
-Mea culpa –reconoció Kakashi con un gesto muy exagerado.
-No importa. ¿Sabes si ya se ha aprobado el proyecto conjunto que se llevará a cabo con E.M.U? –preguntó con tono impaciente. Kakashi se dio cuenta, pero cuando iba a contestar, Megan volvió a hablar-: Bueno, llamaré a Sasuke a ver si podemos hablarlo tranquilamente –dijo cogiendo rápidamente el móvil.
A este punto, Kakashi ya no pudo hacer otra cosa que confirmar sus sospechas. Se acercó con gesto serio al escritorio y posó una de sus manos sobre el móvil de Megan suavemente. La chica levantó la mirada y se encontró con los ojos oscuros del peligris.
-¿Qué es lo que pretendes, Megan? –preguntó finalmente.
Megan se sorprendió pero se recompuso en una mueca de ingenuidad-. ¿A qué te refieres? –respondió con incredulidad.
Kakashi entrecerró los ojos-. Me refiero a que estás increíblemente apegada a Sasuke desde que lo conociste en persona y no haces otra cosa que concertar reuniones y eventos para poder hablar y pasar tiempo con él –dijo con tono especulativo.
-¿Y? ¿Pasa algo si fuera verdad? –contraatacó Megan moviendo una mano con indiferencia.
-Pues va a ser que sí pasa, porque te recuerdo que Sasuke tiene una relación con Sakura y creo pensar en que tus planes con él no tienen intención de incluirla a ella –Megan bufó divertida, pero se la veía contrariada. Kakashi había dado en el clavo. Suspiró- Mira, Sasuke es una persona muy importante en mi vida; un gran estudiante que, a pesar de ser tan frío y arrogante, logró hacerse un lugar en mi limitada vida social. Y sí, sé que es una persona muy parecida a ti y que por eso te has fijado en él. Pero es por el cariño que os tengo a ambos que te pido que te detengas antes de hacer nada que os haga daño mutuamente. Por favor, Megan, te lo pido como tu tío: no hagas nada que después no haya merecido la pena –pidió con una mirada amable a su sobrina.
Kakashi se había convertido en su tío seis años antes debido a su matrimonio con la hermana más joven del padre de Megan. Desde el primer momento en que la conoció, le tomó un cariño especial por su impresionante parecido con el pequeño de los Uchiha y siempre pensó que se podrían llevar bien. Pero nunca pensó que Megan lo ambiciara tanto como para meterse en medio de la relación del pelinegro. Sabía que Sasuke estaba feliz con Sakura y eso le tranquilizaba y lo contentaba. Megan podría encontrar a otro hombre que fuera perfecto para ella y ahora era el mejor momento para advertirla.
Pese a todo aquello, Megan no dijo nada. Se levantó en silencio, se puso su chaqueta y pasó justo al lado de Kakashi, que la miraba expectante.
-Voy a dar una vuelta –informó mientras cerraba la puerta tras de sí.
Kakashi se quedó mirando la puerta, albergando la esperanza de que Megan tomara la decisión correcta.
FIN DEL FLASHBACK
Sabía que su tío Kakashi se preocupaba por ella, pero no dejaba de pensar en luchar y no rendirse para conseguir lo que quería. Después de todo eso es lo que le había enseñado su padre… Y ella quería ser feliz.
Antes de poder seguir reflexionando sobre aquello, el objetivo de sus sueños apareció delante de ella. Sasuke salía de una tienda con Shouta en brazos y una pequeña bolsa en una mano. El pelinegro se colgó la bolsa de la muñeca y, ahora con la mano, ayudó al bebé a colocarse bien el chupete que estaba a punto de caerse de su pequeña boquita. Shouta sonrió con, lo que a Megan le pareció, aprecio y agradecimiento. Entonces, los grandes y curiosos ojos del bebé se posaron en ella. Ella se quedó inmóvil unos segundos hasta que Sasuke siguió la escrutinizante mirada del pequeño y la vio. En ese momento, Megan volvió en sí y sonrió. Sasuke saludó con un cortés movimiento de cabeza y se acercó a ella.
-Buenas tardes, Sasuke –saludó todavía sonriendo.
-Hola –respondió con una pequeña sonrisa- Pensaba que esta tarde estarías ocupada, al menos, eso es lo que me dijo el estúpido de tu tío –dijo con tono de burla al recordar la conversación con Kakashi aquella misma tarde.
-Hasta Kakashi tiene que dejarme mi propio espacio de vez en cuando –respondió con una carcajada apuntando en su mente recordarse a su querido tío que no se volviera a entrometer en sus asuntos- ¿Día libre? –preguntó trivialmente.
-Sí, aunque más parece un día para hacerse cargo de las tareas domésticas que otra cosa –Shouta seguía mirando a Megan en silencio- Sakura está trabajando y pocos días coinciden nuestros días libres, así que nos vamos turnando. No me puedo quejar después de todo –explicó mientras colocaba bien a Shouta en sus brazos.
-Ajá, aunque no debes tener ninguna molestia al cuidar de un niño tan bueno y tranquilo, ¿no? –apreció acariciando levemente con un dedo la mejilla regordeta de Shouta.
-No te creas. Es tímido con personas que no conoce, como tú. Pero después es un bicho de mucho cuidado. Venga, Shouta, dile “hola” a Megan –animó al pequeño, pero lo único que hizo fue esconder su carita en el hombro de Sasuke. Éste rió- Te lo dije. Pero, esta es la primera vez que lo ves en realidad, ¿verdad? Siempre lo habías visto en fotografías.
-Sí, es cierto, pero me alegro mucho de haberlo conocido, sobre todo por lo monísimo y guapo que es. Seamos amigos, pequeño Shouta –dijo Megan con una dulce sonrisa. Shouta la miró de reojo y se sonrojó al entender sus elogios. Sakura se los decía a diario.
Sasuke sonrió ante la reacción del pequeño-. ¿Tienes tiempo libre? Te invitaría a tomar un café pero ya llego tarde a casa para dar de cenar a Shouta –dijo un poco apurado Sasuke al escuchar los pequeños rugidos que salían del estómago de Shouta. El pequeño se cogía unas increíbles rabietas cuando tenía mucha hambre.
-Oh, no te preocupes. Supongo que volveré a la oficina. Kakashi estará esperándome –dijo Megan con un tono un poco cansado. Sasuke supuso que había pasado algo para que Megan se hubiera marchado de su oficina a mitad de una tarde de trabajo.
-Espera. Seguro que a ese estúpido no le pasará nada por esperar un poco más. Te invito a mi casa a tomar un café. ¿Quieres? –sugirió el pelinegro esperando animar a la morena.
-Muchas gracias –fue lo único que dijo antes de montarse en el coche de Sasuke.
Se había dado cuenta de que estaba intentando animarla y eso la puso muy contenta. Ahora podría pasar una agradable tarde con el hombre de sus sueños y su encantador bebé. Solo esperaba que nadie, ni Kakashi, ni Sakura, interrumpiesen aquel momento.
++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
Sakura entró en su despacho con una exclamación de alivio. Acababa de hacer una ronda para comprobar la situación de sus pacientes y estar tanto tiempo de allá para acá de pie, la había dejado un poco exhausta. Se sentó en su escritorio para comprobar los historiales médicos y decidió ir un rato al laboratorio para seguir con sus investigaciones y proyectos médicos. Recogió algunos informes y cogió su busca por si acaso necesitaban su ayuda. Le echó un último vistazo al marco digital que se compró a la vez que el de Sasuke y que había llenado de fotos de ellos tres además de sus amigos, padres y algunos compañeros de trabajo, además de fotografías que había encontrado de cuando ella era pequeña. En ese momento, la pantalla mostraba una foto de ella con la tierna edad de cinco años siendo abrazada por sus padres. Todos estaban sonriendo, aun en la situación de relativa pobreza en la que se encontraban en aquel entonces. Ahora todo se había solucionado y todos vivían holgadamente y sin preocupaciones. Sin embargo, ella guardaba varios sentimientos especiales por aquella fotografía debido al sentimiento de unión y amor que ésta le transmitía de vuelta. Ni todo el dinero del mundo podría nunca separar a aquellas tres personas…
…konna kimochi shiranakya yokatta/mou nido to aeru koto mo nai no ni/ aitai aitai nda/ ima demo omou kimi ga ita ano natsu no hi o…
Sakura volvió a la realidad al escuchar el tono de llamada de su móvil. Buscó en su bata blanca y lo encontró en un bolsillo interior. Vio quién la estaba llamando y comprobó que era su madre. Frunció el ceño al recordar que había hablado con ella aquella misma mañana y se preguntó qué le podría pasar. Descolgó y se llevó el aparato a la oreja.
-¿Mamá? ¿Pasa algo? –preguntó a modo de saludo.
-¿Sakura? ¡Sakura! –exclamó la voz compungida de su madre. Estaba llorando.
-¿Mamá? Tranquila. ¿Qué pasa? ¿Ha pasado algo? ¡Mamá! Por favor, tranquilízate y cuéntame qué es lo que está pasando –decía inquieta y preocupada Sakura al escuchar el llanto de su madre.
-Tu padre… Papá… Ha tenido un infarto –anunció entrecortadamente, sollozando.
De repente, Sakura sintió que se le venía el mundo encima. ¿Le… le estaba diciendo que su padre está… está…?
-No… No puede ser, pero papá… No me digas… Por favor, mamá, dime que papá está bien –pidió con tono angustiado, con lágrimas en los ojos.
-Ahora mismo lo están trasladando a Tokio, pero aunque está estable todavía tiene varios periodos graves y frecuentes. Pensaba que ya te habrían informado pero… Oh, hija, todo ha pasado tan rápido que no sé qué hacer –explicó desesperada, esperando que su hija la salvase de aquella terrible situación. Pero lo cierto era que ella estaba igual o más asustada que su madre.
-¿Aquí? ¿Lo trasladan a este hospital? –preguntó como si estuviera hablando para sí- Mamá, cálmate y coge el primer tren que salga hacia Tokio. Llama a los padres de Sasuke y explícales lo que ha sucedido. Yo dispondré todo aquí para cuando llegue papá –ordenó intentando ordenar su mente y mantener el control de sus insistentes ganas de llorar. Al otro lado, su madre asintió entre llantos cada vez más asustada. Sakura tuvo que decirse a sí misma que tenía que ser fuerte por su madre- Mamá, todo saldrá bien, ¿de acuerdo? Yo misma me ocuparé de que papá salga de ésta. Confía en mí, mamá. Te quiero –prometió con decisión y valentía que le dio a su madre los ánimos y la confianza para responderle:
-Confío en ti, cariño. Salva a tu padre, te lo pido por favor. Te quiero. Llegaré lo más rápido posible – respondió con una nueva fuerza y esperanza en su voz.
La llamada se cortó y entonces corrió fuera de su despacho con él móvil en la mano; todavía tendría que hacer un par de llamadas más para poder conseguir un apoyo completo.
-¡Sakura! ¡Tu padre…! –gritó Tsunade llegando deprisa por el pasillo.
-Lo sé. Por favor, llama a Takayama-san y dile que se prepare para una operación urgente. Yo misma le asistiré. Hay que tenerlo todo para cuando llegue –dijo ocultando su miedo bajo una máscara de seriedad.
Tsunade no sabía si dejar que Sakura se encargara de su padre, aun cuando uno de los mejores cardiólogos se hiciera cargo de él. Las emociones podían hacerle pasar un mal momento durante la intervención. Pero al ver la cara de su discípula supo que no iba a dejar morir a su padre.
Nunca.
++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
Megan se quedó mirando con atención el apartamento de lujo de Sasuke. Le gustó lo que vio aunque un poco menos que las cosas de Sakura descansaran por el lugar como si estuvieran recordándole que ella también vivía allí.
Sasuke dejó a Shouta en el parque de juegos que había en el salón e indicó a Megan que se sentara donde quisiera. Rápidamente, Orus se acercó a ella para conocerla y jugar un poco con ella. Se impresionó con la grandeza y elegancia del canino y no tardó en regalarle cariñosas caricias.
-Espero que estés cómoda –deseó Sasuke mientras le entregaba una taza de café. Mientras, la papilla de Shouta se calentaba en el microondas- Siento que el apartamento esté un poco patas arriba; no sabía que iba a tener visitas hoy –se disculpó, suspirando mientras se dejaba caer en un sillón.
-Sí, no te preocupes. Soy yo la que está molestando al venir de improviso –respondió con una sonrisa. Le dio un sorbo al café.
-He sido yo quien te ha invitado así que no seas tan modesta, por favor. De todas formas, lo he hecho porque te veía con ganas de desconectar de fuera lo que fuera –se excusó el pelinegro tomando un poco de su café.
-Y estás en lo cierto. Me has salvado de una crisis existencial bastante peligrosa –dijo en un tono un poco burlesco. Sasuke levantó una caja en una expresión de curiosidad- Pero ahora ya todo está bien –dijo mirando a Sasuke con calidez.
-Me alegro. Ahora intenta relajarte y tomar las cosas con más calma –sugirió Sasuke. Su mirada oscura se desvió hacia el pequeño infante que jugaba alegremente en el parque- Créeme, funciona –dijo con una sonrisa alegre.
-Lo haré –contestó mirando a Shouta también.
A partir de ese momento se enfrascaron en una conversación variada y trivial que ambos disfrutaron. Megan había dicho la verdad en cuanto a que todo estaba bien. Las palabras de Kakashi le habían hecho dudar pero las acciones, palabras y emociones que Sasuke le transmitía y compartía con ella habían hecho que volvieran su determinación y su presentimiento de que estaba haciendo lo correcto en cuanto a conseguir su felicidad.
Pero de repente el tono de llamada de un móvil interrumpió su fluida charla. Sasuke se disculpó y salió al pasillo. Esto fue lo que Megan escuchó desde el salón:
-¿Sí? ¿Sakura? Dime… ¿Cómo? Pero, ¿está bien? Entiendo… Está bien, ahora mismo voy para allá… ¿Tú estás bien? Vale, tranquila… Llamaré a Naruto de camino al hospital… Todo va a salir bien, ¿vale? Llego en unos minutos. No te preocupes por Shouta, está en buenas manos…
Y en el mismo momento en que colgó la llamada, ya estaba de vuelta en el salón. Cogió rápidamente la chaqueta y las llaves. Megan se levantó del sofá y siguió con mirada expectante los movimientos y expresiones preocupadas del pelinegro.
-¿Qué ha ocurrido? –preguntó finalmente.
-El padre de Sakura ha tenido un paro cardíaco grave y ahora lo están trasladando desde Osaka –Megan se quedó en el sitio. No podía más que compadecer a la pobre pelirrosa aun siendo rivales- Siento mucho tener que irme tan repentinamente pero, ¿te importaría cuidar a Shouta hasta que alguien pueda hacerse cargo? –preguntó apresuradamente.
-Por supuesto. Todo el tiempo que sea necesario. Estaré pendiente del móvil por si necesitáis algo –contestó rápidamente, dispuesta a ayudar en lo que fuera. No le dio importancia al hecho de haberse referido “a los dos”, con lo que incluía involuntariamente a Sakura, pero es que no podía dejar de pensar en que si a ella le pasara lo mismo lo estaría pasando muy mal. Dejaría a un lado su rivalidad hasta que se estabilizaran las cosas.
-Muchísimas gracias, Megan –agradeció completamente aliviado. Megan se sorprendió al ver a Sasuke tan preocupado y ansioso.
Se despidió con un pequeño beso de Shouta que miraba la escena con ojillos inteligentes. Dejó corriendo el apartamento regalándole una pequeña y nerviosa sonrisa de agradecimiento a Megan. Mientras arrancaba a toda prisa el coche, llamó a Naruto que, al parecer, estaba con Hinata en su día libre y le contó todo lo que le había dicho Sakura. El rubio se mostró serio y preocupado y quedó en que Hinata y él irían ahora mismo al hospital y que avisarían a sus padres respectivos, ya que eran buenos amigos de los de Sakura.
Por otra parte, pensó que debería dejar a un lado sus celos y llamar a Juugo para ponerle también al corriente de la situación. Suponía que el momento lo precisaba y tampoco era tan mal amigo como para dejarlo a un lado. Sakura también habría llamado al idiota pelirrojo y todos se encontrarían dado el caso.
Pero esta vez lo más importante es que la animaran y la apoyaran todos los que pudieran.
++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
Sasori se dejó caer sobre la arena. Estaba fría porque estaba anocheciendo y el sol no calentaba como por la mañana, pero lo reconfortó bastante después de un duro día de trabajo en la conocida playa de Okinawa. Aquel sería el último día que pasaría allí y el trabajo conjunto con Rie habría finalizado.
El chico suspiró mientras la suave brisa marítima le mecía su pelo cobrizo. Después de pasar casi medio año viajando con Rie y trabajando con ella, se habían convertido en grandes amigos. La chica era lista, alegre y graciosa; pero lo que más le sorprendió al pasar tiempo con ella fue que se olvidaba del rechazo de Sakura y sus sentimientos por ella iban calmándose poco a poco. Sabía que a Rie le interesaba porque era conocida por mantener las distancias con sus compañeros cuando lo ameritaba. Sin embargo, con él se comportaba de una manera muy confiada y amable, y alguna vez que otra le había apoyado en sus momentos de leve depresión. Y a él eso le gustaba. Se había visto adulado por muchas chicas debido a su atractivo físico, pero exceptuando a Sakura, ninguna lo había hecho con tanta sinceridad y buena intención como Rie. Todavía no estaba seguro de lo que sentía y mucho menos si estaba preparado para otra chica que no fuera Sakura.
-¡Sasori! –la voz de Rie interrumpió sus pensamientos. Se acercaba corriendo por la playa y agitaba su brazo a modo de saludo- ¡Gracias por tu esfuerzo! –agradeció como era educado hacer después de un trabajo bien hecho.
-Igualmente –respondió sonriente.
La modelo se sentó ágilmente a su lado y abrazó sus rodillas con sus brazos. Inspiró profundamente mientras cerraba los ojos con satisfacción. Después dejó escapar el aire en un largo suspiro que a Sasori le hizo gracia.
-¿Crees que mantendremos el contacto después de haber terminado este trabajo juntos? –preguntó Rie, de repente seria, después de un raro silencio.
-Pues claro. Tenlo por seguro. De todas formas ambos somos modelos y seguramente este proyecto tenga mucho éxito y nos volverán a hacer más ofertas para trabajar juntos –explicó Sasori mirando al horizonte. En realidad quería decirle otra cosa pero algo lo retenía.
-No me refería a eso… -dijo Rie posando sus brillantes orbes en él. Al contrario que él, Rie no tenía impedimentos para no decirle lo que realmente pensaba.
Sasori le devolvió la mirada y por un momento sus ojos hablaron por ellos.
-Rie, ¿podrías perdonarme por lo que voy a hacer? –preguntó, todavía mirándola con intensidad.
-¿Por qué no…? ¡Hn!
Y entonces la besó. Y también se sintió culpable al hacerlo para poder borrar sus dudas acerca de sus sentimientos. ¿Podría perdonarle después de hacer eso por su egoísmo? Pero entonces se sintió un poco decepcionado. No por Rie, ni por aquel espléndido beso. Sino porque cuando besó a Sakura no sintió lo que esperaba sentir pero que con Rie sí estaba experimentando en aquel momento. Y fue así como sus dudas y temores se esfumaron.
Se permitió disfrutar de aquel beso cuando sintió las pequeñas y delgadas manos de Rie deslizarse por su garganta hasta llegar a su cara. Y supo entonces que la chica no tenía nada que perdonarle. Ella hubiera hecho lo mismo.
Cuando necesitaron respirar se separaron unos milímetros y volvieron a mirarse, sin decir ni una palabra, sin poder creerse lo que había pasado.
…Yea Yea Yea (Yea Yea Yea)/ The Rock City Boy (The Rock City Boy)/ Yea Yea Yea (Yea Yea Yea)/ The Rock City Boy (The Rock City Boy)/ Oh baby JANJAN kabe norikoeyou with my guitar/ Todoku made oh yeah utaou Just music sore dake de/ Kimi ni sasageru yo oh yeah…
Ambos volvieron a la realidad y se separaron completamente. Rie se peinó nerviosamente su largo pelo con una mano mientras que Sasori buscaba su móvil en uno de los bolsillos de la chaqueta vaquera que llevaba.
-Perdona –dijo Sasori un poco avergonzado. Se levantó y miró sonrojado a Rie.
-Sí, sí, no te preocupes. Contesta –dijo sonriéndole y haciéndole gestos nerviosos con las manos, también sonrojada.
Sasori asintió y dio algunos pasos para alejarse de Rie. Lo que pudo escuchar fue lo siguiente:
-¿Moshi moshi? ¡Sakura! Claro, dime… ¡¿Qué?! No puede ser posible… ¿Tu madre está bien? Sí, sí, no pasa nada, estoy en Japón y he terminado mi último trabajo. Ahora mismo cojo un avión hacia Tokio. Estaré allí en menos de una hora. Tranquila, todo irá bien –se despidió y colgó.
Se acercó corriendo a Rie. Ella ya se encontraba de pie. No preguntó nada pero Sasori habló por ella:
-Lo siento mucho, Rie. Tengo que irme inmediatamente a Tokio; el padre de Sakura ha sufrido un infarto y tengo que estar allí. Debo muchísimo a sus padres por el cariño que me han dado cuando perdí a mis padres. Espero que lo entiendas –explicó apresuradamente cogiéndole de ambas manos.
-Es importante para ti, y lo entiendo –respondió con una pequeña sonrisa. Esperaba que su tristeza no se notara mucho- Ve, vamos, no pierdas más tiempo –dijo soltándose del agarre de Sasori suavemente. Sabía que si no lo soltaba no le dejaría ir.
Sasori le sonrió con agradecimiento-. Arigatou –agradeció dándole un rápido beso en la comisura de los labios- ¡Te llamaré cuando todo esté en orden! –prometió mientras corría hacia donde estaba su mánager.
Rie se despidió con un gesto de mano. De nuevo, sakura se había interpuesto entre Sasori y ella; y aunque era una situación que no se podía evitar, le entristecía que la chica que había rechazado a Sasori todavía ocupase un lugar tan grande en su corazón.
No le gustaba nada tener celos y envidia, porque ella no era así. Pero era la primera vez que tenía un flechazo tan intenso por un chico.
Y en el amor hay que sufrir.
++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
Juugo salió de la ducha con una toalla atada a la cintura. Se acercó al armario para buscar algo que ponerse para salir a cenar con su compañera de piso y mejor amiga, Chiharu. Mima, la gatita siamés que tenían como mascota, saltó de su cama y se refregó por las piernas aun húmedas de Juugo. Al sentir el agua se apartó rápidamente y comenzó a bufar. Juugo se rió y se agachó para acariciarle. El animal se tranquilizó y salió por la puerta entreabierta. En ese momento comenzó a sonar el teléfono de casa.
-Ya lo cojo yo –escuchó decir a Chiharu desde la sala de estar.
Él siguió con lo suyo y pronto decidió ponerse unos vaqueros y una sencilla camiseta de mangas cortas. Total, para ir a un PizzaHut no se necesitaba nada excesivamente formal. Pero cuando sólo había comenzado a subirse los bóxers, Chiharu abrió la puerta con emergencia.
-¡Chi-chan! –gritó Juugo sorprendido.
-¡Juu-kun! –gritó a su vez Chiharu, dándose la vuelta y cerrando la puerta. La vergüenza que sentía era comparable a la urgencia de hablar con el pelinaranja.
Juugo terminó de vestirse rápidamente y con un gran sonrojo y bochorno, abrió la puerta encontrándose con la cara roja y pequeña de su querida amiga.
-¿Se puede saber qué pasa para que entres así en mi habitación? –preguntó intentando sentir el enfado que no podía salir por la vergüenza.
-¡Go-gomen! En serio, lo siento. Tanto por lo que acaba de pasar como por no poder ir a cenar juntos –se disculpó haciendo que Juugo la mirara interrogante- Sasuke-kun acaba de llamar diciendo que va de camino al hospital –el corazón de Juugo comenzó a latir muy rápido- No ha podido contactar contigo por el móvil porque no lo cogías –era verdad, cuando salió del baño se fijó que la luz de las notificaciones del móvil estaba encendida. Estaba tan nervioso que no sabía que decir a las palabras de Chiharu- Sakura nos necesita: su padre ha tenido un infarto y necesita el apoyo de todos –terminó de explicar con seriedad la pequeña chica.
Juugo no podía expresar el inmenso alivio que le invadió cuando se confirmó que Sakura no era la involucrada, al menos no directamente. Al segundo se reprendió a sí mismo por pensar así cuando la pelirrosa tenía que estar pasándolo fatal.
Y cuando se encontraba sentado en el coche con Chiharu a su lado también se reprendió por no haber pensado en agradecerle a Sasuke su gran acto de amistad.
Sin duda, le agradecería todo cuando lo viera en el hospital.
++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
Sasuke bajó (casi tirándose del coche rápidamente y atravesó el aparcamiento corriendo. Nada más entrar en el hospital se encontró con Naruto e Hinata preguntando a la compañera de recepción. Se acercó a ellos y después de saludarse con abrazos de consuelo y apoyo se encaminaron hacia la sala de espera que se encontraba delante de la sala de urgencias donde estaba siendo operado el padre de Sakura, que al parecer había llegado un cuarto de hora antes de que llegaran ellos. Si no hubiera sido por el atasco que lo retuvo en el último momento, podría haber estado allí para tranquilizar a Sakura antes de la operación.
En cuanto llegaron allí ya estaban sus padres, los de Naruto, los de Hinata y, por supuesto, la madre de Sakura que estaba siendo atendida por la amable Mikoto, dejando hacer efecto sus dotes de psicóloga profesional como llevaba haciendo casi treinta años. Fugaku parecía estar hablando por el móvil con Itachi. Delante de ellos se encontraban sentados Juugo y Chiharu, quiénes se levantaron nada más ver al pelinegro.
-Gracias por avisar –agradeció Juugo después de saludarle con un fuerte abrazo.
-Es lo menos que podía hacer –respondió con una pequeña sonrisa-. Además, a Sakura le alegrará veros aquí –dijo mirando con agradecimiento a Chiharu, quien asintió con gravedad.
Después se acercó a su suegra y a su madre, y la primera le abrazó con calidez mientras se resistía a llorar. Mikoto acariciaba con gesto triste su pelo mientras Sasuke la estrechaba en un fuerte abrazo intentando reconfortarla. Podía sentir el miedo de pérdida que sentía su suegra y pensó en si él se pondría así también si algo le pasara a Sakura. Y cuando la mujer dije entre sollozos el nombre de su marido, entonces supo que sí, o incluso podría ser peor.
Unos minutos después, Sasori apareció corriendo por el pasillo y antes de ni siquiera preguntar se acercó a la madre de Sakura y la estrechó entre sus brazos. Ahora parecía como si ella estuviera consolando a Sasori por lo preocupado y nervioso que estaba. Recordó que Sakura le contó que sus padres cuidaron mucho de él cuando los suyos fallecieron y por eso ellos eran como padres para él.
Después de los saludos, la sala de espera se convirtió en la sala del absoluto silencio. Nadie decía nada y solo había miradas preocupadas y ansiosas hacia la puerta de la sala de urgencias. La espera se estaba haciendo muy dura.
Entonces, después de casi hora y media, la puerta se abrió dejando salir a una chica pelirrosa con una bata blanca y que todo el mundo reconoció. Sasuke se levantó rápidamente y se acercó, como todos los demás, a Sakura. Parecía muy cansada y triste, y aparentaba unos cuantos años mayor de lo que era.
Sasuke se la quedó mirando mientras todos preguntaban cómo había ido la operación. Cuando fue a contestar miró sólo a su madre:
-Ha habido algunas complicaciones pero papá ahora está estable –informó para alivio de todos los presentes. Pero la situación no duró mucho-: Pero el riego sanguíneo se había detenido por gran parte del corazón y para cuando hemos podido solucionarlo ya había caído en coma. No sabemos cuándo podría despertar con seguridad –dijo al borde de las lágrimas-. Lo siento, mamá; lo siento, no he llegado a tiempo, yo… -se disculpaba intentando secarse las lágrimas.
Estaba seguro de que todos los presentes querían abrazarla y consolarla, decirle que no era culpa suya y que lo había hecho lo mejor que había podido. Pero su madre se adelantó a todos ellos:
-No, hija. Le has salvado –dijo abrazándola, sin rastro de lágrimas en su voz-. Le has dado una nueva oportunidad para vivir, cosa que yo no puedo hacer aunque quiera y eso es más importante que nada –dijo tranquilizándola. Se separó un poco de ella y le sonrió-. Gracias, cariño mío. Estoy segura de que papá despertará –aseguró acariciándole la mejilla, borrando el camino de la última lágrima.
Madre e hija se volvieron a abrazar y cuando Sakura se hubo calmado, les dijo que podían ir a visitar a su padre a una de las habitaciones contigua a la sala de emergencia, y le dijo a su madre que allí se encontraría el cardiólogo que se había hecho cargo de la operación y que le preguntara todo lo que quisiera al respecto. Todos fueron despidiéndose cariñosamente de Sakura y Mikoto y Fugaku le abrazaron como si fuera su propia hija, asegurándole que dejarían su casa a disposición de su madre para que pudiera pasar su estancia en Tokio con comodidad y protección. Sakura fue dando las gracias a todos por haber venido y por su gran apoyo. Recibió fraternales abrazos de los demás padres, fogosos y calurosos abrazos de Naruto e Hinata, tuvo una pequeña pero reconfortante charla con Sasori y Chiharu y Juugo la animaron con sus alegres y amables personalidades.
Finalmente, Sasuke era el único que no había dicho nada. Así que cuando se quedaron a solas se miraron a los ojos y esperaron a que alguno de los dos dijera algo. Sakura fue la primera:
-Hola –dijo como si no lo hubiera visto antes. Su sonrisa reflejaba el cansancio que sentía por todo el esfuerzo empleado.
Sasuke respondió con otra sonrisa, aunque un poco más animada. Le cogió de las manos y la atrajo hacia él-. Ven aquí –dijo estrechándola entre sus brazos.
Sakura se acurrucó en su pecho, tranquilizándola la calidez de Sasuke. Se quedaron en silencio, disfrutando de esa conexión especial que sólo ellos dos conocían cuando sus cuerpos se tocaban. Todos sus gestos hablaban por ellos.
-Te amo –dijo Sasuke, apoyado en la cabeza de Sakura.
Sakura sonrió. Eso era una de las cosas que amaba de Sasuke. Ella no quería ni su compasión ni su pena. Sólo quería su apoyo incondicional y con esas dos palabras era más que suficiente. El pelinegro sabía leer y ver las diferentes situaciones a las que se enfrentaba y actuaba en consecuencia de ello. Y ahora había dicho las palabras correctas.
-Yo también –musitó contra el pecho del pelinegro. Lo abrazó más fuerte-. Arigatou –agradeció, sintiendo los labios de Sasuke en su coronilla.
++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
-Lo siento.
Aquellas dos palabras reverberaron en la habitación antes de que su portavoz saliera por la puerta. Megan se quedó sentada en el sillón en el que se había acomodado para conversar con su prometido y pasar una gran noche.
Quien hubiera dicho que él quisiera romper su compromiso en la primera parte de su “emocionante” noche.
Ella se había quedado en silencio, asimilando un nuevo abandono. Tres hombres, tres compromisos, tres abandonos. Y se suponía que a la tercera va la vencida. Pero por lo visto la suerte no iba con ella.
Sentía el dolor pero no lloraba, no gritaba, no sollozaba. Sólo pensaba en que, si había una próxima vez, no volvería a ser abandonada.
++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
Megan recordaba aquel episodio de hace dos años mientras Shouta se acurrucaba a su lado en el sofá y apoyaba su cabecita a un costado suyo. Se disponía a dormirse pero se encontró con la amable mano de Megan en su pelo. Levantó la vista y le otorgó una sonrisa adormilada. Después cerró los ojos y se sumió en un profundo sueño inculcado por las caricias de su nueva amiga.
Y entonces Megan pensó en Sasuke como padre, como amante, como confidente, como amigo, como compañero. Y otra vez, entonces, se decidió a no rendirse en su objetivo. En no ser abandonada de nuevo.
Ella haría que la cuarta vez fuera la vencida.
Bueenas, tengo que decir adoro esta historia. Por eso mismo he decidido nominarte a los Liebster Awards (¡felicidades!) pásate por mi blog para enterarte bien de todo.
ResponderEliminarBesos.